Historias

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Te contaré una historia. Tengo entendido que te gustan las historias de monstruos y bestias ¿verdad? Me aprendí una que me gustó mucho. Habla de una criatura mítica, aunque no recuerdo muy bien, soy pésima recordando esas cosas. En realidad, la historia trata de un héroe, pero los héroes no serían héroes sin las personas a las que salvar y las bestias a las que derrotar, así que no le veo mucho sentido. Muy bien, escucha. Hace mucho tiempo, en un reino llamado Licia, llegó Belerofonte, un muchacho que llevaba consigo una carta para el rey, una que lo condenaba a muerte. El rey de Licia recibió al joven con gusto y leyó la carta, pero no podía matar a sus huéspedes así que tuvo una idea. Le dio una misión, la cual era matar a una horrible criatura que aterrorizaba a los pobladores y destruía los rebaños. La Quimera, de tres cabezas: una de león, una de cabra y la ultima de serpiente. Un monstruo que lanzaba fuego al igual que un dragón.

El héroe luchó con la bestia con ayuda de un caballo con alas llamado Pegaso. Voló sobre la criatura y le disparó muchas flechas, pero no logró destruirla. Así que utilizó una lanza. Valientemente se acercó hasta las fauces de la quimera y colocó su lanza entre sus mandíbulas. El fuego que arrojaba la bestia derritió el plomo que tenía la punta de la lanza, el cual se enfrió y endureció en su garganta, asfixiándola y acabando con su vida.

No recuerdo qué pasó con el héroe luego de esa hazaña, pero creo que no importa mucho. Ahora será mejor que desayunes ¿está bien? Tienes que comer Christian.

—Celeste, no creo que tus historias ayuden al niño. No entiendo cómo es que oír que una cosa se atraganta pueda ayudarlo a comer mejor —comentó Gloria mientras veía como la rubia intentaba explicarle al niño por qué debía alimentarse bien.

El comedor de la mansión Moore estaba muy bien iluminado tanto por las luces del lugar como por la luz del sol que entraba por las puertas de cristal que daban al jardín, donde se podía ver una gran piscina. El aroma del desayuno invadía todo el sitio y las tres únicas personas allí era Gloria la sirvienta, una mujer morena y de ojos cafés intensos que observaba la escena desde la puerta, y Celeste que insistía en la tarea de hacer que Christian coma su desayuno. La rubia miraba fijamente al niño intentando poner su expresión más dulce y simpática para lograr convencerlo, su atuendo era lo más casual ya que estaba en casa, pero aun así mantenía elegancia y encanto, se veía muy bien, sobre todo su cabello lacio que era lo que más llamaba la atención del pequeño.

—Intento hacer lo mejor que puedo, Gloria. Escucha Christian, si comes esto, mandaré a que te traigan algunos juguetes nuevos ¿te parece? Dime, ¿qué juguete te gustaría? A Derek le solían gustar mucho los helicópteros y recuerdo que tenía cientos de autos —habló no tanto para el niño, sino más bien a Gloria—. Tal vez quiera alguno de esos.

—El niño ya tiene muchos juguetes y no suele utilizarlos.

—Por favor Gloria, no hables de él como si no estuviera —se quejó, aunque fuera ella la primera en hacerlo—. Y ya sabes que los niños todo el tiempo quieren cosas nuevas. Sinceramente no sé qué más hacer.

—Tía —habló el pequeño haciendo que ambas pusieran su completa atención en él.

—Dime Chris.

—¿Por qué el héroe llevaba la carta si lo iban a matar? —la mirada verdosa del niño, que hasta entonces estaba fija en un punto incierto sobre la mesa, se dirigió al rostro de la rubia y la pregunta la confundió un poco, pero trató de no pensar demasiado pues el pequeño no hablaba mucho.

—Pues, el héroe no sabía lo que decía la carta —explicó sonriendo y viendo como Chris lo pensaba un momento—. ¿Sabes que sé dibujar muy bien? Si quieres podemos hacer un dibujo juntos, podemos hacer a la quimera de la historia ¿qué dices?

Assistant (Sterek)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora