Escondidillas

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Hemos llegado a las minas, falta 3 horas para el anochecer, le doy a Michiru algo de comida, mientras saco mis herramientas para hacer nuevos venenos.

-¿Eres médico? - me pregunta Riroku.

-Soy una cazadora de demonios, y solía curar a los heridos en mi finca - le sonrió mientras preparo veneno para matar a los demonios, logre conseguir los materiales en los pueblos que eran destruidos y por la gran variedad de plantas que hay en el bosque.

-Valla, dices que eres fuerte aunque con esa apariencia casi no se nota - dice Riroku

-Lo mismo digo - se ríe.

-¡Auch! Golpe bajo -

-¿Verdad? - decido ignorarlo pero al parecer el quiere seguir con la conversación.

-Y porque la señorita cazadora no trae espada y huye de los demonios - decido ignorarlo.

-¿Y porque andaba con un demonio señorita Shinobu? - ¡Michiru porque no te quedaste callada! Siento mi cara arder de vergüenza.

-¿Que? ¿En serio? Andabas con un demonio - me mira asombrado Riroku

-No... no es así el demonio que sobrevivió me secuestro, se obsesión conmigo, nos secuestro a Michiru y a mi y estamos escapando por ahora, pero solo debo obtener una espada y podré pelear - miro a Michiru para que no pregunte mas cosas, me capta la idea y decide cenar en silencio.

-Había escuchado que los demonios decían nombres de mujeres como si las buscarán, entonces era cierto y son ustedes a quienes buscan - Dice Riroku mientras recargar su cabeza en la pared alzando los brazos.

Lo miró unos segundos.

-Entonces piensas seguir ayudándonos sabiendo que nos están buscando, seré franca contigo tu vida corre peligro al estar cerca de nosotras, mejor deberías alejarte y buscar... - me interrumpe

-¡Oh! Ya callate no lo haré, puedo ver que son buenas personas y que han sufrido bastante lo veo en sus miradas - Michiru se levanta y corre a abrazar a Riroku mientras llora en su regazo mientras le da las gracias.

Riroku me mira y me extiende la mano.

-Puedes desahogarte conmigo - Me dice mientras me guiña un ojo.

Pongo lo ojos en blanco y desvío la mirada; sigo preparando mis venenos, miro de reojo el cielo y ya está a punto de anochecer.

-Deberíamos adentrarnos más a las minas, ¿podrías dibujarme un mapa del lugar? - le pregunto

-Por supuesto, ¿tienes un plan en mente? - asiento con la cabeza - bien lo dibure en el suelo acércate -.




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-Vamos debemos sellar el paso a la ciudad esos mountruos se acercan - todos nos encontramos armando una pequeña fortaleza alrededor de la ciudad poniendo sacos de cemento y tablones, incluso llegó un ejército especial con una nueva arma "pistolas", es la primera vez que las veo pero hacen mucho ruido.

-Oye Charlie no te detengas debemos defender nuestra ciudad a toda costa - Me dice mi superior.

-Si señor - ¿como estara mi hija? se que ese maldito monstruo busca a su mujer y a mi hija, estoy agradecido que siga con vida y allá escapado pero no tengo forma de ir a buscarla mi mujer me ha exigido que valla y la busque pero si lo hago ese desgraciado nos matara a los tres.

Me siento tan inútil de conocer la verdad y no poder decir nada, quiero que se muera ese maldito perro, pero no puedo hacerle nada.

Solo MíaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora