– Gracias por todo Alex, es una lástima que no puedas seguir, pero sabes que esta es tu casa siempre – Dijo Julius cuando le dije que no seguiría más en el bar de Antigua
– Gracias a ustedes - respondí – quiero aprovechar esta oportunidad en San Marcos por un tiempo
– Es por una chica – interrumpió Javier haciendo el sonido de querer afinar su garganta con una tos falsa –
– ¡Oh! qué romántico – dijo Mónica, la esposa de Julius, haciendo una cara tierna y juntando sus manos en el pecho – cuando las cosas se hacen por obedecer al corazón siempre tienen éxito.
– No es por una chica – reproché – es porque me gusta San Marcos y el bar es muy popular, nos queda poco tiempo acá y quiero aprovechar al máximo estar allá, además los vendré a ver cada que pueda
– Pues hay traes a presentarla – dijo Mónica– dándome un abrazo de despedida.
La razón de despedirnos de nuestros amigos en el Bar de Antigua era Phillip, que nos había pedido amenizar el Colours bar por las noches. Después de la presentación de la otra noche había visto a los clientes disfrutar el show y quería que estuviéramos por un tiempo, era una mejor opción para nosotros, un bar más grande y concurrido y para mí un pretexto perfecto para estar cerca de Zoé.
El domingo por la mañana, después de casi ir preso la madrugada anterior, Javier y yo salimos temprano para Antigua para despedirnos de Julius y Monica, no tenía el teléfono de Zoé ni nada para comunicarme con ella, quise pasar de decirle que saldría de viaje y que regresaría en unos días pero al llegar a la cabaña y tocar a la puerta, nadie abrió, Javier me apuraba desde la puerta, al no tener respuesta saqué de mi mochila mi libreta de apuntes para dejarle una nota, no sabía que poner así que sólo le escribí el titulo de una canción, no era un mensaje subliminal, era solo un mensaje, puse la libreta sobre mi pierna para hacer soporte y así lo escribí, doblé la hoja y la metí por debajo de la puerta y salí del lugar.
– No te había visto jamás emocionado por nadie – dijo Javier mientras caminábamos hacia el muelle
– Lo sé, si lo estoy, es raro porque no sé quién es, pero siento que la conozco de siempre, me hace sentir cómodo y me divierto mucho hablando con ella, me gusta, ¿entiendes?, no entiendo porqué, pero desde que la vi la primera vez no puedo sacarla de mi cabeza
– Mira yo te apoyaré en todo lo que decidas hacer, pero recuerda, no somos de acá, sólo estamos de viaje, tu tienes compromisos en Inglaterra, negocios que mantener y no puedes quedarte a vivir acá, sé que te gusta, pero tómalo con calma, no te estanques.
Las palabras de Javier no dejaban de ser ciertas, - ¿qué pretendía con mudarme a San Marcos?, ¿Qué pasaría con Zoé si todo resultaba bien o si todo resultaba mal?, me estaba arriesgando mucho, pero algo dentro de mí me decía que debía intentarlo
– No te preocupes, si no funciona aún puedo utilizar el pretexto de siempre, salir de "viaje" y no volver nunca más por acá – le respondí para terminar ya el tema.
Lo cierto era que no sabía qué tenía esa chica que me estaba poniendo todo de cabeza, sin conocerla bien y sin que lo pidiera ya me había hecho renunciar al bar de antigua, había cancelado una expedición por el sur del país en unas playas de arena negra, no quería marcharme muchos días seguidos porque perdía el contacto con ella y menos sabiendo que la custodiaba ese Bar tender en el trabajo, no quería hacer viajes largos que implicaran salir del país hasta ver que ocurría con nosotros, en serio me gustaba, no había sentido esa curiosidad por saber todo de una persona, la necesidad de estar cerca de alguien o de saber qué hacía todo el tiempo, era algo nuevo para mí y no sabía cómo controlarlo.
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INTERMITENTE
RomanceZoé necesitaba un cambio en su vida, Alex sólo quería conocer el mundo. Ambos coinciden en un pueblo remoto a las orillas de un lago. Su historia de amor empieza con intermitencias...