9. Bata blanca

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- ¡Thomas, no puedes ir a buscar pelea si no sabes golpear! - regaño a mi vecino mientras trato de curar su ojo izquierdo limpiando la zona con algodón y alcohol mientras él se queja. 

Sostengo su mentón y contemplo su bello rostro en mis pocos minutos de lucidez. No hay mucha vuelta que darle, Thomas es realmente guapo. Sus facciones son finas. Tiene unas largas pestañas que provocan juguetear con ellas, deslizando mi dedo para recorrerlas una por una. Su cabello castaño claro con la luz del poste, que entra desde la ventana de nuestra habitación del hotel, hace que su cabello luzca incluso más claro de lo que es. Estoy como embobada y no sé si es por el alcohol. 

- ¡Claro que sí sé! - responde irritado, casi puedo imaginarlo haciendo un puchero y me rio por dentro - ¿Acaso te estas burlando de mí? - Thomas intenta desafiarme con el único ojo sano que tiene pero se da cuenta que nuestros rostros están muy cerca - perdona, no pretendía estar muy cerca de ti - dice

- ¡Oye! He sido yo la que se ha acercado para sanarte el ojo. No te lo tomes todo tan seriamente - menciono avergonzada mientras empiezo a guardar todo lo que saqué del botiquín prestado del hotel y me alejo para dejarlo en la mesita que está frente a la cama.

Recuerdo la cara de encargado del hotel cuando nos vio llegar. Thomas y yo estábamos completamente  empapados. Le di mi identificación y la suya para solicitar una habitación con doble cama. Pero al parecer el encargado entendió otra cosa y me dio una cama de dos plazas. Era extranjero así que no lo culpo del todo. Lo que sí me chocó muchísimo fue ver su rostro de asombro al conocer el año de mi nacimiento, volteé para no ver su reacción cuando observara la de Thomas que era más joven de lo que se aparenta. ¿Qué clase de relación habrá creído que teníamos? Porque se despidió de Beneditt sonriendo tontamente, mientras meneaba su cabeza en señal de aprobación.

Recorrí con mis ojos nuevamente la habitación. Todo me estaba dando vueltas y tenía muchísimo frío. Además me sentía aún súper enojada con Derek por aquel mensaje que me envío hace unas horas. Cojo el teléfono y comienzo a textear "Cariño, no me esperes. Iré de frente al trabajo. Te amo." tiro el móvil en la cama enorme y me dirijo nuevamente a Thomas.

- ¡Vamos a ducharnos o nos enfermaremos! 

- ¿Quieres ducharte conmigo ahora? - pregunta nervioso Thomas

- No, bobo - respondo mientras me comienzo a sentir acalorada al imaginarme a mí con Thomas en la ducha - Vamos a ir por turnos. Yo pido ser la primera, por favor.

Él asiente mientras se queda mirando pensativo el celular que dejé en la cama. 

- ¿Estás bien con eso? - vuelvo a preguntar porque no lo siento seguro

- Sí, claro que sí. ¡Ve tu primero! 

Cojo la bata blanca que está colgada cerca a la ducha y la coloco al costado del fregadero. Me desnudo y cuelgo en ese mismo lugar mi ropa mojada para que pueda secarse un poco. Me dirijo a la ducha y agradezco a todos los dioses que exista el agua caliente. Estaba muriéndome de frío de verdad. 

Siento como cada gota recorre mi cuerpo mientras hago un reencuentro de todo lo que está pasando en mi vida. La separación, mudanza, nuevo trabajo, nueva amiga y ahora estoy en un hotel con mi vecino que está más bueno que el pan. Luego vuelvo en mis sentidos al recordar que solo tiene 23 años. ¿Estas loca, Meg? Cierro la llave para salir finalmente de la ducha. Me coloco la bata blanca y me veo extrañamente seductora. Una leve sonrisa se dibuja en mi rostro. Al fin, había dejado de pensar en Derek como el único hombre que me ponía nerviosa. Es una tontería lo sé, pero me suena a victoria. Es un avance pequeño que celebro porque significa que estoy dando marcha a mi nueva vida.

- Es tu turno - le digo a Thomas, mientras está sentado en la silla mirando por la ventana. Voltea a verme y parece sorprendido.

No sé si tomarme eso como algo positivo o no, pero ya no me importa validar mi apariencia en base a la opinión de los demás. Así que me siento en el fijo de la cama y cruzo mis piernas posando mis brazos en ellas. Lo miro atento, mientras Thomas sigue mirándome fijamente.

- ¿No vas a ir? - pregunto finalmente, porque no entiendo su comportamiento - lo he limpiado antes de salir ¿eh? - le guiño el ojo

El chico de ojos verdes sonríe hermosamente.

- No pasa nada. No me hagas caso, solo estoy también algo bebido - Thomas se tapa la cara con ambas manos y luego se levanta de la silla - Iré a bañarme, si quieres puedes ir durmiendo yo me acomodaré en la silla. La cama es toda tuya.

- ¿Qué estas hablando? ¿Cómo voy a dejar a mi perv-héroe dormir en la silla?

- ¿perv-héroe? - pregunta extrañado

Sonrío mientras sostengo mi cabello de un lado para secarlo. 

- Pervertido porque asaltaste mi casa entrando por mi ventana y héroe porque te enfrentaste a ese vejestorio sin siquiera saber pelear - hago una pausa para mirarlo nuevamente a los ojos mientras vuelvo a sonreír. Hace unos días lo odiaba y hoy me tiene tan curiosa saber qué clase de persona es.

Thomas se pone nervioso y tenso, murmura algo antes de irse a la ducha que no logro oír. Lo espero ahí impaciente porque tengo un montón de preguntas por hacerle, como por ejemplo: ¿qué sucedió con su ex? ¿quién era el chico que lo ayudó? ¿cómo se hicieron tan buenos amigos nuestros padres? ¿le dolió el golpe que le di cuando lo conocí? Me sentía como una chiquilla inquieta.

Por fin, él sale lentamente con la bata blanca puesta y me quedo embobada porque logro ver una parte de su pecho descubierto. Tiene unos pectorales bien formados ¡Lo único que me faltaba! ¡Esta noche no duermo!

No te pertenezcoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora