🎇Capítulo 24🎇

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Varias velas blancas fueron puestas en el suelo de madera, justo en el centro del salón formando un gran círculo en cuyo interior Jimin, Yoongi y Hoseok tendrían que sentarse.

La abuela Park estaba arreglándolo todo para el ritual mientras que ellos se hallaban en el jardín sin decir ni una sola palabra, contemplando lo que quedaba del cielo diurno. El atardecer estaba dando sus últimos suspiros, los tonos sepias y rosáceos se extendían como un manto de colores cálidos.
Es en ese día, que comprendieron que el destino había tenido toda la intención de hilar y entrelazar sus caminos, y así, con la misma cruel facilidad, deshacerse de ese lazo.

Yoongi estaba destinado a conocer a Jimin, su compañero de trabajo y único amigo desde que llegó a Seúl, aquel sujeto extraño y parlanchín de ojos grises que hacía sus días más llevaderos, aquel con quien se había encariñado en poco tiempo de conocerlo y por quien estaría dispuesto a cumplir la promesa a Jeong de volver a amar.

Yoongi estaba destinado a conocer a Hoseok, porque esa era su oportunidad para demostrarle a Jeong, de manera indirecta, que a pesar de extrañar su presencia y añorar sus buenos tiempos juntos, lo estaba haciendo bastante bien, que había conocido a alguien que valía la pena y que lo hacía feliz, pero, sin embargo, eso significaba que debía deshacerse del verdadero Hoseok, un hombre cuya amabilidad y bondad no tenían parangón, un hombre que sin conocerlo lo suficiente, estaba dispuesto a entregar su propia vida para salvar el alma de su antiguo amor.

Jimin estaba destinado a conocer a Yoongi, una de las muy pocas personas a la que no le importó conocer sus extraños dones, a la que no le importó sacrificar su ignorancia para salvar su vida, la persona que le enseñó que no todos los que no tenían el don de ver más allá eran malas personas, y que debía ser, para variar, el primero en abrir su mente y así, poder darse la oportunidad de conocer a más personas, y por sobre todas las cosas anteriores, Yoongi era la persona con quien tenía el privilegio de conocer el amor en todos los sentidos de la palabra.

Jimin también estaba destinado a reencontrarse con Hoseok, ya que si no
hubiese sido por eso, nunca habría encontrado nada sospechoso en sus actitudes después del coma, ni percatado de los actos tan atroces que habían cometido con su él.

Su deber como miembro de la familia Park era poder, dentro de lo posible, otorgar a los fantasmas y espíritus el descanso eterno. Quizá, él salvar a Jeong del Taeng Saeng era una de las tan difíciles pruebas que debía cumplir a lo largo de ese camino.

Hoseok o Jeong ¿por qué no podía salvarlos a los dos?

Y, por último, y no por eso menos importante, Hoseok había estado destinado a volver a tener contacto con Jimin. Si su abuela no le hubiese mandado a ir a Seúl con ella, no se habría topado con Yoongi, y por consiguiente, quizá nunca habría tenido los recuerdos y las vivencias de Jeong merodeando los rincones de su mente, rascando la tapa de esa cajita de Pandora que su madre protegía con tanto egoísmo, si no hubiese vuelto a Seúl, lo más probable era que Jeong se hubiese convertido en una parte suya para el resto de su vida, algo que él consideraba por demás muy injusto.

Si de verdad estaba destinado a morir, lo haría con la conciencia tranquila de que tanto él como Jeong serían libres de las cadenas que los anclaban al mundo de los vivos, y podrían conseguir el descanso eterno.

—Ya está todo listo. —Anunció la abuela Park asomándose por la entrada.

En cuanto a la abuela, aunque por fuera no lo demostrara, por dentro estaba devastada, la situación en la que su propia hija había puesto a su nieto le causaba una profunda angustia, la cual crecía sin medida a causa de lo que estaba a punto de presenciar. Park Soo Young jamás fue una persona capaz de demostrar abierta y directamente sus sentimientos y emociones, no obstante, eso jamás significó que no amara a su familia.

✨IN THE LIGHT✨️ Vol.II ||YM|| Donde viven las historias. Descúbrelo ahora