CAPITULO 13

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Separo su boca de la mía, esparciendo besos húmedos por todo mi cuello, bajando por mis pechos, los cuales saco con astucia.

Un suspiro salío de mis labios, al sentir su lengua en mis pezones, los mordía y succionaba, jugaba con ellos.

Me estremecí al sentir su lengua bajando por mi abdomen, subió mi vestido por completo, quitándolo.

Dejando mi ropa interior a simple vista, sus ojos brillaron al verme, cerré de nuevo los ojos al sentir de nuevo su boca en la mía.

Un beso salvaje, en el cual él me dominaba, su lengua jugaba con la mía, su saliva se mezclaba con la mía.

Sentí como sus dedos jugaron con mi sostén bajandolo, dejando expuestos mis senos.

Con agilidad bajo mi ropa interior y sin dejar de besarme, me cargo, pegando mi espalda más y más a la puerta.

Rodeé mis piernas en su cadera, aferrándome a él, sentí como su erección rozaba con mi vientre.

Separe mi boca de la de él, besando su cuello aferrando mis manos a su cuerpo, estimulandolo por detrás, sus labios rozaron con mi oreja.

Mordiendo levemente mi lóbulo, y sin previo aviso me penetro con fuerza.

— ¡Ahhh! —. Gemi al sentir lo grande que era

Sus embestias eran fuertes y dolorosas, él causaba algo en mi qué me excitaba.

Algo qué sus mordidas en mis hombros, sus embestias dolorosas me hacían querer más de él.

A mi mente llegaron imágenes de Di Marco, de sus besos en mi cuerpo, de como hacía el amor con él, abrí los ojos al sentir como unas pequeñas lagrimas salian de mis ojos.

— No llores Antonella —. Axel paró al mirarme

— Yo jamás dejaría que derramaras una lágrima —. Beso mis mejillas

Con su lengua lamió mis lágrimas derramadas, empezó a moverse de nuevo, cerré los ojos al sentir como su boca atacaba a la mía.

En un beso salvaje, así era hacerlo con él, con él era tener sexo salvaje, en cambio con Di Marco era hacer el amor.

Sus embestias aceleraron, su mordidas aumentaron.

— ¡Ahhhh! —. Gemi alto

— Pide, pide, pide —. Susurro cerca de mi boca

— Ma... Más fuerte —. Hable entre cortado, me penetro con más fuerza, aferraba sus manos a mis piernas

— ¡Ahhhh! —. Seguía gimiendo

— Eres mía, mía —. Beso mi cuello, cerré los ojos con fuerza, arqueando mi espalda

— ¡Ahhhhhhh! —. Gemimos llegando al placer

EL PECADO DE AXEL (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora