Interruptor

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La naturaleza se envolvía en tranquilidad armoniosa en lo que en la cabaña todos desistían de su intento de recordar lo que había sucedido exactamente la noche anterior, y no era algo fuera de lo normal que el alcohol y la sustancias que consumieron les haya provocado ese efecto. No para nada. No era como si algo sobrenatural haya sucedido esa noche. De hecho, la mayoría de ellos se reían de recordarlo o más bien de no hacerlo, les resultaba divertido y emocionante. Muchos ya se marchaban, aunque la noche estuviera prácticamente encima. Había un cambio de planes.
Un venado caminaba en medio del bosque, simplemente buscando su alimento. La suave brisa fría y en cierto punto cruel, se unía al ambiente húmedo y al relajante olor que queda cuando acaba de llover. Un aroma a tierra mojada, césped y árboles húmedos, el olor típico de un bosque húmedo. Todo el entorno tan sereno y armonioso indicaba que lo peor ya había pasado la noche anterior. Esa gran y peculiar tormenta había sido más simbólica de lo que muchos pensaban, de hecho, pocos captaron el mensaje de todo aquello.
En esa misma cabaña solamente dos personas sabían que era lo que estaba pasando. Bueno... más bien una. Peter miraba el bosque desde uno de los balcones del segundo piso mientras pensaba en todo ello, cuando uno de los motivos de sus pensamientos entró en su campo de visión.
El castaño junto a Derek regresaba a la cabaña muy alegre, de hecho, su felicidad podía percibirse, aunque aún estuvieran muy lejos, viéndose como dos pequeñas figuras humanas saliendo de uno de los senderos del bosque.
Si lo pensamos demasiado puede que hasta nuestros propios pensamientos nos resulten traicioneros. A veces nos dan la idea de qué todo está bien cuando en realidad no es así.
Puede que el tiempo pase volando o puede que nuestra percepción del mismo se pierda por completo durante ciertos periodos. Pero la realidad era que pronto la noche del sábado caía sobre la cabaña. Otra noche fría.
En la casa todo estaba inmerso en un ambiente extraño. Y si, probablemente lo extraño se había vuelto parte de la vida cotidiana del castaño, lo que estaba claro ya que no había ningún pensamiento en su confusa cabeza que lo ayudara a comprender todo lo que estaba pasando.
Llegaron a la cabaña el viernes cuya noche no recordaba mucho, se había despertado junto a la última persona que esperaba ver en el planeta, se pasó todo el día paseando, charlando y riendo con esa misma persona, y lo peor de todo era que no trataba ni con el más mínimo esfuerzo entender que estaba en medio de algo de otras proporciones. Pero puede que ese sentimiento extraño haya terminado de nublar completamente su razón. O no.
El día culminaba totalmente, las horas y los minutos nuevamente tuvieron sentido. El sol ya simplemente era una delgada franja de luz naranja en el horizonte y esa misma luz se iba apagando poco a poco acompañado de su calor. En su lugar el frío y la oscuridad consumían todo a su paso y consecuentemente el aire quedó espeso, al punto de hacer que la respiración caliente se transformara en pequeñas nubes de vapor que ascendían hacia el cielo nocturno estrellado. El cambio de clima cada vez era más notable, el otoño sin duda había pasado de largo dejando todo a merced del frío invierno.
Dicen que el alma es cálida, tanto que hasta en las noches más frías ésta se regocija en su templado interior. Y tal vez haya un poco de razón en eso. Porque cuando miras a ciertas personas puedes sentir ese calor. Puedes sentirlo a través de su sonrisa, a través del brillo de sus ojos y de todos esos detalles que ocultan sus defectos. Y te preguntas porqué, qué es lo que lo hace tan puro pese a sus defectos. Esa calidez es contagiosa.
El primer chorro de agua tocó su piel provocando que esta se erizara. El resto del agua comenzó a deslizarse por todo su cuerpo y el vapor invadió gran parte del cuarto de baño. A medida que se acostumbraba a la agradable temperatura y disfrutaba esa exquisita sensación, dejó escapar un largo suspiro. Sus ojos estaban cerrados, ya que nada de lo que estaba a su alrededor era tan importante o digno de su atención. No tanto como sus pensamientos más recientes y los recuerdos de las últimas horas que simplemente provocaban que la comisura de sus labios se arquearan involuntariamente.
De pronto abrió sus ojos sintiendo el agua mucho más espesa y más caliente, saboreando un sabor metálico en sus labios y sintiendo un olor extraño, como algo que comenzaba su proceso de descomposición. El color rojo oscuro fue lo primero en ver. Como entrar a una pesadilla aun estando despierto. El miedo en su rostro se intensificó a medida que veía que la sangre cubría todo su cuerpo y entendió perfectamente lo que estaba pasando. Suspiró y cerró los ojos nuevamente, tranquilizándose y dejando que ese nuevo sentimiento se desprendiera de su cuerpo. Abrió sus ojos en cuanto sintió que todo estaba bien y efectivamente todo había vuelto a la normalidad, el agua cálida cristalina y el vapor en todo el cuarto.
Salió de la ducha y se miró al espejo empañado en lo que tomaba la toalla y se secaba. Envolvió la misma en su cintura y con su mano limpió el cristal. Nuevamente un momento de reflexión frente a su reflejo, pero fue muy breve ya que el sonido de su celular vibrando sobre unas de las repisas cerca del lavamanos llamó su atención. Obviamente contestó, prefería mil veces eso a estar dando vueltas a cosas que en esos momentos no tenían ni un poco de su interés.

—Genial, pensé que tenías planeado ignorarme lo que queda del fin de semana, Stiles.

—No, es que yo...

—Te compré un móvil nuevo para saber cómo estas, ¿y no me contestas las llamadas?

—Deputy, escucha. Lo siento, ¿recuerdas que te comenté que habría una fiesta? —intentó explicar lo sucedido pero su amigo parecía estar un poco bastante molestos.

—No creo que eso te haya impedido atender el teléfono, Stiles. He estado...

Colgó. Y se arrepintió de inmediato, ¿qué rayos acababa de hacer? No tenía idea y lo único que se le vino a la cabeza fue la culpa, fue muy cruel o algo así. Pero tenía sus razones. Estaba en un momento algo confuso y no podía escuchar a Parrish hablar como un loco interrumpiéndolo a cada rato. Esperó un momento y su celular comenzó a vibrar nuevamente.

—Me colgaste —soltó el oficial molesto.

—Si, si y lo siento muchísimo, Deputy. Pero tienes que calmarte, déjame hablar, por favor.

—Stiles, tu... yo... —tartamudeó algo agitado, pero luego suspiró moderando su voz y carraspeó—. Está bien.

—De acuerdo, te explicaré lo que pasó y en caso de que lo quieras saber, estoy bien. Sí, también lo sé —interrumpió a su amigo que pretendía decir algo—. Me alegra escuchar tu voz, Jordan. Ayer asistí a la fiesta un par de horas y me acosté muy tarde. Hoy pasé el día al aire libre con Allison y unos amigos, algo así como un día de campo, y me olvidé el móvil aquí en la cabaña. La verdad es que la resaca no me dejó pensar mucho. ¿Eso logra justificar el que te haya dejado esperando noticias mías?

—Lo siento, Sty. Debí preguntar como estabas antes de echarte en cara lo mal amigo que eres —bromeó el rubio provocando que el castaño sonriera frotando suavemente su nariz con su mano libre algo incomodo—. Me preocupé por ti.

—No soy tu hermano menor, Deputy.

—Lo sé. La manera en la que me lo recuerdas todo el tiempo desde que te conocí me lo deja muy claro.

—Vaya, tu humor mejoró repentinamente en un par de segundos. Hace un rato me estabas gritando.

—Yo no te estaba...

—Parrish, deja de lado el engaño y acepta que estabas como un loco hace un momento.

—Está bien, tú ganas —aceptó dejando escapar una breve risa—. Te pido disculpas por eso.

—¿Como estas tú, Deputy? —preguntó recostándose contra el lavamanos esperando la respuesta e imaginándose la sonrisa boba en el rostro de su amigo. Sonrisa que suele hacer cuando el castaño se interesaba por él—. Estas sonriendo.

—No, no estoy sonriendo. Bueno al menos no por lo que tú crees —se defendió el rubio tranquilamente.

—Parrish, literalmente estas riendo mientras hablas.

—No se puede ganar contigo, Stiles. Lo acepto, estoy sonriendo. Pero tengo una buena justificación, estaba preocupado y molesto. Ahora que escucho tu voz el enojo se me pasa, pero es divertido oír que te interesas por mí cuando me has ignorado todo el día.

—Está bien, lo siento, señor rencores —bromeó rodando los ojos—. Prometo compensarte cuando regrese a la ciudad.

—Eso suena genial. Ahora cuéntame que tal tu día ¿le diste a Allison el misterioso objeto ilegal que me ocultaste?

—Tienes una forma muy encantadora de hacerme sentir culpable por ciertas cosas Deputy.

—Es mi talento. Así como el tuyo es no contestar las...

—Está bien, está bien. Entendí esa parte —soltó escuchando nuevamente la risa de su amigo—. Sobre el bolso...

Le contó un breve resumen de todo lo que había pasado, omitiendo ciertas cosas que en su conjunto eran como el setenta por ciento de todo lo que decía. Siendo remplazada esta información por mentiras, o verdades disfrazadas. Bueno como sea, no todo era mentira, él sí había desayunado bien esa mañana. En cuanto terminó de contar los hechos, continuaron hablando de otras trivialidades hasta que escuchó como se cerraba la puerta de la habitación y de algún modo supo quién era.

—Deputy, tengo que colgar. Te llamaré luego, lo juro.

—Está bien, o yo te llamaré.

—Eres altamente sofocante ¿sabías? —bromeó escuchando la risa del oficial y cortó la llamada.

Salió del cuarto de baño con el celular en la mano, cubierto únicamente de la cintura para abajo y se acercó a su equipaje observando a Derek sentado en su cama.

—¿Estas bien? —preguntó el moreno con una sonrisa cerrada algo extraña—. Escuché que hablabas con alguien por teléfono.

—¿Ahora escuchas mis conversaciones? —acusó inclinándose para poder levantar sus cosas y colocarlas sobre la cama, en el lado contrario de donde estaba sentado Derek. Este no dijo nada, solo observó como el castaño buscaba en su bolso—. Mi amigo Jordan me llamó para saber cómo estaba.

Derek asintió pensativo borrando la intensidad de su sonrisa notoriamente sin tratar de disimular su opinión respecto a lo que acababa de escuchar, quedó claro que algo no le gustaba. Pero Stiles decidió evitar profundizar en el tema y terminar de vestirse rápidamente ya que el frío en la habitación era de muerte, y claro, como consecuencia comenzó a temblar como un condenado a los pocos segundos.

—Tengo entendido que estas viviendo con tu amigo.

—Si, así es —soltó terminando de ponerse una remera negra con una figura de un murciélago amarillo—. Llevo dos semanas viviendo con él, técnicamente desde que me despediste —informó provocando más incomodidad en el mayor, lo cual llamó su atención—. ¿Por qué tengo la sensación de que no fue la primera vez que me has estado espiando Derek?

—Tal vez porque no lo fue. Quería saber cómo estabas, así que envié a una persona para que te espiara un par de veces —soltó recostándose en el respaldo de la cama y abrazando una almohada.

—Oh, claro —el castaño bajó su bolso una vez que terminó de vestirse y se sentó en la cama pensando en porqué no le resultaba tan raro, viniendo del megalómano de ojos verdes, lo que acababa de escuchar.

—Estas temblando —habló Derek colocándose más al centro de la cama.

—Es lógico, pero no sé si es por el frío o por lo que acabas de decir.

—Oye —Derek extendió su mano sujetando la mano del castaño que estaba sobre la cama, pero este forcejeó suavemente para quitárselo por lo que el ojiverde reforzó su agarre y de un tirón Stiles cayó sobre la cama—. No actúes como si no lo hubieras sospechado antes de que te lo dijera.

El castaño se acostó boca abajo apoyándose en sus codos y lo miró un momento. No lo había notado antes pero el moreno tenía algo diferente desde la última vez que lo vio en la empresa. Estaba claro que no se había afeitado por lo menos en la última semana, pero había algo más. No tuvo tiempo de descubrirlo ya que Derek se inclinó y lo besó tomándolo casi por sorpresa. Luego lo miró a los ojos unos segundos hasta que el castaño bajó su mirada a los labios del mayor quedando nuevamente vulnerable a todos esos sentimientos que nublaban su juicio.
Los brazos de Derek lo rodearon y en un segundo el menor quedó debajo del moreno mientras este lo besaba y luego lentamente dejaba un camino de besos desde sus labios hasta su cuello. Sus manos se dirigieron al abdomen del ojiverde, acariciando por debajo de la remera y sintiendo el calor que emanaba de su cuerpo. Esto llamó su atención, pero la sensación de los labios de Derek en su cuello bajando hacia su pecho no lo dejaron calcular muy bien sus palabras.

