Meg está dispuesta a huir a toda costa de su pasado y su ex, sin saber que en realidad quiere huir de ella misma. En el camino se tropieza con un chico que nada entienden de relaciones, una gimnasta obsesionada con encontrar a su hombre perfecto, un...
Mi vecino se sonroja al ver que me quedo boquiabierta viendo su pecho descubierto. Creo que la avergonzada debería ser yo, al pillarme viéndolo. Disimuladamente se cubre el pecho y coge unas cuantas mantas para dirigirse a la silla para descansar.
Cojo su mano casi por inercia.
- No, Thomas. Iba enserio cuando dije que debías dormir en la cama... conmigo.
- ¿Contigo? - pregunta tímidamente
Asiento avergonzada, porque hasta hace poco le dije que no me parecía atractivo. Me levanto de la cama, entrelazo mis dedos con los suyos y lo dirijo hacia la cama. ¿Qué carajos estoy haciendo? ¡Meg, reacciona! ¡Meg, para de hacer estas cosas! dice mi subconsciente, pero no le hago caso. Creo que en el fondo, siento mucha curiosidad por explorar a donde me lleva todo esto. Aquel chico alto de tes blanca ha hecho que mi corazón de un par de brincos y quiero disfrutar ese momento que hace muchísimo tiempo no siento. Quizás sea algo físico, pero no me importa. No estoy buscando nada serio ahora.
Volteo a verlo y lo siento del lado derecho de la cama. Thomas se ve tenso. He intento relajarlo sentándome en su regazo. Lo beso lentamente y me alejo para ver su rostro. Está inmóvil sin siquiera saber qué hacer. ¡Carajo! ¡Nunca consideré que pudiera ser gay! Mi cara de horror ante el rechazo es demasiado obvia para él. Por lo que decide, tranquilizar mi corazón o acelerarlo más acomodando parte de mi cabello detrás de mi oreja para tocar con delicadeza el labio inferior. Mi rostro arde en llamas. Se acerca lentamente y me devuelve el beso. Es un beso lento, pero es perfecto porque sigue atrayéndome a pedir más.
- Perdona. Soy un poco torpe con esto - dijo mientras apoyaba su frente junto a la mía y seguía acariciando mis labios.
Pensaba que era yo la que estaba controlando la situación, pero al parecer estaba completamente equivocada. Thomas vuelve a besarme con esa pasión tan serena que me vuelve loca. Solo incrementa mi deseo de querer devorarlo, pero me abstengo porque tampoco quiero que vea lo desesperada que estoy por obtener más de él.
- Tú me inquietas - dice susurrando a mi oído
- ¿De una buena o mala manera? - pregunto porque no sé cómo reaccionar
- De una manera desconcertante - responde tras una gran pausa
Vuelvo hacia él y sin siquiera darle más vuelta a su respuesta, rodeo su cintura con mis piernas para besarlo apasionadamente. Muevo mis caderas en círculos, sintiendo que algo comienza a ponerse duro debajo de mí. Enredo mis dedos en su cabello, mientras beso su cuello. Mi vecino está casi gimiendo y yo con él.
- Es mejor que paremos... Megan... parar ahora - intenta decir mientras sigo besándolo y el mantiene sus ojos cerrados
- ¿Por qué? - pregunto desconcertada
- Porque ambos estamos ebrios. No es una buena idea dejarnos llevar en este momento - dice mientras agarra con delicadeza mis hombros para que pare de besarlo
- Pero estoy consiente de todo esto - digo señalando mi cuerpo y el suyo
Al parecer a Thomas le cuesta también separarse de mí, pero lo logra y sostiene ahora mi rostro para decirme que lo mejor es no continuar. Me siento algo decepcionada. Pensar que el chico de 23 años es quien lleva todo el control y la razón... y no yo. Asiento y me salgo de su regazo. Me acomodo a un lado de la cama y apoyo mi cabeza sobre uno de mis brazos. El chico guapo que me acompaña repite lo mismo y se recuesta frente a mí.
- Lo siento. No es que no me parezcas atractiva.
- Lo entiendo. De verdad que sí. Solo creo que me emocioné al pensar que mi corazón revoloteaba un poco por ti.
- ¿Por mí? - pregunta asombrado Thomas
- ¿No eres acaso Thomas Beneditt? - respondo sarcásticamente
- Así que ya te contaron - comenta burlón, mientras sonríe tapando su rostro nuevamente
- Eres de los tímidos ¿eh? - digo mientras descubro su rostro para verlo, sus ojos verdes me tienen hipnotizada
- Y tú de las directas - responde mientras agarra mi mano
Hubo un largo silencio que luego interrumpí para decir que no podía dormir.
- ¿Qué te parece si me cuentas algo sobre ti?
- Mmmm... - comienzo a pensar en qué podría parecerle interesante - acabo de salir de una relación de varios años - digo finalmente
- ¿o sea desde la secundaria? - pregunta inquietante
- No - río - lo conocí en la universidad. Fuimos amigos, enamorados y por alguna extraña razón algo se quebró. Siendo difícil volver a restaurarlo. Intenté de todo, pero lo esencial... lo importante no había vuelto a ser lo mismo. Por fuera éramos perfecto para todos, pero por dentro estábamos vacíos. Perdidos. Ya nada nos unía, ni si quiera lo que era obvio.
Suspiro hondo para contenerme, pero sin querer caen lágrimas de mi rostro.
- A veces pienso que simplemente hice mal por retener esta relación tanto tiempo sabiendo desde un comienzo que no llegaríamos a nada.
- Eso nunca lo hubieras sabido - él parece sereno - creo que el peor error que hubieras cometido es el no atreverte nunca a intentarlo.
Él me abraza para consolarme y estoy envuelta en su olor, en su cuerpo y me siento realmente bien. Tanto que me adormezco y me quedo dormida junto a él.
Más tarde entendí que esa noche no tocaron mi cuerpo, pero sí un pedacito de mi alma.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.