Capítulo 2
Cuando volvió al siguiente día su paciente se había marchado ya, una parte de ella se sentía aliviada, pues su presencia la había mantenido distraída el resto de su turno, otra parte deseaba encontrárselo pero no volvió a verlo, pasaron dos semanas haciendo su rutina con total normalidad, hasta que las cosas comenzaron a cambiar.
-¿Señor, quería verme?- entra en el despacho del jefe, este tiene unos papeles frente a él, la invita a tomar asiento.
-Doctora Wayne, necesito informarle... que usted ha sido uno de los mejores residentes que hemos entrenado en este hospital, - ella despliega una sonrisa preciosa, que hace al jefe incomodarse- y en verdad lamento tanto lo que estoy a punto de hacer- las alarmas se encienden en su cabeza y su corazón comienza a latir desesperadamente.
-¿A que se refiere?- se atreve a preguntar con la voz temblorosa después de un breve silencio, el hombre frente a el suspira antes de comenzar a hablar.
-Hemos tenido problemas económicos doctora Wayne, es mi deber informarle que será despedida de manera inmediata del hospital- se queda helada, no puede perder este trabajo, es lo único que tenía, no había podido ahorrar lo suficiente para mudarse a otro lugar, además no tenía planeado hacerlo, a ella le gustaba el pueblo, se sentía parte de aquel pintoresco lugar alejado de la gran ciudad.- No podemos seguir pagando su salario, lo siento mucho, fue un placer trabajar con usted, sé que será una gran doctora.
Pero no podría serlo, no había forma de que se mudara a otro lugar, no tenía dinero, esta era su última oportunidad para cumplir su sueño de ser cirujana, y lo estaba perdiendo, se sentía impotente, mientras recibía los papeles de su despido, ¿cómo iba a pagar su renta ahora? El señor Josue la correría sin pensarlo si se enteraba de su situación.
Vuelve a casa mucho más temprano, sosteniendo una caja con sus pertenencias, agradecida de no ser recibida por el malhumorado anciano, se deja caer recargada en la puerta mientras llora silenciosamente, había perdido literalmente de la noche a la mañana su trabajo soñado, se dejo llevar por sus emociones esa tarde, pero cuando la luna apareció en el cielo, se arrastró hasta la ventana para charlar con ella para decirle que no le quedaba nada más.
...
Había tomado la decisión de quedarse en aquel pueblo, aunque no fuese más doctora, conseguiría otro trabajo, no podría ser tan difícil, y así podría permanecer en ese lugar que tanto le agradaba.
Sus esperanzas pronto fueron menguando, pues nadie quería contratarla, su plazo para pagar el siguiente mes vencía ese mismo día, así que salió de nuevo a la calle para probar suerte con la última persona que podría emplearla.
-Lo siento bonita, no nos hace falta una mesera más- todo se perdió con aquella sencilla frase, a estas alturas el señor Josue ya estaba enterado de su falta de ingresos, no le quedaban más que pocos billetes dentro del bolsillo de su jeans. No iba a poder pagar su diminuto departamento.
-¡No!- corre por la acera cuando ve a ese viejo sacando su maleta, y una caja más del lugar- por favor señor, se lo suplico- casi no puede contener las lágrimas, el hombre no tarda en deshacerse de sus manos aferradas a su camiseta.
-Aquí no es beneficencia niña, búscate otro lugar para vivir- Ayla sigue golpeando la puerta del edificio pero es ignorada majestuosamente por el propietario, rendida, con la nariz roja y las mejillas empapadas de sus lágrimas recoge sus pertenencias y camina sin rumbo fijo por el pueblo, bajo la mirada lastimera de sus vecinos.
Se sienta bajo la sombra de un roble, en el parque central del pueblo, viendo a los niños jugando en la fuente, escuchando a los comerciantes vendiendo sus productos en la glorieta, contando mentalmente las monedas en su bolsillo, tenía hambre, pero si gastaba ese poco dinero que le queda no podría ejecutar cualquier plan que se le ocurriera.
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Ayla
WerewolfNunca creyó en los cuentos de fantasía, su fé se basaba en la ciencia, por eso se había convertido en doctora, pero después de perderlo todo y acabar en un misterioso pueblo oculto en el bosque, tal vez deberá comenzar a creer en todo lo que parecí...