Capítulo 3

1.7K 155 1
                                    

A la hora de cenar era una hora perfecta para ir a ver si Hermione estaba en la biblioteca. Miré hacia la mesa de Gryffindor: ahí estaba Ron y toda su familia, pero no la vi cerca. Esperaba encontrarla allá. Comí lo más rápido que pude (casi tragándome entera la tarta de melaza), cogí mis cosas y corrí hacia la biblioteca. Entré y vi la única mesa que estaba ocupada: era Hermione. Tenía muchos libros alrededor y se había atado el cabello en un moño un poco despeinado. Avancé hacia allá, y con cuidado me senté en el otro extremo de la mesa.

Al parecer sintió que alguien llegó, porque dio un respingo y miró en mi dirección.

- Ah, tú... - murmuró, como enojada - ¿Qué quieres?

- Yo... solo quería sentarme.

- Tienes muchas mesas más para hacerlo – dijo, a la defensiva.

- ¿Tienes algún problema conmigo? – dije. Me estaba exasperando.

- Sí, así que te puedes ir buscando otra mesa.

- ¿Qué te he hecho?

- Nada aún. Pero conozco a los de tu casa. Todos unos petulantes y presumidos, como si no existiera nadie más que ellos, y haciendo maldad por donde pasan.

Auch, eso sí que dolió.

- Lo suponía. Otra con esos prejuicios estúpidos.

- ¡Eso no es de tu incumbencia!

- ¡Si te tomaras la paciencia de conocerme sabrías que no soy así!

- Ah, ¿no? – dijo. Ya no estaba a la defensiva, pero si recelosa.

- No. No todos somos iguales – dije en tono de reproche.

- Lo siento. Pero hasta ahora no conozco ningún Slytherin diferente – dijo, encogiéndose de hombros.

- Bien, acabas de conocer a uno. Soy Harry Potter – dije sonriendo.

- Hermione Granger – ella también sonrió. Merlín, su sonrisa era preciosa.

No hablamos durante unos segundos, y a pesar de eso el silencio se sentía cómodo, correcto. En eso, Hermione volvió a su pergamino de lo que parecía Runas Antiguas.

Yo, por otro lado, saqué el libro de Transformaciones. Esta vez no entendía ni un poquito lo que decía el libro. Lo leí y releí, muchas veces y no lo conseguía. Entonces, sentí que alguien se sentaba a mi lado.

- ¿No lo entiendes? – era Hermione.

- No... no soy muy bueno con esto – murmuré.

- ¡Pero se vienen los exámenes! Deberías practicar más – dijo la chica, con tono severo.

- Es que...

- Es que nada. Yo te voy a ayudar en todo lo que necesites – dijo, con tono firme.

- ¿En serio?

- Sí. Me caíste bien. Disculpa por lo que dije antes solo que... Mis amigos me dijeron desde primero que Slytherin no era buena casa, y cuando vi como actuaban, todo quedó confirmado. No sabía que había alguien que estaba fuera de esa lista.

- No hay problema. Toda esta rivalidad entre nuestras casas es muy problemática.

- Sí. Bien, no hay que perder tiempo. Empecemos – dijo, abriendo uno de los muchos gruesos libros que tenía a la mano.

¿IGUALES O DIFERENTES? - HARMIONEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora