CAPITULO 22

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— ¿Vez como tu cuerpo sede ante el deseo que tienes por mi? —. Saco su mano de mis bragas

Abrí los ojos y entonces vi nuevamente la puerta de mi habitación.

Una gran culpabilidad cayo nuevamente en mi, mi corazón se oprimio en mi pecho.

Mis ojos se tornaron borrosos, una lágrima resbaló por mi mejilla.

— No llores Antonella —. Sentí los dedos de Axel en mi mentón

— Lo tuyo y lo mío es amor —. Me miro

Me aleje bruscamente de él, caminando con rapidez a su habitación.

— ¡Lo tuyo y lo mío no es amor imbécil! —. Alce la voz

Busque con la mirada mi vestido, lo encontré tirado en el suelo, camine hacía el lo tome bruscamente y lo puse en mi cuerpo.

— Entonces sino es amor ¿Qué es Antonella? —. Su pregunta me hizo mirarlo

— Lo tuyo y lo mío es lujuria qué quema nuestros cuerpos, es el deseo de estar cerca, es el pecado qué nos une —. Baje mi vestido en mi cuerpo cubriendolo de él, de su mirada lividinosa

— Entonces lo que sientes por Di Marco tampoco es amor —. Escupió con rabia

— Te equivocas, con él me siento protegida, su tacto me enloquece, sus besos me enamoran —. Relami mis labios molesta

— ¡Eso no es amor Antonella! —. Se acerco a pasos rápidos, me tomo con fuerza de los antebrazos

— ¡Sí tú lo amaras no te acostaras conmigo! —. Su agarre se intensificaba

— ¡Sí tú lo amaras no me desearás! —. Me miro

— ¡Sí tú lo amaras no lo engañarias conmigo! —. Sus palabras se clavaron en mi pecho

— ¡Lo que paso contigo siempre ha sido un error qué tú nunca has querido aceptar! —. Quise salir de su agarre pero era demasiado fuerte para poder hacerlo

— Tú lo llamas error, pero para mi es amor —.

— Y llámalo como quieras Antonella tú siempre estarás atada a mi por siempre —. Pego su cuerpo más al mío

— Sea por las buenas o por las malas, así tenga qué decirle la verdad a Di Marco, así destruya todo lo que te rodea —. Sus manos tomaron con fuerza mi espalda baja

— Aunque así muera en el intento —.

— ¡Eres un hijo de puta, tú no puedes hacerme eso! —. Chille de dolor

— Claro que puedo, yo gobierno sobre tu cuerpo, tus besos —. Se acerco peligrosamente a mi boca

— ¡Estas loco tú no eres nadie para mandar sobre mi! —. Quise salir de su agarre

— Claro que si, yo no pierdo nada con contarle a Di Marco lo que paso contigo —. Sonrío triunfador

EL PECADO DE AXEL (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora