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El domingo por la mañana me desperté temprano, había quedado con Pepe para la primera meditación dominical del año en el mirador del Cerro, eran pasadas las 5:00am y yo no había dormido nada.

Anoche al irse Alex, después de la redada entré a la cabaña y me alisté para dormir, no fui muy meticulosa para desmaquillarme, sólo lavé mi rostro y me fui a la cama. Fermina ya estaba durmiendo, solo esperó que me metiera entre las chamarras para acomodarse cerca de mí por el frio inmenso que había.

Mi alarma sonó a las 4:30 am <Quién en su sano juicio se levanta a esa hora un domingo, cuestioné> estaba todo obscuro, pero debía cumplir lo acordado con mi amigo.

Tenía aún un agujero en el estómago, con esa sensación de acidez mezclada con hambre, el corazón acelerado que me hacía sentir cada latido por encima de la ropa cada vez que pensaba en Alex. Me sentía culpable de haber besado al extranjero, no lo conocía, no sabía mucho de él, me sentía una fácil, pero qué más daba, tenía treinta años, él dos menos que yo, ambos estábamos adultos y ya estábamos en edad de ir directo en busca de lo que queríamos. < Eso me decía a mi misma para calmar mi conciencia>

Tomé todos los abrigos que había en el inmenso ropero de la cabaña, estaba demasiado frío que era difícil respirar, me puse un gorro de invierno y la bufanda que Alex me había prestado la noche anterior, tenía aún su olor, una especie de aroma a limpio que me hacía recordarlo como que estuviera cerca de mi, la sensación de su respiración a la hora de besarme, mi pecho volvía a sentirse comprimido.

Agarré la bicicleta que había conseguido en una tienda de segunda mano hacía un tiempo, y me dirigí al cerro, era un trayecto algo complicado, debía subir una montaña prácticamente, el ejercicio y yo no habíamos sido amigos mucho tiempo así que casi siempre se me dormían las piernas en la subida y me veía obligada a bajar de la bicicleta y continuar mi camino a pie empujándola.

Pepe me alcanzó, él siempre hacía ese recorrido corriendo y ese día se veía tan fresco con sus pants negros de ejercicio, su sudadera gris con la capucha puesta y una bufanda negra de lana bastante gruesa, parecía modelo de revista, tenía semblante que hubiera dormido placenteramente ocho horas la noche anterior.

– Viniste – dijo en tono sarcástico

– ¡Claro! ¿Cuándo te he fallado? – diciendo esto desvié mi mirada, "¡Qué tonta"- Pensé – ¿cómo se me ocurre decir esas frases sospechando que mi amigo esta celoso? Él me lanzó una sonrisa algo fingida y tomó mi bicicleta por el timón para llevarla él por la cuesta.

– ¿Qué tal tu noche? – preguntó serio y con la mirada puesta en el camino.

– Bien – respondí – Hubo un After en las cabañas, Eddy lo organizó, pero llegó la policía y hubo una redada, por suerte estaba Miguel con ellos y salimos ilesos de allí

– ¿Salimos? – dijo levantando una ceja y dirigiendo sus hermosos ojos café hacia mí

– Si, Alex estaba allí, Eddy nos invitó a pasar y nos quedamos hasta que la policía llegó, él se marchó y me fui directamente a dormir, pero siento que no descansé lo suficiente – no sabía por qué le estaba dando explicaciones pero necesitaba dárselas.

Pepe cerró un poco los ojos en símbolo de tranquilidad al escuchar que Alex se había marchado y no preguntó más.

Llegamos al punto de reunión en donde estaban ya los compañeros acomodados para iniciar la meditación, buscamos nuestro espacio y nos sentamos, él se asomó brevemente a mí

– No me agrada tu amigo – dijo separándose inmediatamente

Sentí un pequeño escalofrío, pero no respondí y tampoco lo volteé a ver, la clase dio inició, empezamos agradeciendo los acontecimientos del año que había terminado y haciendo ejercicios de respiración para atraer energía positiva para el año que iniciaba.

INTERMITENTEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora