No puedo creer que voy a penas una semana desde que me mudé aquí y ya tengo una lista larga de cosas que me han pasado, las cuales me podrían hacer perder la custodia de Emma:
1. Venir al trabajo con resaca.
2. Pasar la noche con un chico 7 años menor que yo, que aparte es mi vecino.
3. Rociarle gas pimienta a 5 chicas.
4. Rociarle gas pimienta al amigo de mi vecino, sin razón alguna.
¿Qué más podría pasarme? ¡Sorpréndeme, Dios! exclamo mientras alzo los brazos al cielo en aquel callejón donde ya no hay ninguna chica porrista esperándome. De repente, mi teléfono suena.
- ¿Mamá? - digo al ver su número en mi celular
- Meg, no te olvides de venir temprano que hoy tenemos la cena con los Beneditt
- ¡Diablos! - y estaba por decir más, pero mi mamá me interrumpe
- ¿Qué es esa expresión, señorita? - trata de corregirme
- Mamá, soy señora - recalco - pero gracias igual por el cumplido - digo satisfecha - ¿a qué hora es la cita?
- La cena empieza a las 7 pm, pero debes alistarte antes y a Emma
- ¡Vale, mamá! Trataré de apurarme para ir a casa - le cuelgo y tomo una bocanada de aire para volver a ingresar y enfrentar a Thomas y su fastidioso amigo Bastián.
Volteo y voy en dirección a su mesa, pero no veo a nadie.
- Pagaron la cuenta y se fueron rápido - me susurra Jesi, quien tiene una bandeja en las manos con unos cuantos platos sucios encima
- ¡Al fin, buenas noticias! - suspiro
- ¿Pero acaso... tú y Thomas no son... ? - pregunta curiosa
- ¡No ha pasado nada entre nosotros! Bueno... en teoría podría decirse que... no pasó nada - sigo pensando y recordando cada cosita de esa noche
- ¡Vas a tener que explicarte! - Jesica sonríe de una manera pícara, esperando una respuesta
- ¡Hoy, no! - respondo tajante y mi ahora nueva mejor amiga hace un puchero - pero te prometo que mañana, sí. ¡Hoy tengo que volar a casa para una cena familiar!
- Ok. Entonces ve volando cenicienta que tu cena espera - me dice mientras me da una nalgada y yo huyo directo a los vestidores.
Marco mi salida y salgo relajada por haber sobrevivido a este día caótico. Aprieto el abrigo que llevo puesto, ya que empieza a correr mucho aire y tengo frío. Camino al paradero, pero en la ruta me engatusa una increíble tienda de niños. Su vitrina tenía un decorado con la temática de dulces increíblemente hermosa. Me provoca darme un salto antes de ir a casa. Dudo por la hora, pero me convenzo pensando que aún hay tiempo.
- ¡Buenas tardes! ¿En qué puedo ayudarla? - me pregunta la encargada de origen oriental
- Busco algún juguete recreativo para una niña que está por cumplir 6 años
- ¡Sígame, por favor!
La sigo y me quedo impactada porque el local es más grande de lo que aparenta. Ya que hay una subdivisión en medio como si fuera un segundo piso. Subo la escalera caracol y me encuentro con varios escaparates llenos de juguetes hermosos para niños y niñas.
- Esta es la sección de 3 a 6 años. Por favor, tómese el tiempo que necesite para escoger algo de su agrado.
- Muchas gracias - contesto con mi corazón apunto de salirse de mi cuerpo, por la gran variedad de cosas que veo para los más pequeños
Así pasó una hora más que me llevó a corre apurada a alcanzar el último bus en el paradero y llegar a casa tarde. Corro hacia mi almacén adorado y veo que mi madre ya tiene lista a Emma. Ella solo me suelta una mirada acusadora como diciendo "te dije que vinieras temprano", pero sin decirlo.
- Lo siento mamá. Había una tienda enorme y bonita con varios juguetes para niños. No pude evitar entrar.
- ¿Me compraste un juguete mamá? - pregunta mi preciosa con los ojos súper abiertos por la expectativa de tener algo nuevo
- ¡Claro que sí, mi amor! No solo uno, te compré tres - dije súper emocionada - sacando de mi mochila un kit de carpintería, un juego de té y un disfraz de astronauta
- ¡Yeahhhhh! - grita histérica Emma
- ¡Basta de charla! - advierte mi madre algo enojada - Es hora de que te cambies, Meg. Haz llegado muy tarde - dice finalmente calmada - tienes suerte que los Beneditt no hayan llegado a tiempo tampoco
- ¡Ufff! Claro mucha suerte - menciono mientras muevo los ojos para otro lado y dejo todas mis cosas encima de la cama para comenzar a desvestirme
- Es muy raro, porque siempre son súper puntuales. Pero en fin, llamemos a esto buena suerte
- No sé si llamarlo así - suspiro - pero ahora me alisto rápido
Como mi pequeña llevaba su pantalón de vestir negro, una polera amarilla con un arcoiris en el pecho y un peinado a lo sailor moon, no me preocupé tampoco por vestirme súper elegante. Pero la mirada de desaprobación de mi mamá a los jeans razgados y mi polera negra con un león medio rock star, me obligó a cambiarlo por un vestido negro largo que se me pagaba mucho al cuerpo. Esto solo lo usaba en la época de la universidad con mis amigas, me sorprendió que me entrara de nuevo. Ya que con el embarazo y después de él muchas de mis prendas tuvieron que donarse. Como el vestido solo era de tiras me coloqué una blusa blanca, corta y suelta. Terminé mi outfit con unos botines negros.
Me di un último vistazo al espejo. El vestido apretado que llegaba hasta tapar mis rodillas ahora parecía una falda negra a juego con mi blusa blanca y mis botas cortas negras. Un poco de maquillaje y creo que ya estaba. Salí con la esperanza de que no la haya cagado con el look.
Quizás mejor le mando una foto a Jes para saber su opinión, pienso. Sin embargo, el timbre me gana en el acto.
- Meg, ven a saludar a los Beneditt - grita del otro extremo mi mamá
- ¡Vamos mi amor! Ven conmigo a saludar a los amigos de la abuela - le digo a Emma qué está ya jugando con su kit de carpintería. Me mira suplicante para quedarse un poco más, pero le prometo que solo será saludarlos brevemente y de ahí puede regresar - no olvides, luego regresar para la cena ¿vale? - Emma asiente y solo puedo verla completamente enamorada.
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No te pertenezco
ChickLitMeg está dispuesta a huir a toda costa de su pasado y su ex, sin saber que en realidad quiere huir de ella misma. En el camino se tropieza con un chico que nada entienden de relaciones, una gimnasta obsesionada con encontrar a su hombre perfecto, un...