STUCK [JAYWON/JAKEHOON] [OMEGAVERSE]

Jakehoon's Origin pt.2

~Otra vez, la lectura de este capitulo es opcional.~

PREGUNTA IMPORTANTE, tendrá que ver con lo que pase mas adelante asi que respondan sabiamente: A quién eligen entre Jungwon y Sunghoon? Dejen su elección abajo.

Jungwon 🐈:

Sunghoon 🐧:

2/3

Las mañanas nunca fueron lo suyo, solo lo aseguró cuando el estorboso brillo del sol le pegó directo a la cara, atiborrándole de molestia junto con aquel apretado sentimiento de vacío en su pecho.

Se obligó a si mismo a abrir lo ojos cuando aquello fue insoportable, sentándose en el colchón mientras recuerdos de la noche pasada iban cayendo de golpe en su torpe mente.

Cuando se observó a sí mismo a medio vestir y con el ambiente lleno de trazos de cereza dulce y ácida todavía revoloteando en el aire supo que lo que había pasado ayer no había sido un sueño o un delirio. Todo había sido real; había reclamado a su destinado: un Park. Y el omega ahora ya no estaba en su cama en donde le había dejado anoche.

Jake se quedó muy quieto cuando comprobó la escapada del omega. Un escalofrío le heló los huesos y su lobo se alborotó, pidiendo entre gruñidos encontrar a su destinado. Ignorando ese insistente llamado enfermizo, él se levantó y revisó el baño; sin encontrar rastro alguno de Sunghoon. Se dirigió a la cocina y tampoco lo encontró ahí. Pasó por la sala y esta también estaba vacía.

Se dejó ir de lleno en el sofá, intentando calmar a su histérico alfa que correteaba sin cesar en su interior. Sabía que estaba metido en un desastroso aprieto. A parte de que era uno de los herederos de la mafia Park, no sabía mucho sobre Sunghoon, pero conocer un poco de su familia ya era algo para poder alarmarse. Él no tuvo que haber reclamado a un Park. Maldición, él nunca tuvo que haberlo hecho de la forma en que lo hizo.

Maldijo al no saber el medio por el cual comunicarse con el omega. Sin embargo para su conveniencia, debían de volver a verse la noche de hoy para entregar la segunda parte del cargamento. Sonrió al saber que volvería a ver a su omega. Su sonrisa desapareció cuando pensó en lo que había hecho ayer.

Una disculpa era poco comparado con lo que le debía a su omega. Haber calmado su celo cuando este le había intoxicado los sesos no fue su mejor movida. Había sido policia, detestaba las movidas sucias y las injusticias. Era natural que odiase el asquero pensamiento que tenían ciertos alfas de enorgullecerse de haberse aprocechado del celo de un omega. Era repugnante, cobarde, e irónicamente ahí estaba él, siendo uno de esos alfas sinvergüenzas que se había aprovechado de un omega.

Suspiró, pensando en como iría a reaccionar su omega. ¿Le aceptaría? ¿Le insultaría y luego le dispararía con ese arma que tenía para dejarlo muerto a la orilla de un río? ¿O de eso se encargarían los hombres bajo su mando? No quería pensar en eso, pero tendría que hacerlo. Aquello se quedaba corto para las atrocidades que los Park cometían con aquellos que traicionaban a uno de su equipo.

Revisó la hora, apenas era el medio día. Faltaba mucho para reencontrarse con el pálido pero hasta entonces debía de tomar el coraje para enfrentar a su destino.

[...]

—Aquí, tus pastillas, niño.— la señora de edad avanzada le miró con desaprobación y asco mientras le entregaba la pastilla del día después.

Pero él le sonrió, tal vez con tanto veneno que solo hizo enfurecer a la mujer. —Muy amable, ahjussi.— vociferó con una sonrisa fingida que no le llegó ni a los ojos.