CONTROL - L.S

Capítulo 10

Definitivamente era raro.

Se sentía bastante incomodo al caminar por la calle acompañado de Styles hacia el supermercado y no podía evitar fijarse en la manera en la que la gente los miraba. En realidad, el único que atraía las miradas era Edward. Expulsaba poder por todos los poros de su piel caminando con la espalda recta, la mirada al frente y los pasos firmes. Era como si toda la ciudad fuese suya y aquella seguridad no pasaba desapercibida por las personas que se cruzaban por la calle. Que tuviese un culo respingón que quedaba perfectamente enmarcado por los vaqueros tampoco ayudaba.

El trayecto no fue largo, aunque si frío como indicaba que a pesar del sol la nieve de las aceras no se derritiese.

–Deberías de haberte puesto una chaqueta más gruesa –lamentó Louis cuando estaban en la puerta del supermercado, viendo la sonrojada nariz de Styles.

–No suelo tener frío.

–Pero te enfermas con rapidez.

El menor se encogió de hombros sacando una cesta de la inestable pila donde estaban colocadas, la colocó en el suelo y sacó el mango para tirar de ella.

–Tampoco tengo chaquetas más gruesas que esto –se subió un poco la cremallera de la sudadera negra.

–Ahora vives en Nueva York, Styles. Tienes que abrigarte.

–Lo haré... Lo haré... ¿Por dónde empezamos? –sacó del bolsillo la lista de la compra garabateada con diferentes tintas ya que se apuntaba lo necesario conforme iba faltando.

Caminaron con el incomodo silencio de nuevo entre ellos.

–¿Por qué es tan incomodo? –preguntó Louis introduciendo una lata de tomate frito en la cesta– Es decir, hace un momento en la cocina estábamos en una situación más comprometida y no era tan incómodo. Pero esto...

–Es más fácil hacer cosas que no hacíamos antes –resolvió Styles tirando de la cesta.

–¿Qué quieres decir?

–Antes de que nuestra extraña amistad se fuera a la mierda, tú y yo pasábamos mucho tiempo juntos haciendo cosas normales como comprar –movió el paquete de arroz frente a él y lo dejó en la cesta–, ver películas, jugar videojuegos... Así que es normal que hacer esas cosas después de tanto tiempo pueda ser incomodo, porque es como si intentásemos ser lo mismo sin serlo realmente. Sin embargo, hacer cosas nuevas y completamente diferentes a lo que hacíamos antes parece no tener detrás de ese –buscó la palabra– peso del recuerdo o algo parecido.

–¿Cómo sabes tantas cosas?

–Yo lo sé todo –rió.

Se introdujeron en el pasillo de los cereales y mientras se adentraban hasta las marcas que solían comprar, una mujer que empujaba su carro en sentido contrario cruzó mirada con Harry, se sonrojó desviando la mirada y sonriendo como estúpida. Era la quinta persona que hacía eso en el supermercado.

–¿Puedes dejar de hacer eso? –bufó Louis cogiendo sus cereales y los de Styles de la estantería.

–¿Hacer el qué?

–Sabes perfectamente que con solo una mirada podrías tener a toda la tienda de rodillas y con la boca abierta suplicando por hacerte una mamada, pero me hace sentir incomodo que vayas por ahí excitando a la gente cuando estoy a tu lado.

La risa de Harry le hizo sentirse como un niño pequeño y enfadado. Resistió el impulso de cruzarse de brazos y fruncir los labios porque eso solo empeoraría dicha sensación.