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Ya que hemos conocido un poco más sobre Soledad y sus amigas, procedo a contar lo sucedido el día que acudieron al teatro. ¿Recuerdas que Ernesto y Soledad habían quedado en salir a pasear? Sí. Bueno, pues fue fácil conseguir el permiso con sus padres ¿sabes por qué? Porque no lo pidió. Simplemente dijo que acompañaría a Alicia al teatro y no mencionó que también iría con su príncipe. Pero para doña Reyna fue obvio que su hija algo se traía entre manos. Y es que Soledad se encontraba sumamente entusiasmada con el joven Ernesto. Escucha lo que escribió en su diario:

Del diario de Soledad:

¡Hola Hermoso! Te escribo esta carta aunque sé que no te la entregare. Pero necesito escribir para expresar lo que no te puedo decir. Aunque no me creas, aunque lo dudes, ya te empecé a querer, no sé, tu forma de ser, tus palabras, tu forma de decir las cosas, tu sensibilidad, tu sinceridad, tu físico, tus chistes, tus risas, tu canto, tus bromas, etc. ¡No las soporto! No, no es cierto, no te creas. ¡Me encantan! Eres muy buena onda, muy serio, muy todo. Tienes un "no sé qué". Cuando escucho tu voz, me alegras la vida, mis problemas se van, la felicidad vuelve a mí; cuando escucho tu voz, es tan bella tu voz que quisiera grabarla y oírla todo el tiempo, porque tu voz me hace olvidar cualquier problema que me pone triste, tu canto cura mis heridas y me siento tan bien cuando te escucho. Creo que tu presencia me haría mucho mejor que sólo escucharte. Al verte, toda mi vida se vuelve color de rosa.

Eres el príncipe que he estado esperando. Que bueno que eres tú, porque me gustas mucho.

No sé cómo explicarlo, pero es en serio, siento algo por ti, y es muy fuerte que no lo puedo evitar, lo digo en serio, no es broma, es la verdad, espero no estar confundida.

Aunque te confieso que tengo miedo, tal vez tú no llegues a sentir algo similar a lo que yo siento, pero no me importa. También sé que alguien como tú, tal vez nunca podría fijarse en alguien como yo, porque tu eres hermoso y pues yo no soy bonita. Tu eres perfecto; bueno, nadie es perfecto, pero tu estas a muy pocos pasos de serlo. Tienes muchas cualidades y pues yo no tengo, no sé si las tenga y si acaso las tengo, pues están muy escondidas. Soy muy imperfecta, cometo muchos errores, espero ya no tantos. Pero los que he cometido ya no puedo borrarlos, aunque he aprendido de ellos.

Ernesto, quiero que seas mi príncipe, por favor, enamórate de mí. Rescátame de esta prisión en la que vivo presa de mis propios temores, de mis propias inseguridades.

Vaya que Soledad se había enamorado, ¿verdad? ¿Pero si lo acababa de conocer? En fin, veamos que sucedió después. Además, ella no era de sangre azul. Ella no era la hija de los gobernantes. ¿Qué sucedería cuando Ernesto lo descubriera?

El príncipe de soledadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora