PALOMITAS DE MAÍZ

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Lo que había escrito en esa pared blanca era lo que estaba sintiendo por Zoé, había vivido todos estos años creyéndome incapaz de sentir necesidad, admiración y emoción por una persona, Zoé me complementaba, no sabía qué futuro podría tener una relación como la que teníamos, yo debía volver a mi país a seguir con lo planeado en los negocios de mis padres, más bien, los de mi madre, que quería que me ocupara por completo del hotel de Londres, yo siempre estuve de acuerdo pero ahora no sabía cómo iba poder hacerlo sin alejarme de ella.

Había tomado varias fotos con mi celular mientras Zoé dormía, estaba de espaldas a mi, tenía una pierna suelta fuera de la sábana, mi camisa que le quedaba grande que había caído levemente dejando al descubierto una parte de su hombro, su pelo desordenado caía en toda la almohada, me levanté para captar mejor la imagen y la subí a mi perfil de Instagram, sabía que le gustaría, quería darle la sorpresa pero el sorprendido fui yo al saber que había ocasionado problemas con Pepe.

Después que salí de la cabaña, era la primera vez que pasaba la noche entera con alguien desde que llegué, me sentía emocionado, había sentido un vínculo muy fuerte con ella que se me notaba. Llegué donde Mario, Javier y Tina estaban en el bar y me invitaron a que almorzara con ellos

–  Tienes una cara hermano, que podría asegurar que hasta te caíste de la cama de lo emocionante que fue tu sueño – dijo Javier al verme

–  No fue sueño – respondí tratando de ocultar mi emoción y sentándome en una silla junto a ellos

–  Hueles a mujer, no me digas que Zoé y tú....

–  No sigas Javier – interrumpí – no voy a contarte nada

Javier rio a carcajadas dejando su guitarra a un lado, Tina quien no entendía nada solo nos veía con una sonrisa de interrogante, Javier le explicó luego lo sucedido con malicia a lo que ella contestó en su idioma y Javier tradujo "es una linda chica, hacen bonita pareja" .

Llamé varias veces a su celular, no hubo respuesta, le envié mensajes y tampoco daba señales de ella, no quería ir a buscarla y parecer desesperado, aunque lo estuviera. Me duché y esperé que llegara la hora de trabajar, llegué temprano al bar y solo me encontré al Bar tender de muy buen humor a mi parecer

–  ¿Haz visto a Zoé? – demandé acercándome a la barra donde estaba ordenando las botellas

–  Hola, extranjero, ¿Quieres un trago, whisky, ron, refrigerante para carros? – soltó la última opción en tono de burla

–     No gracias, ¿La has visto? – reí un poco

–     Si, pasé dejándola a la cabaña hace ratos– Me sirvió un whisky con hielo y puso el vaso cercano a mi

Sentí como la sangre subió a mi cara al escuchar la manera en que dijo que la había dejado en su cabaña, bebí del trago para calmarme un poco, me ponía celoso ese tipo, era su amigo pero él no la veía de forma inocente, lo sabía

–    Debió quedarse dormida – continuó– tranquilo, bebimos un poco en el almuerzo y para que estés más tranquilo, ya sé todo de ustedes, no pienso interferir aunque no esté de acuerdo, eres un idiota y ella es mi amiga, la quiero y la apoyaré en todo aunque para mí no sea lo mejor, sólo no se te ocurra hacerle daño

–    La quiero Pepe, no tienes de qué preocuparte – lo interrumpí

–    Entonces todo estará bien, no tardará en venir, relájate – siguió en lo suyo

Salí del bar, estaba exagerando un poco pero tenía miedo que Zoé hubiera decidido terminar todo y por eso no me contestaba, era un tonto, estaba pensando lo peor quizás para protegerme, no sabía qué era pedirle a alguien que no se alejara, no lo hice ni siquiera con Lucía, no lo había hecho nunca. Todo era tan diferente, ahora tenía celos, tenía miedo que Zoé me dejara, tenía miedo de perderla.

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