STUCK [JAYWON/JAKEHOON] [OMEGAVERSE]

12 pt.2

—¿Jungwon-ah?— la voz curiosa del hombre mayor despertó asco en el omega. No podía estar escuchando su nombre salir de un tipo como ese; uno que para él había dejado de existir hace años.

Pero la mala suerte pareció estar de su lado como en todo lo que hacía al revivir ese fantasma de su pasado.

—Disculpe, ¿es usted un conocido?— interrumpió Nishimura.

El omega no respondió, su boca seca y lengua pesada. —Claro que sí es mi hijo.— se apresuró a contestar el señor Yang, acercándose con una sonrisa siniestra. —Por favor, señor enfermero, déjeme hablar con mi niño a solas por un momento, ¿si?— preguntó a la vez que tomaba del hombro al mas bajito.

Nishimura observó con cuidado la situación, aparentemente sin encontrar extraño en toda la situación.

—Muy bien, pero necesito que regrese a la habitación una vez termine su conversación.— declaró para alejarse y darle espacio al padre e hijo. Jungwon miró al enfermero rubio alejarse y quiso gritarle que no le dejara solo pero su voz simplemente se rehusaba a salir.

El alfa observó marcharse al enfermero y soltó una risa seca.

—Hace mucho que no te veía, Jungwonnie.— canturreó mientras acariciaba su mejilla.

Como si algo dentro de él finalmente hiciese cortocircuito, pegó un brinco y removió la mano que le acariciaba, pegándose a la pared lo mas alejado que podía estar de ese despreciable ser. Su mente estaba grumosa con los recuerdos, con los tantos recuerdos que bombardeaban su interior con agresividad. Había pasado tanto tiempo que su cuerpo parecía no recordar cómo hacerle frente a ese monstruo.

Hasta que recordó que él realmente nunca lo hizo, ese demonio había estado ahí todo el tiempo; suelto, viviendo como si nada mientras cargaba con su inocencia.

—Veo que sigues siendo un desconfiado con tu padre. Una pena, has crecido tan bien que necesito mirarte de cerca.— manifestó acercándose a escasos centímetros del castaño.

Al verse amenazado, Jungwon volvió a tomar distancia.

—¿Qué pasa, acaso te comió la lengua el gato, asquerosa rata?— le murmuró a la vez que tomaba de manera brusca el mentón del contrario. Jungwon le miró con la mandíbula apretada, respirando con fuerza. —Ja, al parecer algunas cosas no cambian. Sigues viéndome con ese odio con el que me viste aquella última noche.— se burló.

—Suéltame, bastardo.— soltó ronco con todo el valor reunido en aquellas palabras que solamente hicieron reír a su progenitor.

El agarre se endureció cuando le zarandeó el rostro sin cuidado. —Deja de jugar al valiente, sabes que no te calza.— rió. —¿O ya no lo recuerdas? Esa noche, cuando fuiste hacia mi porque los ruidos de la noche no te dejaban dormir.

La mano del sujeto fue acariciando el costado del omega. Su piel se erizó. Pero el omega gruñó, mostrándole los colmillos. —No. Me. Toques.— ordenó, empujándolo para quitárselo de encima, pero el hombre resistió. —Si no me sueltas ahora mismo-..

—Silencio, omega. Todavía no tengo suficiente de ti, ¿cuando lo tendría?— se cuestionó entre risas tontas, viendo con cuidado al pequeño hombre temblar contra él hasta que su mirada se detuvo en el cuello del muchacho. Frunció el ceño. —¿Pero que mierda?

Sin mas, volteó con rudeza la cabeza del chico quien solo se quejó, dejando ver la venda que llevaba puesta en esa zona. La pálida mancha carmesí solo indicó lo reciente que era aquella marca, el aroma dulce revuelto con otro estorboso a café lleno de testosterona enfermó por completo su apetito.