Assistant (Sterek)

Locura y confusión

Se apoyaba en cada árbol sintiendo la humedad y el moho frío mientras avanzaba desorientado a través del frondoso bosque. Ese día era diferente al anterior, el sol resplandecía en el cielo pero sus ojos no lograban ver esa luz. Caminaba en medio de un bosque sombrío y la oscuridad y las sombras era lo único que percibía. Para él, el día era gris, y su mirada perdida y distante expresaban la confusión y el cansancio que sentía en su interior. Sus piernas temblaban a cada paso y cada tanto tenía que apoyarse completamente en los árboles para no caer. Comenzó a regresar de a poco en sí mismo, mirando hacia los lados teniendo la sensación de ser perseguido y con su miedo interno despertando mucho mayor que antes. Sus labios estaban secos y pálidos al igual que todo su rostro. Había estado andando toda la noche sin rumbo. Las aves cantaban alegres y volaban de un árbol a otro haciendo su misma rutina de todos los días. Él sólo escuchaba el revoloteo y las ramas crujir imaginándose cosas absurdas, la confusión se había apoderado de su cabeza.
Anduvo largo rato más sin poder ver el brillo cegador del cielo y caminando en la misma dirección hasta que escuchó el sonido de varios autos a lo lejos. Sus ojos se abrieron un poco más pero el cansancio no dejó que expresara completamente la sorpresa y el alivio que comenzó a sentir. Aceleró su paso hasta el punto de correr y en poco tiempo logró salir del bosque encontrándose en la parte trasera de una casa. No sabía dónde estaba pero el ladrido aturdidor de un perro a su derecha lo sobresaltó. Miró al animal que se encontraba atado con una cadena y caminó hacia la casa de su dueño. No tocó, rodeó la propiedad tambaleándose hasta que llegó a la parte delantera.
Un hombre que estaba en una de las casas vecinas lo observó con desconfianza. Él solo caminó unos cuantos pasos más mirando las demás casas y a las pocas personas que cruzaban sin sentir más que alivio y confusión. Su vista se nubló nuevamente y logró ver como el hombre se le acercaba, antes de desvanecerse.

Lydia cruzó las puertas de la oficina de Derek encontrándose con la mirada molesta del mayor, en el tiempo que había trabajado en esa empresa ya le resultaba algo normal, pero esta vez era diferente. Se acercó al escritorio con varias carpetas en las manos bajando un poco la mirada. Sabía lo que la esperaba. Los ojos del moreno se clavaron en ella provocándole un escalofrió, por lo que tuvo que acomodarse su cabello fingiendo tranquilidad. Derek se apoyaba en su escritorio con sus puños cerrados y parecía estar a punto de estallar. En cambio Lydia estaba confundida y preocupada a la vez, su rostro expresaba perfectamente esa preocupación y su paso acelerado llamó la atención del moreno provocando que cortara la llamada fallida en su teléfono que se encontraba sobre la mesa, desistiendo de su intento de comunicarse con su asistente.
La pelirroja dejó las carpetas sobre el escritorio y lo miró de una manera extraña un momento. Estaba claro que había ocurrido algo malo y lo primero que pensó el moreno fue que le había sucedido algo a Stiles. De alguna manera desconfiaba demasiado de su tío, sabía que podría recurrir a cualquier método para conseguir lo que quería.

-Llegaron estos papeles de Carpetelx -informó la pelirroja sin cambiar su expresión.

- ¿Lograste hablar con Stiles? -Derek tomó la carpeta negra observando a la chica sin prestar mucha atención a los archivos.

-Hace unas horas me dijo que estaba bien, está en casa de su padre.

-Está bien ¿Qué es esto? -relajó un poco su rostro tratando de olvidarse del asunto y concentrarse en la carpeta.

-Es una respuesta de Carpetelx -informó la chica.

- ¿Respuesta a qué?

Lydia no respondió y dejó que su jefe leyera los papeles dentro de la carpeta. Derek frunció el ceño al ver el título en la primera página y siguió leyendo completamente confundido. No tardó mucho, observó a Lydia, entendiendo de inmediato que ella tampoco sabía nada del asunto, estaba confundida, no tenía nada que decir al respecto. Sin embargo, Derek comenzó a profundizar en sus pensamientos sobre la situación de Stiles y tras responderse a sí mismo varias preguntas respecto al castaño tomó una decisión. Era algo inesperado pero no sabía qué era en realidad lo que esperaba del castaño. La única explicación era que había comenzado a confiar muy pronto en el chico. Se dejó llevar por su mirada tierna y su alegría contagiosa, además de su buen desempeño.