Bastián Fernández
Estaba fumando un cigarro apoyado en la pared de un negocio de por ahí cuando oigo gritos de chicas detrás de mí. Volteo solo de sapo para ver qué carajos pasa y lo primero que veo es a Olivia exaltada "Te acostaste con Thomas" alcanzo a oírla gritar. La chica a la que tiene en frente es a la loca esa que me roció con el spray pimienta, mientras trataba de ayudar a mi amigo.
Tiro lo que queda de mi cigarrillo para apagarlo pisándolo, mientras dudo entre si avisarle o no a Thomas. Cuando oigo "Todas tenemos la libertad de acostarnos con quien sea" y ahí no dudo en que Olivia irá tras ella. Marco el número de quién es mi mejor amigo desde el cole, a quien no sé si felicitar primero o no por iniciar con su vida sexual y le cuento lo sucedido. Cuelgo recordando que le había sido explícito en que no iba a meterme en broncas de mujeres. Pero al volver a ver de reojo aquel callejón doy por sentado que tengo que intervenir, porque son cinco contra una.
Apenas doy un paso hacia su dirección y ¡zas!, la loca lo hizo otra vez. Volvió a usar el spray pimienta. De verdad que debe de rendir, porque pensé que ayer se había acabado todo pienso. La veo con una postura victoriosa volviendo a entrar al restaurante por la puerta trasera. No puedo aguantarlo y me mato de la risa.
- ¿Quién anda por ahí? - pregunta Olivia mientras sigue tratando de sacarse el líquido que aún hace arder sus ojos
No respondo nada y la compadezco, pues solo ayer en la noche sentí el mismo ardor. Vuelvo a reposar en aquella pared del negocio con el nombre escrito en su cartel Ciudad sin nombre pensando en que de verdad esa mujer es extremadamente desconcertante. Es una loca, una completa loca. Le doy una sacudida a mi chaqueta de cuero e ingreso al local.
- ¡Hola, loca! - suelto sin más, como si fuéramos amigos de toda la vida. Veo su cara y se pone roja. No sé si de rabia o de vergüenza.
- ¿Quién te ha da el derecho de llamarse así? - grita
- ¡Megan, ven un momento! - grita un señor barbudo desde el otro extremo, creería que es el gerente de aquel negocio. Le dice un par de cosas y Megan se quita el delantal para entrar en la cocina
Una chica muy guapa de cabello largo y negro se acerca para servirme un poco de agua.
- ¿Ya tiene en mente qué pedirá? - pregunta educada mientras tiene una libreta y lapicero en la mano esperando mi respuesta
- Quiero que aquella chica me atienda - señalo a Megan quién volvió a salir de la cocina con algunos platos para otra mesa
- Lo siento. Ahora anda un poco ocupada, como verá - señala
- No te preocupes. Puedo esperar. Tengo toooodo el tiempo del mundo - digo mientras la sigo con la mirada
La preciosa chica con mechones rosados se da media vuelta y le murmura algo a Megan. Me mira enojado, luego vuelve a mirar al señor barbudo quien la tiene vigilando y solo suspira al volver a mi mesa.
- ¿Ya sabe qué va a ordenar? - pregunta con un tono aburrido
- ¿Esa es la manera en la que le vas a hablar a tu cliente? ¡Tu gerente está viendo! - le digo mientras cruzo de brazos y me recuesto en el respaldar del asiento
- Lo siento, cliente - cambia su rostro mostrando una gran sonrisa - ¿me podría dar su orden, por favor? - finge, se nota. Pero no me importa, solo tengo ganas de fastidiarla.
- ¡Muy bien! ¿Ya ves que no es complicado? - me burlo - quiero un cerveza Barbarian K7 y una cheese burguer pero vegetariana con doble ají
Ella suelta una risa.
- ¿Qué pasa? - le pregunto
- Eres súper blando - menciona
- ¿Qué? - no entiendo de dónde sacó lo blando
- Nada. Enseguida traigo tu orden - termina diciendo para alejarse rápidamente
- ¡Megan, espera! - quedo intrigado por eso de "súper blando" que la llamo por su nombre automáticamente. Ella retrocede y con una sonrisa dice:
- ¿Por qué estás aquí? ¿Acaso te mandó Thomas para fastidiarme? ¿Por qué dices mi nombre con tanto descuido? ¡Ni siquiera te conozco, ni sé tu nombre!
- Bastián - suelto finalmente, sin saber si quiera por qué estoy también ahí. Supongo que solo me agarró la curiosidad por saber qué clase de persona es - la noche anterior también me rociaste a mí el spray pimienta - digo mientras señalo mis ojos que estaban en la mañana rojos y aún no sé si siguen así
La expresión de Megan cambia completamente y se sienta a mi lado. ¿Eso está permitido?
- ¡Lo siento de verdad! No tenía ni idea de que podría llegar hasta tus ojos - su tono de voz realmente es de arrepentimiento. Sujeta mi rostro y trata de revisar que no haya ningún otro daño más - ¿Aún te duele? - pregunta
La trato de apartar un poco, pero ella aún sigue queriendo ver mi rostro de cerca.
- He escuchado que algunos son alérgicos a la sustancia. Será mejor que vayas con un doctor a revisarte - ella se ve realmente asustada
- No me diste directamente... - trato de tranquilizarla
Saca una pequeña hoja omitiendo por completo lo que le dije y apunta varios números.
- ¡Toma! Puedes escribirme aquí para decirme cuánto te salió la consulta y cuánto costarían los medicamentos para sanar tus ojos. Te lo voy a devolver, lo juro. Solo dame hasta hoy en la noche.
¿Cómo es que ella cambia su humor tan rápidamente? Hasta hace poco me estaba mirando como si fuera una plaga y ahora solo está ahí realmente preocupada. El sonido de una campana suena y me despierta de mis pensamientos.
- ¿Megan? - dice Thomas, quien acaba de entrar al local. Se nota preocupado y agitado. Supongo que ha corrido todo el trayecto desde su casa hacia el bar, que no es poco.
Ella lo mira indignada. Él no lo nota y se sienta en nuestra mesa.
- ¿Se conocen? - pregunta curioso
Megan no responde. Se suelta el carmín que sostiene su cabello y puedo sentir su aroma a fresa. ¿Usa shampoo de niños? Me río. Vuelve a colocarse la liga para amarrar su cabello, se levanta y antes de retirarse da un golpe a la mesa. Justo en el lugar donde se sentó Thomas.
- No vuelvas a acercarte a mí, Thomas Beneditt
Mi mejor amigo está ahí sentado sin entender una mierda lo que acaba de suceder.
- ¿Qué le dijiste? - pregunta alterado
- No se trata sobre qué le dije, sino qué hiciste tú... amigo
Veo el papel que hace poco dejó Megan con su número ahí. Aprovecho que Thomas sigue con la mirada a aquella chica loca para guardarlo en mi bolsillo.
- ¿Sabes qué todo el pueblo lo sabe, no? - le digo mientras estoy por sacar mi cuarto cigarrillo en el día
La cara de Thomas lo dice todo. No lo sabía. Está asustado.
- ¿Pero, cómo...?
- Benjamín le soltó toda la mierda al chat de la promoción ¿no lo viste? - enciendo mi cigarrillo, aspiro un poco y suelto el humo en su cara - tomó hasta una foto tuya saliendo del hotel con ella - señalo a Megan
- ¡Joder, Benja!
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No te pertenezco
ChickLitMeg está dispuesta a huir a toda costa de su pasado y su ex, sin saber que en realidad quiere huir de ella misma. En el camino se tropieza con un chico que nada entienden de relaciones, una gimnasta obsesionada con encontrar a su hombre perfecto, un...