49 Una venganza pendiente

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- ¿No eres ese sirviente recadero de los necromantes? - preguntó Claude mientras se acercaba con el ceño fruncido.

- Soy Bryan, el sirviente recadero... ¿Quién habría pensado que nos encontraríamos por estos lares, mi señor? - Bryan asintió, bebió otro trago de vino y respondió sonriendo.

- Parece que aquí ya no quedan asientos. Claude, ¿por qué no buscamos otro lugar para cenar? - Preguntó Irene mientras lanzaba una mirada de desdén a Bryan.

- Sería en vano querida, para estas horas sólo la posada y la taberna ofrecen alimentos, a excepción de algún sitio de poca monta. Aquí solo está este sirviente y ya que todos pertenecemos a la Academia, estoy seguro de que no le importará compartir la mesa. ¿No te importa, ¿verdad? ¿Dijiste que tú nombre era Bryan? - Claude le hablaba a Irene con una sonrisa en el rostro, luego se volvió hacia él y le preguntó con un tono afable.

- ¡Por supuesto, sería un honor! Estaré dichoso de compartir mi mesa con ustedes, siempre y cuando estar en mi compañía no reste en algo su dignidad. - Bryan era todo sonrisas, pero en su interior se arremolinaban malévolos pensamientos. Claude había herido a su Pequeño Esqueleto para congraciarse con Irene. Quizá el Sargento Caballero ya se habría olvidado de ese asunto hacía bastante tiempo, pero Bryan nunca lo olvidó ni tampoco lo perdonó. Ahora que su poder había aumentado sentía cada vez menos reservas a la hora de tomar acción y durante mucho tiempo había soñado con encontrar una oportunidad para vengarse de Claude. Ahora, como caído del cielo, el propio Claude era el que se le había acercado y no pensaba dejarlo ir sin sufrir un poco.

- ¡Pues yo detesto a todos los de esa escuela necromántica y sus esclavos o sirvientes no son la excepción! - Irene frunció el ceño y miró a Claude mientras hablaba con frialdad.

Claude se acercó a la mesa luego de lanzarle una mirada significativa a Irene. Entonces sonrió y le dijo a Bryan: - Dime pequeño esclavo, ¿dónde están los estudiantes de necromancia? No veo ninguna señal de ellos ¿cómo es que estás aquí solo? Oh, ahora que lo pienso, ¿podrías decirme como un sirviente recadero ha podido costear un festín tan suculento de carne y vino? ¡Qué sorprendente! -

Al oír esto, Irene también miró a Bryan sorprendida. Ahora parecía estar especialmente intrigada por las preguntas de Claude y ya no tenía prisa por marcharse. Cuando Claude vio que había despertado la curiosidad de la muchacha, limpió el polvo en el asiento frente a ella y le retiró la silla para que se sentara. Sólo al final se sentó él mismo.

Bryan arrancó un pedazo de carne a la parrilla con una mano y comenzó a tramitarla hacia su estómago de un solo bocado, como si nada hubiera pasado. Tras un pequeño eructo y otra bocanada de vino, se frotó el estómago con satisfacción y dijo con una sonrisa: - La Maestra Fanny y los otros deberían estar de vuelta pronto. Tenían miedo de que yo fuera un lastre durante su viaje, ya sabe, cuando el peligro aumentara. Así que me dieron algunas monedas y me mandaron a que los esperase aquí. ¿Hay algún problema? -

- No, ninguno. Así que eso es lo que pasó. Claro... y dime Bryan, ¿Qué tal estuvo su viaje? ¿Encontraron alguna criatura interesante? - Claude le preguntaba sonriente y de vez en cuando le guiñaba un ojo a Irene.

Contrario a lo que había dicho, la expresión de Irene revelaba interés y también estaba mirando fijamente a Bryan. Era obvio que quería averiguar si los necromantes habían obtenido algún tesoro valioso.

Pero Bryan se limitó a sacudir la cabeza y fingir ignorancia: - No lo sé, porque me regresaron a mitad de camino. Tampoco se mucho de estas cosas, así que no podría decirles si obtuvieron algo valioso, pero me imagino que no regresarán con las manos vacías. -

Irene miró a Bryan despectivamente y resopló con frialdad: - Huh. ¿Esos mediocres? ¿Qué clase de botín podrían obtener? A lo sumo podrán cazar algunas criaturas mágicas de nivel cinco y probablemente les resultaría difícil matar a una de nivel cuatro. -

The Great Demon King I - Libro Primero El Bosque OscuroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora