CAPITULO 2

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Me pase las manos por mi rostro frustrada, gire mi cabeza mirando la hora en la mesita de noche, eran casi las dos de la mañana y no podía conciliar el sueño.

Suspire con cansancio, tome con cuidado la mano de Di Marco, tratando de no despertarlo.

Su mano se aferraba a mi abdomen, relami mis labios nerviosa al quitarla por completo, me levante con cautela de la cama.

Mire la luz de la luna qué entraba por el ventanal, era hermosa, camine con cuidado a la puerta.

La abrí sigilosa, salí por completo sin despegar mi mirada de Di Marco, él cuál se removia al no sentirme.

Suspire al estar por completo afuera, cerré la puerta tras de mi, camine por el pasillo con lentitud, me tomé del barandal de la escalera.

Bajandolas con cuidado de no hacer ruido, las baje por completo, camine a la cocina, prendí la luz mirando todo a mi alrededor.

Me acerque a la vitrina sacando un vaso, me acerque al grifo sacando un poco de agua.

Acerque el vaso a mis labios, el frio los invadió, cerré los ojos sintiendo el frio en mis labios.

— ¿No puedes dormir? —. Escuche su voz, abrí los ojos de golpe al ver a Axel parado en el marco de la puerta

Mirándome fijamente, toque mi pecho bruscamente al sentir como mi corazón latía con fuerza.

— No —. Negué repetidas veces, pegue mi espalda a la barra, aferrando mis manos a los costados.

— ¿Y tú? —. Pregunte

— Tampoco —. Sonrió

Lo mire con detenimiento, no llevaba camisa y dejaba ver su abdomen cuadrado.

Blanco como la nieve, y tan suave como un algodón, reaccione al darme cuenta que él no despegaba la mirada de mi cuerpo.

Me removí incomoda, mi vestido era demasiado corto, observe qué sé acercaba peligrosamente hacía a mi.

Quise esquivarlo pero fue demasiado tarde, acerco su cuerpo al mío, como un imán, pegue más mis manos a la barra, él sonrió y abriendo la vitrina tras de mi saco un vaso.

— ¿Qué haces? —. Pregunte confundida

— Queria un vaso —. Hablo despegandose de mi cuerpo

Sentí un alivio enorme al no sentir su presencia tan cerca de mi, agache la mirada desviandola de la de él.

— Buenas noches —. Hable caminando a la salida

— Buenas noches Antonella —. Respondió con cierta picardía

Me gire levemente y puedo jurar qué su mirada estaba llena de deseo al verme.

Sonreí con timidez salí de la cocina evitandolo, subí las escaleras rápidamente, pero me detuve de golpe al chocar con algo.

Alce la cabeza topandome con una mirada furiosa por parte de Di Marco.

— ¿En donde estabas? —. Me tomo con fuerza de los brazos

— En la cocina —. Me separe bruscamente de él

— ¿Y por que te tardaste tanto? —. Sus palabras eran llenas de rabia

— ¿Qué te pasa Di Marco? —. Pregunte confundida

— ¿Qué me pasa de que? —. Frunció el ceño

— Tú no eres así de celoso —. Me aleje de él evitandolo

Camine con rapidez hacía la habitación, pero antes de que pudiera entrar, su mano me detuvo, me tomo con fuerza del antebrazo.

— ¿Qué te pasa imbecil? —. Pregunte tratando de salir de su agarre

Su mirada se confundió, miro su mano aferrada a mi antebrazo, me soltó y me miro confundió.

— Perdóname mi amor, no se lo que me paso —. Trato de acercarse pero me aleje de él entrando a la habitacin.

— ¿Por que te estas comportando de esta manera? —. Me gire mirándolo

— No, no se lo que me esta pasando —. Se paso las manos por el rostro frustrado

— No se porqué siento que me dejaras, siento la necesidad de solo tenerte para mi y unos celos se apoderan de mi cuerpo —. Agacho la mirada

— Tranquilízate Di Marco —. Me acerque a él tomandolo por los hombros, con mis dedos tome con delicadeza su barbilla haciendo qué me mirará, sus ojos se conectaron con los míos

— No se porqué me esta pasando esto Antonella —. Sus brazos rodearon con fuerza mi espalda, su abrazo era celoso y posesivo, sentí como su respiración era acelerada.

— Tranquilo —. Trate de tranquilizarlo

— No debes celarme, yo jamás te he dado un motivo para que lo hagas —. Hable aferrándome a su enorme espalda

— Perdóname mi amor, tratare de controlarme —. Acaricio levemente mi cabello

— Esta bien, esta bien —. Me separe de él, acaricie su rostro levemente, él cerro los ojos al sentir mi manos en su rostro

— Vamos a dormir —. Susurre con tranquilidad

Tomé su mano y lo guíe a la cama, me recosté en ella y él copio mi acción.

Recargue mi cabeza en su pecho y podía escuchar como su corazón latía desenfrenado.

EL PECADO DE AXEL (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora