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Los ojos de una niña de a penas dos años miraron maravillados el resplandor de tantas luces a la vez.

Su madre le sonrió y ella sintió su corazón aletear. Era difícil para una nena de su edad distinguir entre la veracidad y falsedad de aquella sonrisa cansada en el rostro pálido de su progenitora.

La omega tenía prisa, pronto estaría lejos de ahí. Lejos del núcleo de los Park, lejos del daño que había sido infringida hace años. Park se lo había advertido, él lo sabía todo hasta ahora. El alfa sabía que le había tendido una trampa y había sido misericordioso cuando le permitió irse ilesa, aunque ella no sabía hasta cuando duraría ese momento de quietud.

Su mayor peligro ahora resultaba ser Seonghwa. El hombre no le había llamado por avances, había estado tan callado que Yeji estaba ansiosa. En el fondo creía que se había enterado de alguna forma, pero ella no se quedaría para averiguarlo. Solo debía mantener el ritmo, caminar aunque sus pulmones machacados no soportasen más.

—Hola, cachorrita.— escuchó una voz gruesa a lo lejos, y su corazón se detuvo cuando notó la figura de un hombre al lado de su niña.

Su corazón dio un vuelco y su piel se erizó. La imagen era surreal, ver a Seonghwa arrodillado frente a su cachorra, la cachorra de ambos, acariciándole el cabello. Luna, ella hubiese sido feliz de haberlo presenciado en otro momento, no en el que intentaba huir del mismo alfa que le había dado esa cachorra.

—No has regresado a mi, Yeji.

—Lo siento, he estado tratando otros asuntos y no he tenido el tiempo para ponerte al día.

—Supongo que ahora no es un mal momento, ¿no?

La mujer quedó muda, y solo pudo asentir con un nudo en la garganta.

Incluso con el futuro incierto, se dejó guiar por el hombre quien tomó a su hija de la mano. Gaeul la vio primero a ella, con ojitos brillantes, seguramente sintiendo de forma inconsciente la conexión que tenía con aquel hombre y Yeji no pudo alegrarse por ello. Ni siquiera sabía si iba a salir viva de ello, si su hija iba a estar bien.

El alfa guió a la mujer y a la niña hasta el subterráneo, donde la luz era opaca y los autos poco transitaban; donde no se encontraba ni un solo alma, solamente su auto estacionado al fondo.

—Te quedarás dentro, ¿de acuerdo, pequeña? Solamente tendré una pequeña charla con tu madre.

—Me da miedo.

—Será rápido, bebé, prometo que no tardaremos.

El corazón de la cobriza dolió al ver a su niña pucherear con los ojos llenos de lágrimas. Ella la vio con los ojos temerosos, pidiendo una respuesta de su parte y la madre omega solo pudo asegurarle con una sonrisa que todo estaría bien.

El alfa no se mostró igual de paciente, por lo que tomó a la niña y la encerró en el auto sin mucha plática, y pronto solo fueron ellos dos solos y los llantos ensordecedores de su hija asustada dentro del vehículo.

—¿Lo conseguiste?

—Yo.. todavía está en marcha, es más complicado de lo que creí que sería.

—Usarás la pastilla.— y ella asintió.—¿Hay algún grado de dificultad en eso?, es solamente entregarle tu nuca.

—Yo.. y-yo, sí, la usaré y entonces se enlazará conmigo.

—Yeji, Yeji...— la voz le salió oscura, irritada. —No sabes cuanto aborrezco cuando de tu sucia boca no salen mas que mentiras.

Antes de que pudiese mediar palabra, el hombre la tomó del cuello, apretando con fuerza. Sus ojos se abrieron en grande cuando sacó un arma de su cinturón, y ella con los ojos aguados en la desesperación se aferró a los antebrazos del hombre.—No, suéltame, por favor.. —murmuró con el aire que le quedaba antes de que apretara mas fuerte.

STUCK [JAYWON/JAKEHOON] [OMEGAVERSE]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora