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El sonido suave de jadeos y chapoteos era todo lo que podía escuchar. Su mente despierta y sus instintos activos, siguiendo el rastro del aroma peculiarmente conocido.

Se guió entre la oscuridad y frialdad de su casa vacía, pero sopresivamente dar con el objetivo no fue difícil; la fragancia de la humedad que desprendía el pequeño omega en celo era más que suficiente como para encontrarlo a unos cuantos metros a la redonda.

Vestía un camisón azul de tela transparente, los tirantes caían por sus delicados hombros, dejando a la vista sus pequeños y rojizos pezones erguidos. Su espalda arqueada, la cálida expresión borracha en un desquiciante delirio de doloroso y mundano placer.

Él se acercó, y el omega gimió adolorido, moviéndose inquieto y ansioso hasta colocarse sobre sus rodillas, arqueando su delicada espalda y el pecho contra el suave colchón, presentándose ante él; el signo de que estaba en su punto más alto del calor.

Embriagado por la dulzura, el alfa llevó sus manos a los muslos esbeltos, pasando los dedos debajo de la delicada tela para subir el corte del delgado camisón, dejando a la vista la piel humedecida y cosquilleante.

Encantado, trazó suaves círculos por la piel sonrosada del omega quien lloriqueaba inconsistencias piadosas.

Más que perdido, el omega le vio, aquel par de ojos suaves dulces y cálidos como la miel penetraron su alma, pidiéndole misericordia, rogándole en silencio que terminó mascullando con la voz ultrafina y dulce:

Por favor, tómame.

Sus ojos se abrieron cuando finalmente su alma pareció volver del plano que su inconsciente creó ante su ausencia, el sudor frío contrastaba con su rostro caliente cuando finalmente salió de aquella extraña burbuja del sueño. Sus ojos a penas se adaptaron en la oscuridad del momento, la Luna asomándose en el ventanal fue su amiga ante sus pupilas dilatadas.

Su aliento salió de él con poca fuerza, pasó una mano por el rostro y ejerció fuerza en su entrecejo. ¿Cuando había sido la última vez que tuvo un sueño de esos? Luna, seguramente jamás, nunca se había sentido tan.. tan real como aquello.

Soltando un profundo suspiro, se levantó, ignorando por completo cualquier indicio que su honesto cuerpo mostrase luego de semejante escenario subrrealista. No haría nada al respecto, mucho menos pensando en un hombre tan ajeno como el que veía en sus sueños. Además, aliviarse a sí mismo era casi igual de fatídico como volver a tener otro sueño igual o aún más pecaminoso.

Él lo sabía más que nadie.

—¿Puedo servirle en algo, Sr. Park?— la voz suave de una de sus empleadas susurró en cuanto entró a su espacio de entrenamiento.

Él vio con poco entusiasmo la bañera pulcra. —Tomaré un baño frío.

La mujer no lo cuestionó y dando una reverencia hizo lo pedido.

Ser un alfa puro conllevaba a una batalla constante con su lobo. El acumulo de testosterona, los instintos insoportables podían liderar a pensamientos impuros, anhelos prohibidos y comportamientos agresivos, podría liderarlo a ser un alfa más del mundo. Y él prefería transformar tales toda aquella energía en otras actividades de provecho, o en su defecto, reprimirla en lo más profundo de su pecho.

Su cuerpo estaba acostumbrado a ello, a autodestruirse y reconstruirse a sí mismo cuantas veces fuesen necesarias. Era lo mejor, lo mantenía bajo control.

La sirvienta rápidamente abandonó la sala una vez su trabajo estuvo finalizado. El rubio sacó su ropa en dos jalones y soltó un suspiro cuando estuvo frente al agua gélida. Conteniendo la respiración se sumergió poco a poco en ella hasta que la frialdad le cubrió desde los pies hasta el cuello.

STUCK [JAYWON/JAKEHOON] [OMEGAVERSE]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora