Capítulo 19

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Incómodo.

Louis estaba incómodo en aquella silla dura de la sala de espera del hospital. Había intentado cerrar los ojos para descansar un poco siguiendo el consejo de su hermana. Fizzy descansaba con una compostura complicada en la silla junto a la de Lottie frente a él, apoyaba la cabeza en el hombro de la mayor mientras se abrazaba a su brazo cansada de tanto llorar. Lottie tenía la cabeza echada hacia atrás apoyándose contra la blanca pared, con los ojos cerrados y la respiración pausada. No estaba durmiendo, eso era algo que Louis sabía perfectamente, estaría pensando.

Él miró los zapatos manchados de barro, el pantalón vaquero todavía estaba húmedo hasta las rodillas y también tenía manchada la camiseta. Cuando había visto la forma extravagante en la que su casa se prendía fuego sabiendo que había gente ahí adentro se había lanzado hacia ella siendo detenido rápidamente por uno de los policías que le impidió adentrarse en las llamas. Como los bomberos estaban haciendo todo lo posible para apagar el fuego acabó manchándose del barro que había formado el agua de las mangueras.

Apretó las manos clavándose las uñas en las palmas.

No quería llorar.

No podía llorar.

Igual que Lottie había mantenido la calma para poder cuidar de Fizzy y de él, llorando únicamente cuando estuvo sola en el baño, él tampoco debía llorar.

Louis tenía que aguantar porque sino el peso de Lottie aumentaría y ella solo tenía diecisiete años. No era mayor de edad a efectos prácticos, pero como cumpliría los dieciocho ese mismo año podía hacerse cargo de sus hermanos, eso seguro.

Él tenía miedo de que los separasen.

De que Lottie fuese demasiado joven para hacerse cargo de ellos.

De que Fizzy acabase en una casa de acogida en Alaska.

De que él mismo fuese a parar a una pareja de Lambeth que se encargan de acoger a chicos huérfanos solo por la ayuda que les da el gobierno lo que acabaría con él siendo un drogadicto o algo peor.

Tal vez lo estaba estereotipando todo demasiado, pero era normal, tenía miedo.

Hacía apenas unas horas Louis había estado suplicándole a su madre que le dejase ir al centro comercial solo, con sus amigos porque ya tenía once años y el año que viene entraría al instituto. No podía seguir yendo al centro comercial acompañado de su madre, los demás niños se reirían de él. Su madre se mostró muy reacia a la idea de dejarle ir solo en autobús hasta que Lottie intervino en la estúpida discusión y ofreció llevarlo ella.

–¡Pero quiero ir solo! –había dicho él.

–Ya. Pero yo tengo que ir al centro comercial –había respondido ella con tono burlón–. Te puedo llevar en mi coche, y nos olvidamos el uno del otro durante todo el día.

–Está bien –había mascullado él sin todavía estar de acuerdo del todo–. Pero me dejas dos manzanas antes –advirtió.

–¿Dónde vais? –había preguntado Fizzy con los mofletes manchados de rotulador.

Al final Fizzy había decidido que quería ir como Lottie al centro comercial y Louis se había molestado porque él se creía un adulto y estaba harto de que su madre le tratara como un niño pequeño.

Estaba harto...

Menudo gilipollas.

Lo último que le había dicho a su madre antes de salir de casa había sido "¡Dios, siempre igual!" por algo que ella le había dicho y que él era incapaz de recordar.

CONTROL - L.SDonde viven las historias. Descúbrelo ahora