47 El horror de las siete púas de hueso

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Un aluvión de jabalinas, lanzas y hachas estaba a punto de caer sobre el Pequeño Esqueleto, cuando de pronto las siete púas de hueso se desprendieron de su espina dorsal con crujido y comenzaron a flotar en el aire, girando sobre sí mismas como extrañas peonzas. Luego empezaron a desplazarse alrededor del cuerpo del pequeño esqueleto, siguiendo un patrón ordenado.

El Pequeño Esqueleto se mantuvo en su sitio, empuñando su puñal de hueso. Pero su pequeño cuerpo se estremeció alocadamente como si sufriera un ataque epiléptico. Las siete púas de hueso aumentaron la velocidad con la que rotaban a su alrededor, de acuerdo a la voluntad de su dueño, como si fuesen controladas por manos invisibles, creando un perímetro defensivo.

Se escucharon sonidos de crujidos y resquebrajamientos cada vez que las púas de hueso interceptaban en el aire a las armas que se les acercaban, golpeándolas y partiéndolas en pedazos. Ni una sola llegó a estar cerca de golpear al pequeño esqueleto.

Bryan se pellizcó la cintura y el dolor de su costado le confirmó que no estaba soñando. Sabía que el Pequeño Esqueleto podía hacer levitar su daga para atacar a sus enemigos, pero nunca hubiese imaginado que también usaría las púas de su espalda de modo que formaran un arma tan aterradora. En ese momento sentía que su criatura era la más increíble del mundo.

Entonces lo recordó: era la "Ley de Eficiencia para Encantamientos Mágicos" que había visto en las memorias de Chu Cang Lan. Precisamente trataba sobre cómo controlar tesoros o arma mágica para que atacasen sin necesidad de emplear la propia fuerza física. No tenía idea de cómo había ocurrido, pero la noche en que marcó a su esqueleto de algún modo también le había trasmitido esos conocimientos mágicos. De hecho, esa también fue la primera vez que lo vio hacer levitar su daga de hueso para atacar a uno de sus blancos de paja. En ese momento eso le había parecido extraordinario, pero verlo activar al mismo tiempo sus siete púas de hueso era algo que sobrepasaba todas sus expectativas.

Para activar este poder se necesitaba un profundo entendimiento de la "Ley de Eficiencia para Encantamientos Mágicos", pero eso no era suficiente. El mago demoníaco primero debía poseer un artefacto que estuviese mágicamente vinculado a él por medio de su fuerza vital y que compartiese parte de su mente. Ese complejo encantamiento era la "Asimilación de Tesoros Mágicos" y le permitía al mago crear armas mágicas que solamente obedeciesen a su creador.

Todo esto significa que, de alguna manera desconocida, el Pequeño Esqueleto había realizado la "Asimilación de Tesoros Mágicos" nada menos que 8 veces, primero sobre su daga y luego sobre las púas en su espalda. Después había conseguido comprender por sí solo la Ley de Eficiencia...

"¡Pero si se trata de magia avanzadísima! ¡Ni siquiera yo lo he conseguido todavía, pero este pequeño ya tuvo éxito! ¡Múltiples éxitos además! ¡Es increíble!" Pensaba Bryan emocionado. Lo cierto es que él no tenía en su poder ningún artefacto que pudiese trasformar en su arma mágica y por eso todavía no tenía sentido intentarlo. Pero su Pequeño Esqueleto ya dominaba estos poderes.

- ¡Por los nueve infiernos! ¡¿Qué clase de monstruo es ese pequeño esqueleto?! - Fabián lanzó una fuerte exclamación y luego se puso a murmurar en voz baja de forma entrecortada mientras miraba toda la escena con los ojos desorbitados.

Al ver que todas sus armas arrojadizas habían sido destruidas, los troles estaban estupefactos y parecían incapaces de comprender por completo lo que estaba pasando. Entonces las siete púas de hueso dejaron de girar hasta quedar completamente estáticas, luego apuntaron y salieron disparadas en varias direcciones, atravesando limpiamente las gargantas de los Guerreros Trol más próximos, que en su estupor no fueron capaces de reaccionar a tiempo y cayeron muertos.

The Great Demon King I - Libro Primero El Bosque OscuroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora