16. Un latido extra

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¡Esta bien! Una pareja quieren. Entonces una pareja tendrán.

Mientras caminamos para volver al comedor, me apresuro a sostener su mano para ingresar junto a él a la vista de todos. Tengo una idea algo loca, algo tele novelesca, pero creo que podría funcionar. Así que lo sujeto y lo volteo para que vuelva a mirarme. Su cara de sorpresa me resulta algo graciosa, pero tengo que contener la risa.
¿Quién no podría estar sorprendido? Si volvemos hacia atrás, hasta hace un rato lo odiaba porque me había metido en todo este embrollo. Pero seamos justos quién lo inició no fue él. Fui yo. Así que yo lo terminaré.

Rodeo con mis manos su cuello, casi colgando por la diferencia de altura, me acerco a él y le pido una "disculpa" para luego besarlo apasionadamente. Mis padres y los suyos solo están frente a nosotros. No alcanzo a escucharlos, pero me imagino viéndonos con asombro. Mil pensamientos ruedan por mi cabeza sobre lo que debe estar pensando nuestra familia, pero de pronto me pierdo en aquel beso pues es ahora Thomas quién está llevando el control de la situación. Sus labios pegados a los míos, bailando juntos, haciendo que todo nuestro alrededor se vuelva obsoleto. Su olor, puedo sentirlo. Como hasta hace unas horas. Tan reconfortante. Tan adictivo. Mis ansias de estar a solas con él crecen, pero tengo que terminar esta escena porque tenemos público. Así que prosigo lentamente a despegarme de él, mientras me mira desconcertado y suplicante por más. Estoy por alejarme y voltear a decirle algo a mis padres, pero mi vecino me sostiene fuerte por la cintura, tirando de mí para volver a encontrarnos cara a cara. No logro descifrar qué quiere o quizás sí lo sé, pero me cuesta admitir que me desea. No sé por qué.

- Nos queda clarísimo que están juntos y nos encanta - dice mi madre

Logro soltarme de su agarre para contestarle.

- Queríamos mantenerlo en secreto, pero ya vemos que eso no será posible.

Thomas se lo toma aparentemente súper bien, porque no duda en agarrar mi cintura y rodearme con sus enormes brazos. Trato de que deje de hacer eso con un gesto disimulado, pero no me suelta. ¡Se está aprovechando! ¡Increíble!

Nos sentamos uno al lado del otro, mientras vemos como nuestros padres no dejan de observarnos como si fuéramos una especie en extinción. Maravillados. ¿Acaso nunca han visto una pareja?

- Lo siento por hacerte sentir incómoda, pero es la primera vez que veo a Thomas tan...

- Creo que ya es hora de brindar, ¿no? - interrumpe él con la copa alzada - ¡por nuevos inicios! - se voltea y me guiñe el ojo. Luego, se acerca a mí y me da un beso en la mejilla.

Al final, no sé si esto fue una buena o mala idea.

Justo antes de que volviera Emma a ingresa para cenar con nosotros, les dije que por favor mantuvieran aquello por ahora como un secreto. Porque estamos en un proceso de "adaptación". Ellos entendieron al toque a qué me refería.

La cena se pasó volando, porque debo decirlo... los padres de Thomas son increíbles. Contaron muchas historias sobre sus viajes familiares, su trayectoria profesional, el gusto por pescar y hasta me ofrecieron a mí y Emma enseñarnos cómo hacerlo. Me trató como a una hija. Muy diferente de la experiencia que tenía ya con mis suegros.

Tras una velada extraña, los Beneditt están listos ya para retirarse.

- Ha sido una espléndida cena, Milena - dice agradecida la Sra. Beneditt, quien insiste que de ahora en adelante la llame Mayra

- ¡Muchas gracias a ustedes por su compañía! - responde mi mamá

- ¡Nos veremos en otra ocasión, Megan! Nos despides de Emma - pide el Sr. Beneditt, quien también me pide que lo llame ahora por su nombre "Paul" - Thomas, ¿vuelves con nosotros? - pregunta su padre

No te pertenezcoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora