🎇Tienes que recordar pt2🎇

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¿No comes las orillas del pan? ¿qué clase de ser humano eres? —cuestionó viendo con horror como su pareja se deshacía de los bordes del pan que descansaba sobre su plato.

¿Tienes la cara de reprocharme algo cuando tú haces tus infusiones locas? Entiendo que el punto es tener buena salud, pero... ¿manzana con apio y perejil? ¿Es enserio? Por estadística sabemos que habrá miles de personas que no comen la orilla del pan, en cambio ¿cuántas personas experimentan con jugos raros?

Más de las que crees. —Se defendió sorbiendo su bebida ruidosamente, escondiendo así la sonrisa que se le había formado en el rostro.

La risa de Yoongi decoró el ambiente, haciéndolo sonreír aún más grande, no podía creer la suerte que tenía. Durante mucho tiempo había sentido cosas por su compañero, hasta se atrevía a decir que era su primer amor, el primer amor de verdad, de esos que muchos creían que eran para los cuentos de hadas, y saber que era correspondido con la misma intensidad hacía que su corazón palpitara desbocado y su mente se viajara a la nebulosa.

Pero al parecer, todo lo bueno tenía la tendencia de tener fecha de caducidad.

Como era su día libre, ambos decidieron salir a pasear, creyendo que sería divertido ir al parque de diversiones, desde niños que no habían ido a uno y creían que esa era la oportunidad perfecta para volver a esos viejos y buenos recuerdos. No obstante, desde el instante en que cruzaron la entrada, a Jeong se le instaló una sensación extraña en el estómago. No sabía como describirlo, pero sentía que algo no estaba bien.

—¿Qué tienes? —preguntó Yoongi al notar la mueca extraña que tenía en su cara—. ¿Te sientes mal?

—No. Es extraño, pero tengo un mal presentimiento —confesó echando un vistazo a su alrededor, el lugar estaba atiborrado de familias que iban y venían, todos felices. Los trabajadores también parecían ajenos a sus preocupaciones porque atendían a sus clientes con alegría que iba muy bien con la simpática música de ambiente—. ¿Sabes qué? No me hagas caso, puede que solo sea cosa mía.

—Tal vez no sea más que indigestión, ya te lo dijo yo Jeong, esos jugos que tomas no pueden ser saludables —bromeó Yoongi entrelazando sus manos y dándole un fuerte apretón—. ¿Qué te parece si hacemos una competencia en tiro al blanco? Y luego cuando estés mejor, puedo hacer el esfuerzo y subir a esa ridícula rueda de la fortuna a la que no le has quitado la mirada desde que entramos. Tómalo como un regalo adelantado.

—¿Y me dejarás tomar todas las fotos que yo quiera?

—Vamos a estar encerrados en un pedazo de metal a cientos de metros de distancia del suelo, no se que tantas fotos vas a poder tomar en un lugar así.

—Tú déjamelo todo a mí, soy muy creativo cuando quiero.

—Voy a arrepentirme de esto, lo sé.

El eco de un disparo y el agudo dolor que lo atravesó lo detuvo todo; el tiempo, la escena frente suyo, su vida, todo. Todo se había detenido y no estaba siendo capaz de escuchar nada más que los gritos de Yoongi diciendo su nombre, atrapándolo a mitad de su caída.

El olor a hierro de la sangre, su sangre se filtró profundo por su nariz, su cuerpo se sentía pesado y un espontáneo cansancio se apoderó de él. Vaya, así que así terminaría todo ¿eh?

La verdad era que, en su activa imaginación se había visto a sí mismo junto a Yoongi, ambos viejitos y jubilados viendo el atardecer desde el porche de su casita de retiro en medio del campo, donde moriría segundos después por causas naturales junto a él.

Bueno, claramente ese sueño ya no iba a poder ser y eso lo afligía mucho, y más lo afligía, era ver la cara de Yoongi bañada de lágrimas, la desesperación que emanaba por mantenerlo vivo hasta que la ayuda llegase. Y cuando sintió que el amargo y metálico sabor de la sangre llegó a su boca, supo que era momento de despedirse.

—Tienes que prometerme que vas a ser feliz...—Su voz era débil y forzada, pero en ella se seguía manteniendo la firmeza que sentía al decirlas.

—Te lo prometo...—Fue la llorosa respuesta que recibió.

Su corazón sentía dolor, pero no físico, le dolía porque apenas estaba comenzando su historia de amor con aquel extraño hombre que le cortaba la orilla a los panes y que era reacio a subir a la rueda de la fortuna. Era injusto, todo era muy injusto, pero al parecer así tenía que ser.

—Te amo...

Y ahí fueron sus últimas palabras antes de que la oscuridad se lo llevara por completo.

Y ahí fueron sus últimas palabras antes de que la oscuridad se lo llevara por completo

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Y ahí estaba, una vez más de pie con el corazón latiendo embravecido contra su cuerpo. Sus pies temblorosos se movían decididos por los corredores, tanteando las paredes para no caerse.

—¡Jimin! —exclamó entrando a la habitación de su primo.

El detective rebotó en su cama a causa del susto que le provocó la repentina aparición de Hoseok.

—¿Hobi? ¿Qué tienes, estás bien? — preguntó saliendo de la cama para acercarse a él invitándolo a pasar.

Ambos se sentaron en el borde de la cama con emociones y sensaciones totalmente contradictorias. Por un lado, estaba Hoseok que intentaba recuperar el aliento calmando su respiración todavía con el miedo pinchando las palmas de su mano, y por el otro, Jimin que estaba luchando duro para espabilarse.

—Pasó otra vez, las pesadillas —explicó una vez que se calmó—, pero esta vez hubo algo diferente.

—¿Diferente? ¿En qué sentido?

—En que puedo recordar algo, un nombre...Jeong ¿Quién es Jeong y qué tiene que ver con Yoongi? 

✨IN THE LIGHT✨️ Vol.II ||YM|| Donde viven las historias. Descúbrelo ahora