Cap. 21 "Deuda"

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Ginevra Weasley tuvo que ser paciente cuando se enteró del enamoramiento de Harry por Cho.

No podía actuar precipitadamente, tenía que pensar con cabeza fría.

Le había tomado bastante tiempo que el León la mirara como una "amiga" y no solo como la hermanita de su mejor amigo. Tenía la confianza de Harry, aunque aún no al nivel de lo que tenía con Hermione.

Lamentablemente no podía sacar a la castaña del medio...Al menos no por ahora.

Pero Cho no corrió con la misma suerte, unos simples hechizos y amenazas bastaron para que la chica corriera a los brazos de otro hombre.

Ya sin ella en el camino, solo era cuestión de tiempo para que Harry estuviera a su lado.

"La paciencia es una virtud" palabras que la pelirroja repetía cada día.

Todo estaba marchando bien, los lazos con el ojiverde cada día eran más fuertes. Comenzaron a pasar más tiempo juntos, y los rumores de una relación no tardaron en llegar. 

Ella sabía que no le era indiferente al azabache, pues siempre caía ante sus coqueteos e insinuaciones, llegaron a los besos y a sus momentos acalorados. Pero aún faltaba la última pieza.

Era perfecto… Hasta que el pelinegro le dijo que solo podían ser amigos, porque había alguien que le interesaba mucho.

La pelirroja tuvo que fingir una sonrisa amigable, y seguir con su papel de la amiga comprensiva.

Aunque por dentro estuviera maldiciendo, no conocía el nombre de ese "alguien" pero lo averiguaría y cuando lo hiciera lo haría arrepentirse por meterse en su relación (inexistente).


No importa como lo vieras, el rubio le debía una disculpa al ojiverde. Un Malfoy sabía aceptar sus errores y lo que le hizo a Potter no estuvo bien.

La serpiente salió de la cama y fue a buscar al León, decir que no estaba nervioso sería una mentira pero su preocupación era mayor.

Llegó a la sala de Gryffindor e inmediatamente todas las miradas se posaron en él. Era tan raro ver a un Slytherin ahí y más aún ver al mismísimo Príncipe.

Veían como la serpiente posaba su mirada por todo el lugar, varios aprovechaban para deleitarse la pupila con su presencia y es que no todos los días se podía apreciar tal belleza.

Hubo algunos valientes que se acercaron para "ayudar" y otros coquetearon cínicamente.

Recibiendo como respuesta una mirada amenazante.

-Hola, ¿A quién buscas?- Un tipo de cabello castaño se acercó al rubio.

-Busco a Potter.- Fijó su mirada en el tipo arrogante que le hablaba.- Llámalo.

-¿Potter?- Preguntó en tono con desagrado.-¿Por qué mejor no te olvidas de él y vienes conmigo?-Dijo poniendo una de sus manos sobre la mejilla del rubio.- Te prometo que te vas a divertir.- finalizó con una sonrisa socarrona en su rostro.

La sonrisa le duró poco pues tan pronto como terminó de hablar ya tenía dos varitas apuntando a su cuello.

-¡Ni se te ocurra volver a tocarlo!- Gritó un león furioso.

-No sabía que tú casa estaba llena de degenerados Potter.- El rubio apretaba su varita, sacando en el tipo quejas de dolor.

Neville intervino haciendo que Harry y Draco bajarán las varitas. No sin antes lanzarle al atrevido unas miradas de odio.

Ambos chicos salieron de ahí, aún con la sangre hirviendo. Algunas paredes sufrieron las consecuencias.

-Haz algo Potter.- decía la serpiente mientras limpiaba con fuerza su mejilla.- Se siente asqueroso.-

Harry paró y tomó al rubio de la mano, poniéndolo contra la pared. Llevó su mano a la mejilla ahora roja del ojigris y comenzó a sobar.

-Siento que hayas pasado por eso.- Dijo el azabache con voz suave.

-No importa.- Susurro el rubio, dejándose llevar por la placentera sensación del tacto del ojiverde. 

Harry veía como el rubio mantenía los ojos cerrados bajando su guardia completamente, eso lo hizo sonreír. Pero no podía dejar pasar la oportunidad; se acercó a él y lo besó, siendo correspondido al instante.

El ojigris se había acostumbrado al ritmo de Harry, pero quería más.

En un acto de valentía rozó su lengua con el labio superior del ojiverde. Acto que fue entendido por el contrario, sus lenguas comenzaron a explorar la cavidad ajena… La sensación electrizante recorría todo su cuerpo.

"Qué bien mueve esa lengua Potter"

El beso se prolongó por algunos minutos, hasta que Malfoy recordó para qué era que buscaba a Harry. 

-E-e-pe-pera.- Pronunció con dificultad, separándose del pelinegro.

Harry lo miraba aturdido, Malfoy mejoraba cada vez más con los besos.

-Y-yo quería disculparme por el golpe.- Miro el rostro del chico.- No fue mi intención.- dijo apenado.

-Acabas de pagar parte de tu deuda.- El león sonrió con malicia.




Enamorado de una SerpienteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora