STUCK [JAYWON/JAKEHOON] [OMEGAVERSE]

11

Porque si la vida, que repito: es una perra, te desmaya y luego te hace despertar por el bullicio de dos quejicas peleando Jay preferiría dormir para siempre y no volver a tener nada que ver con ella.

Despertó de ese profundo sueño, siendo recibido por un tremendo dolor de cabeza que le hizo soltar un quejido y apretar fuertemente los ojos. Había oscurecido. Visualizó a su alrededor reconociendo al instante su habitación. Estaba acostado sobre su cama con una toalla húmeda sobre su frente.

Su cabeza dolió pero por alguna razón se sintió ligero. Como si un peso extra fue retirado de sus hombros y ahora sus sentidos estuviesen agudizados a un ciento un por ciento. Intranquilo por el ruido y el desconcierto, no pudo evitar preguntarse el por qué de aquello y fue ahí cuando lo percibió.

Sintió un cosquilleo crecer en su pecho que percibió como angustia mas no pudo descifrar de donde provenía, dejándolo confundido y en estado de alerta.

"¿Cómo llegué aquí?" fue lo que su confusa cabeza logró formular.

Frente a él estaban Sunghoon y Jake, quienes se mantenían discutiendo acerca de algo que no lograba captar con claridad. Ni uno de los dos se había percatado de su presencia, ahora consciente, y parecía que no lo harían sin antes hacerselo saber.

Al parecer, la pareja estaba discutiendo de algo serio pues percibía el enojo en las feromonas de ambos.

Jay carraspeó audible, de manera que los presentes se percataran de que ya había despertado y así pedirles unas cuantas explicaciones. Cosa que logró al sentir las miradas de los contrarios: una aliviada y la otra enojada.

—Oh, ya despertaste.— susurró Jake aliviado de ver a su amigo consciente. Pronto llamaría al doctor que en esos momentos estaba checando a Jungwon, quien había despertado hace un tiempo, para que revisara a Jay. Debían de explicarle la situación al alfa rubio.

—Joder, por un momento creí que te había sedado como a la bella durmiente.— habló con ironía Sunghoon. —un poco mas y terminaba por despertarte de un putazo, porque no mereces mas que eso.— bufó para luego salir de la habitación sin dejar a su hermano siquiera contestarle. Jay frunció el ceño.

—¿Por qué esta de malas?— preguntó confundido ante el sorpresivo ataque. Jake suspiró.

—Está de malas porque piensa que eres estúpido.— respondió sincero. —Aunque yo también estoy de su lado.

El rubio gruñó, ni siquiera sorprendido de tal situación. La cabeza le comenzó a punzar horrores y un mal presentimiento pareció estrujarle el corazón. —¿Qué fue lo que hice?— preguntó mas calmado.

—Nada, solo marcaste a un omega cuando estabas en celo.— soltó irónicamente ocultando la decepción de su voz. Jay frunció el ceño.

Existían pequeños fragmentos de lo ocurrido. Todavía podía sentir el vivo recuerdo de la visita desafortunada de Hwang a su oficina. Recordó haber querido que la omega se marchara tan rápido como fuese posible. Podía revivir el momento en el que llamó a su secretario como distracción. Y poco recordaba, pero se incrustaba en él aquel aroma a vainilla que caracterizaba a Yang. Sin embargo, luego de tal cosa, todo se volvía un recuerdo difuso borrado por una cadena de momentos poco digeribles.

Nuevamente, volvió a sentir otra punzada en el pecho, alarmandolo nuevamente.

Su lobo se removió gruñendo y él no pudo quedarse quieto. Necesidad, tal sensación se instaló y existía en el fondo de su pecho como un hueco interminable. Necesitaba hacer algo. No tenía idea de lo que debía hacer, pero debía cersiorarse de finalizarlo.

Jake, al ver la compungida y confundida expresión en el rostro contrario, suspiró.

—Mira, se que fue tu lobo quien tuvo el control de la situación, pero eso no quita el hecho de que pasara lo que pasó.— explicó el pelinegro, despues de todo, ya había estado en una situación parecida antes. —Pero ahora necesito que entiendas que lo suyo fue algo dife-