EL BAR DEL MUELLE

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No era de las personas que bloqueban a otras personas en las redes sociales, se me hacía algo infantil, jamás lo hice con Roberto, no fue necesario con él, para mí quien lo hacía mostraba más debilidad que el otro, y aunque esta vez era diferente y si,  yo era la débil, me había propuesto dejar en el olvido todo lo que había vivido con Alex si hacer eso.

No lo bloqueé de Instagram, sólo dejé de seguirlo, no quería enterarme de nada de su vida, era más fácil así, por suerte para mí existía una opción "mostrar a todos excepto a" para mis publicaciones, tampoco era como que pensaba empezar a subir fotos e historias que mostraran lo bien que estaba aunque no fuera cierto, decidí seguir mi vida normal y subir lo que realmente me parecía.

Un mes había pasado ya desde esa última llamada con Alex, no sabía nada de él desde entonces, nunca intentó comunicarse, pasé sin mi teléfono unos días en lo que reponía el que había destruido aquella noche, pero al tener el nuevo e instalarle todo nuevamente ninguna notificación era de él, dolía.

Ya me había encargado de guardar sus pertenencias en una caja plástica para no verlas, la había dejado en el ropero fingiendo el papel de zapatera,  su guitarra estaba almacenada en la bodega del Colorus por si algún artista la necesitaba para una presentación, era algo que no le molestaría a él, pero después de todo no tenía cómo enterarse.

La amistad con Maria estaba distanciada, más por mí que por ella, pero si hablábamos seguido, no preguntaba por él aunque me muriera de ganas, no lo mencionaba, ella tampoco, de la historia trágica de Sofía no quería saber nada, me importaba poco si estaba fuera del hospital, si lo había intentado otra vez o si ya estaban juntos, me desconocía al pensar así de una persona pero hasta eso había cambiado en mí, la empatía de todo lo que tuviera que ver con él.

Tomé vacaciones unos días, había estado cortante con mamá todo ese tiempo de duelo que sospechaba que algo pasaba, no quería preocupar a mis padres, pero tampoco quería que supieran lo mal que estaba, así que fui de sorpresa una semana y fingí que todo marchaba genial. Mi hermana no se tragó el cuento, pero no quería que supiera que nuevamente había fracasado en el amor y que seguía de mesera en el bar de un pueblo remoto en medio del agua.

Al volver días después la rutina en el Colours regresó a la normalidad, el verano iniciaba y con él la temporada alta, turistas de todo el mundo y nacionales llegaban a olvidarse de todo por un tiempo, era la mejor época, por mi mente había pasado la idea de renunciar pero Phillip no lo aceptó, no hasta que el verano terminara, así que decidí quedarme, se lo debía.

– ¿Noche de chicas en tu casa hoy? – dijo Pepe en tono burlón alistándose para irnos

– Lo siento amor mío, tengo una cita hoy, así que estaré un poco ocupada – respondió Olivia quitándose el delantal y poniéndolo en el fregadero

– ¡Hace una semana se fue el Irlandés y tú ya tienes otro galán! – exclamé sorprendida

– Así es, no hay tiempo que perder, ¿para qué?, Deberías hacer lo mismo, llevas más de un mes sola, ya es hora que alguien te saque a ese extranjero  de la cabeza – se defendió  arreglando su cabello en el reflejo de su celular

– Ya vas a empezar, Olivia, no es necesario,  Zoé no necesita a nadie, está mejor así– respondió Pepe molesto

– Déjala– reí un poco – Gracias amiga mía, pero Pepe tiene razón estoy bien sola por ahora

Olivia se marchó con su cita, Pepe y yo cerramos el bar a la una de la mañana, debíamos ser puntuales, por ser época alta la policía rondaba mas seguido las calles en busca de fiestas clandestinas después de la ley seca y Phillip no se arriesgaba.

INTERMITENTEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora