XVII.

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Él miró al Omega detrás de Jisung y se acercó.

—Déjalo, no te acerques a él —Reclamó Jisung.

Ven a mí —Ordenó usando voz de mando, Chenle intimidado por el fuerte alfa, terminó parado frente a aquel hombre.

Chenle es fuerte, no demostrará cuan asustado está por aquel enorme y calvo hombre.

En cambio, Jisung no puede contra él, no es igual de fuerte y poderoso. Él podría utilizar su voz de mando en Jisung tan fácil como lo haría con un Omega.

No lo toques, aléjate. —Gruñó en un intento de que funcionara.

Él lo miró divertido.

—¿Cuánto cobras la noche? Puedo darte ingresos extras si te comportas bien.

Acarició su cabello, perverso.

Sus toques eran fríos llenos de un sentimiento irreconocible, solo tenía la necesitar de poseer y desdoblar a Chenle, como a cualquier Omega. Un maniático por el control, eso era él.

—Aléjate de mí.

El alfa rió acariciando su mejilla, entonces Jisung se abalanzó en su contra.

Un líquido bajó rápidamente por su mejilla, estaba llorando.

¿Por qué lloraría por él?

¿Alguna vez han sentido una sensación de aferrarse a algo? ¿Tener el miedo de que algún día aquello los abandone? Su fuerza, que son lo que son gracias a esa persona. Puede ser cruel, puede dañarnos y hacernos sentir tristes. Caemos ante su manipulación y, sin embargo, estaremos ahí.

Duele estar a su lado y prometes distanciarte, entonces cuando piensas que lo estás logrando, regresas. No eres fuerte si no eres capaz de dejar algo que te hace sentir miserable, mal.

Hundiéndonos en lo profundo de un lago y no salir, podemos hacerlo, no hay fuerza de voluntad para hacerlo.

«Él está enfermo» Pensó cuando golpeó débilmente su pecho.

Morirá en cualquier momento.

—Por favor, vete.

Jisung giró en dirección a Chenle y repitió:

—Por favor, vete. Ve al apartamento.

Chenle impactado ante sus palabras, comenzó caminando rápido y luego corrió, hasta que Jisung no pudo verlo.

Volvió a mirarlo; sus ojos tristes estaban oscuros, débiles.

Tal como él lo había moldeado.

—¿Qué quieres de mí? No me devolviste el golpe, no hiciste nada. ¿Qué deseas?

Él acomodó su impecable traje, se sacudió y volvió a su mirada insensible.

—Te doy una pista de lo que vivirás y soportarás. Eres muy joven, Jisung. Deberías ser un alfa formidable, como te he enseñado. Me siento decepcionado de saber que he fallado. ¿No es así? No puedes sentir lástima por cada persona que se cruce en tu vida, aún padeciendo de algún tumor. Debes aprender a ser fuerte, hasta hoy, necesitas de mí. Me decepciona saber que estás enamorado de alguien y ni siquiera seas capaz de defenderlo.

Jisung apretó sus manos, haciéndolas puños.

—No sé como ser fuerte. Lo intenté. No sé cómo hacerlo.

Asintió.

—Me haces pensar: La única manera de reconocer cómo es ser fuerte, es pasando por situaciones dolorosas.

Jisung lo miró confundido.

Él rió suavemente.

—Ve con el Omega.

Él giró sobre sus talones comenzando a caminar y antes de subir a su auto, murmuró:

—No sientas lástima hacía mí, aprendí a crecer gracias a una persona, y te estoy enseñando tal como ella me enseñó a mí.

Se fue.

[...]

Chenle no comprendía la situación por la que Jisung pasaba.

¿Quién era él? ¿Y por qué pareció afectarle tanto?

Parecía un cachorro siendo regañado con una sola mirada. Fue desconcertante.

Jisung jamás ha caído en una profunda tristeza, o no lo muestra, si fuera el caso.

«Jisung es un alfa fuerte» piensa Chenle.

Estaba sin habla, pensando en aquella situación una vez más.

La máscara de complejidad y misterio había caído por completo, de una forma inesperada.

No sabía explicar qué le sorprendía. Quizás si le afectó lo que podía llegar a hacer el misterioso hombre.

Su cabeza estaba recostada contra el sillón, sus ojos perdidos por la habitación, su cuerpo inerte estaba paralizado.

¿Así se siente descubrir que la persona a la que amas no es lo que aparenta?

Todos tenemos caras ocultas y no todas son malas, todo lo contrario, en ocasiones es nuestra parte más frágil la que ocultamos tras una actitud completamente diferente.

La puerta se abrió, mostrando a un agotado Jisung.

El alfa suspiró cerrando la puerta, caminó a él y se sentó a su lado. Por un tiempo, no dijeron nada.

Cada uno seguía en metido en sus pensamientos.

—Él... Lo siento, no debería preguntar.

Silencio.

—No, todo lo contrario —Respondió Jisung con un nudo en la voz.

—No te sientas forzado a responder, solo fue una pregunta al azar.

—No me siento obligado, debía contartelo algún día.

Chenle miró las expresiones duras de Park, sus labios estaban unidos en una línea y su entrecejo estaba fruncido. Sin embargo, sus ojos lo delataban.

Se sentía como un estúpido al saber que él siempre tuvo ojos tan expresivos y no cayó en cuenta hasta ese momento.

Los ojos de Jisung brillaban cuando estaba feliz o lo veía, se tornaban color vino cuando se enojaba, y perdían todo el brillo cuando estaba triste. Parecía inocente y puro en ese entonces.

Chenle tomó con sus pequeñas manos la cara de Jisung.

—No necesito que me respondas ahora.

Jisung lo miró y suspiró escondiéndose en el cuello del Omega e inhalando su aroma a rosas. Parecía un triste cachorro.

Entonces escuchó el primer sollozo, se sintió extraño.

A Sweet Omega | JiChenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora