VIII.

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Despertó en la mañana, Chenle seguía durmiendo a su lado.

La tranquilidad del durmiente se hizo suya, pero fue interrumpida una vez que revisó su celular.

7:42AM.

—Mierda...

Se levantó rápidamente, tomó una toalla y se dirigió a la ducha rápida, chilló cuando sintió el agua helada en vez de la típica temperatura ambiente. Terminó rápidamente ya que iba apresurado. Tenía clases a las 8AM.

—¿Qué pasa?

La voz de Chenle lo sobresaltó y volvió a su dirección como si de la niña del aro se tratara.

El omega miró su abdomen casi marcado, gracias a su estatus era así, del resto sería solo piel y huesos. Parecía embelesado, cosa que avergonzó a Jisung, dándose la espalda nuevamente para que no pudiera ver.

—Hola. —Murmuró.

—Creí que despertabas más —Bostezó—... Tarde.

—Universidad.

Vistió una camisa negra de algodón bastante holgada, con un jean y sus converse favoritos.

—Vas muy rápido, flash. —Rió el chino, aún acostado en su cama.

Jisung asintió viendo la hora nuevamente en su celular.

7:55AM. No llegaría a tiempo... Definitivamente.

—Mierda.

La expresión del omega cambió de una divertida a una preocupada.

—Llego tarde... —El alfa vió al contrario dudoso—, ¿Te irás o me esperarás? Aunque creo que saldré tarde, ¿Te importaría...

Chenle hizo un ademán con la mano.

—Puedo hacerlo solo, no me van a secuestrar. —Contestó sarcástico.

Estando más aliviado, asintió buscando su mochila para salir rápidamente del apartamento. Por otro lado, Chenle observó la habitación con más claridad, luego se fijó la almohada.

—Nueva amiga, somos tú y yo.

Sin más que decir se durmió nuevamente, sintiéndose atraído por el aroma del alfa.

Jisung sería su condena.

[...]

Despertó en promedio a las 1PM y no por voluntad propia, sino por sus padres.

El tono teléfonico que se ha prometido cambiar taladraba sus oídos.

—¿Hola? —Habló abrazando la almohada con sus dos brazos después de haber dejado el teléfono en su oreja, ahora solo debía procurar dar atención a las palabras de su madre.

¿Dónde estás? ¿Por qué no me contestas las llamadas? Dijiste que llegarías en la mañana. Joder. Creí que algo te pasó.

El aludido abrió los ojos.

—Estoy en un hotel. —Mintió—. Me quedé dormido.

Escuchó un gruñido que le erizó la piel.

¿Ni siquiera te molestas en devolver la llamada? ¿Acaso no te interesa nada? Ya debería saber que no debo esperar nada de tí cuando dejes a la familia pero soy una madre, ¿Sabes? Lamentablemente me interesas demasiado y te quiero. Quiero lo mejor para tí y ¿Ni siquiera puedes atenderme la llamada? ¿Qué te pasa? ¿Tienes vergüenza?

A Sweet Omega | JiChenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora