Capítulo 3

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¡Hola! Soy la Barbie Guía, mantengan manos y brazos en el teléfono, "accesorios" fuera. Y no tomen comenten con una sola mano por su seguridad ¡Por faa! ¡Mil besos! 



Louis Tomlinson dejó el teléfono sobre su cama mientras salía para buscar por el apartamento ese paquete le habría llegado el viernes y del que no sabía nada, pero no lo encontró. Llamó a la puerta de la habitación de su compañero de piso, aunque no quería que le viese tan desesperado por un paquete que ni si quiera sabía si realmente existía.

Como era habitual tratándose de Styles, Louis tuvo que insistir en sus golpes contra la puerta hasta que el chico con la capucha oscura tapándole media cara y las enormes gafas deslizándose por su nariz le abrió la puerta de mala manera. No dijo nada, su actitud era suficiente para despreciar al mayor.

– Estoy buscando un paquete a mi nombre.

– ¿Tengo pinta de cartero? – ladró.

– Llegó el viernes. ¿Lo has visto por algún lado?

El menor bufó con los ojos en blanco, salió de su habitación apartando a Louis de un golpe en un hombro con el suyo, se adentró en la habitación del mayor y le señaló un paquete que había justo encima de su escritorio. Con cara de asco volvió a su habitación dejando a Tomlinson como un completo imbécil. ¿Cómo no había visto el paquete sobre su escritorio?

Tampoco es que tuviese tiempo que perder pensando en lo que pensaría Edward de él, así que se hizo con un pequeño cúter que había comprado al inicio de su carrera para realizar los proyectos que le pedían, y cortó la cinta por la zona en la que se unían las solapas de cartón. De nuevo la caja tenía forma de zapatos, pero no encontró una caja de lubricantes, sino una caja negra y sobre rojo.

Con la boca seca cerró la puerta echando el pestillo, apoyó la espalda en la puerta y abrió el sobre encontrándose un pequeño papel blanco con las instrucciones escritas a máquina.

"Este es un regalo que no va a salirte gratis. Para usarlo sigue las instrucciones de la caja. Úsalo frente a tu ordenador portátil. Es una orden, Tomlinson, no me decepciones. Harry."

Jadeó.

¿Su ordenador portátil? Reviso toda la habitación y adecentó. No es que estuviese sucia, ni mucho menos, pero si Harry iba a obligarlo a hacer una videollamada como sospechaba, prefería que no pensara que era un tipo desordenado, aunque algo le decía que Harry le conocía mejor de lo que él se conocía a sí mismo. Colocó su ordenador portátil en una buena posición sobre el escritorio y lo conectó a la red eléctrica, aunque no lo encendió, no quería arriesgarse a quedarse sin batería mientras estaba en faena y que Harry se enfadara con él.

No quería enfadar a Harry.

Harry no sonaba como el tipo de persona que tomara represalias cuando se enfadaba, más bien el tipo de persona que te mandaba a la mierda si le molestabas, y Louis no quería ser mandado a la mierda. No todavía...

Sentándose en la cama cómodamente abrió la caja negra que era bastante grande y se abría con una sola solapa en la parte superior. Encontró un plástico y tiró de el sacando todo el contenido de la caja. Parecía el plástico que protege a las piezas de una consola, móvil, o cualquier estuche de aseo para que no se desperdiguen por la caja. Lo que no esperaba era ver un cilindro grande y negro, con pinta de ser muy caro, con unos botones en la parte frontal que indicaban el encendido/apagado, y luego un botón con un símbolo de más y otro de menos. Al lado del cilindro había un cable USB y un libro de instrucciones. ¿Qué mierda era aquello? Porque a Louis le parecía un instrumento de tortura alienígena.

CONTROL - L.SDonde viven las historias. Descúbrelo ahora