Soledad pertenecía a una familia completa; sin embargo, para ella era una fuente de problemas interminables. La convivencia familiar, junto a la permanencia en el Instituto habían convertido su vida en todo un infierno. Cabe aclarar, un infierno personal, según ella.
Miren, voy a utilizar algunos fragmentos del diario de Soledad. Es que hay situaciones que me gustaría se enteraran con las propias palabras de ella. Siento que será más entendible leer lo originalmente escrito por ella a que yo trate de explicar lo que ella quiso decir —les dijo Don Chema a los oyentes. Fue hasta el cuartito de la bodega donde desde su llegada al Colegio se había convertido en su hogar. Tardó varios minutos, aunque al regresar ya había varios desertores, Canddy todavía estaba presente —. ¿Saben? Secretamente cuando escribimos un diario, lo hacemos imaginando que alguien algún día lo pueda leer. Sólo espero que a ella no le moleste que le de lectura frente a ustedes. Ya habrá tiempo después para pedir su permiso. Mientras tanto, procedo a leer una de sus páginas.
—¿Cómo llegó ese diario a sus manos? —preguntó Canddy, la más interesada en la historia.
—Solamente al final te lo podré decir.
Era un engargolado azul con pastas muy finas.
Del diario de Soledad, cuando se sentía muy triste:
A veces pienso que es mejor morir, pues a nadie le importo seriamente. A mi hermana le valgo. Me pone apodos, me humilla, se cree la importante conmigo y me dice que nunca ningún hombre se enamoraría de mí.
Y mi otra hermana, sólo a veces le importo, ¿o quién sabe? Y mi hermano está lejos, ya esta casado. Mi mamá sólo ve lo que hago mal. Me presiona de más. Esta obsesionada en convertirme en una doncella glamorosa. Ya ni a Alicia le exigen tanto. Además, mi mamá piensa que somos ricos, y no lo somos. Y eso es desgastante. Y mi papá me regaña por todo, o más bien, por nada. Como si yo fuera la culpable de sus desdichas. Yo no pedí ingresar al Instituto. En ocasiones me corre de su lado con un: "largo de aquí". Por eso digo que sería mejor morir a tener que seguir aguantando los regaños y humillaciones de mi familia. Ya ni en el Instituto me tratan así.
Por eso por las noches me pongo triste y tiendo a llorar. Cuando el llanto me lo permite puedo escribir. Odio llorar, pero es inevitable. Sufrir es parte de mi vida y creo que nunca me abandonara esta sensación; no lo soporto, es horrible, como nadie se lo imagina.
Mis amigas son todo lo que tengo, ellas no me hacen sufrir. Dios quiera pronto llegue el príncipe con el que tanto sueño y no me haga sufrir. Me han dicho que los príncipes no hacen sufrir y eso me anima a seguir viviendo. Por eso me gusta escribir, porque expreso a fondo lo que siento sin tener que abrir la boca. Sí, quisiera encontrar a mi príncipe lo más pronto posible y huir de esta vida miserable que tengo.
Lo único que quiero es ser feliz, sólo eso, ¿acaso es mucho pedir? ¿Es algo imposible? Por lo menos quiero dejar de llorar. Sólo necesito un día de felicidad. Un día completo de felicidad. Una hora de felicidad. ¡Un minuto de felicidad!
Aunque mis problemas me hagan esto, prometo que nunca, nunca voy a dejar que afecten mi rendimiento en el Instituto, nunca, ni en el trato con mis amigas. Las ofensas y humillaciones de mi familia no me van a impedir seguir soñando con la llegada de la felicidad.
Dios quiera que mi príncipe no tarde mucho, y que cuando llegue, no note que mi vida es un asco.
De verdad que Soledad parecía ser una niña triste. Sin embargo, sus padres, los Reyes, la querían mucho. Pero, ¿ya sabes? Los padres tienen sus propias limitaciones, sus propias carencias, sus propios defectos; lo que a ellos les impedía demostrar el cariño que ella tan ansiosamente y sin decirlo necesitaba.

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El príncipe de soledad
Teen FictionTodo comenzó en la famosa Real Academia Para Príncipes. "Joven Ernesto, la doncella que le permitirá convertirse en príncipe de cuento es hija de reyes de algún país de la realidad, es de sangre azul. No sabemos al tipo de monstruo que deberá enfren...