—Estas muy caliente.

—Eso parece —soltó el moreno separándose un momento, sonrió algo travieso y dejó un casto beso en el mentón del castaño—. Quiero que vivas conmigo.

Stiles lo miró unos segundos pensando si lo decía en serio y luego separó un poco más su rostro al comprobar que era así. Fue en cuestión de unos segundos que nuevamente la duda atacaba sus pensamientos y todo comenzó con una simple pregunta, ¿por qué?
Una pregunta que funcionó como interruptor, encendiendo la parte mas razonable de su cerebro, la parte lógica que no lograba comprender los motivos y la veracidad de todo aquello. Justamente la parte que había estado evitando desde que vio al moreno nuevamente. Como era de esperarse, concluyó en que algo no tenía sentido, para no decir gran parte.

—¿No crees que es demasiado pronto para eso? Aún no termino de procesar tu propuesta de esta mañana.

—No, creo que es lógico —el moreno tuvo que soltar su agarre ya que Stiles quedó serio, se separó y se sentó en el centro de la cama pensativo—. ¿Qué sucede?, ¿tienes algún problema con que vivamos juntos?

—No es eso, Derek. Pero creo que estas tomando decisiones muy deliberadamente —soltó mirando directamente a los ojos del mayor.

—Eso no responde a mi pregunta, Stiles —insistió el moreno tornando su mirada neutral a una mirada molesta.

—Claro que quiero vivir contigo —respondió confundido por la molestia de su pareja.

—¿Entonces, cual es el problema?

—El problema es que nada suele ser tan fácil, Derek —el castaño levantó su tono de voz indicando su reciente exasperación mental a causa del desorden de sus pensamientos y emociones. Por lo que el mayor guardó silencio un momento sin entender la negativa del menor.
Finalmente, pasando unos minutos, Stiles suspiró y regresó su mirada al rostro de Derek, quien solo guardaba silencio, pero no podía ocultar lo enojado que estaba.

—Escucha, antes de tomar una decisión tan importante como esa, necesito encontrar respuestas muy complejas sobre lo que nos esta pasando.

—¿No puedes simplemente olvidarte de esas cosas por un momento y hacer lo que realmente quieres? —Derek, con tono de voz sereno, trató de calmarse internamente y comprender al ojimiel.

—No, no puedo. No me gustaría ser ignorante por cuenta propia.

El moreno se sentó y dirigió su mirada hacia una de las ventanas cerradas de la habitación y pensó en su situación. Estaba claro que el único culpable de todo aquello era él mismo. Pero tampoco estaba preparado para dar explicaciones al castaño, por lo cual le invadió algo de culpa y comenzó a sentirse exasperado. Esto ultimo lo obligó a ver al castaño quien parecía estar en la misma situación y todo le resultó algo divertido. Tenia que resolver lo que había provocado, pero en esos momentos el rostro neutral del castaño le resultaba tierno. Consecuentemente las comisuras de sus labios se curvaron y agachó su cabeza dispersando la umbría de su rostro.

—¿Estas sonriendo? —preguntó el castaño sin entender nada.

—Sí, así es.

—¿Y puedo saber por qué?

—No sé cómo explicarte —comenzó el moreno acostándose en la cama nuevamente—, pero te ves muy lindo enojado y pensativo —soltó observando el techo y mirando al castaño por unos segundos—, y sonrojado te ves muy tierno.

—Para. De verdad que no logro entenderte Derek, en un momento estas de un humor y al siguiente de otro y la facilidad con el que cambias es…

—Exasperante.

—Sí —el castaño lo observó y suspiró dándose cuenta que la situación le resultaba algo divertida, olvidando a su vez el tema anterior.

—Ven —soltó Derek extendiendo su brazo para que Stiles se acostara a su lado. Pero este no se movió y solo lo observó—. Si no vienes, iré —amenazó y Stiles sonrió ligeramente a labios cerrados y obedeció.

—Entonces…

—No me molesta tanto el que no vivas conmigo, Stiles. Ahora eres mío, así que estas atado a mí y yo estoy atado a ti —explicó besando la frente del castaño quien frunció el ceño.

—¿Dices que soy tu propiedad?

—Si, exacto.

—Pero esto no se hará público —soltó como una mezcla de pregunta y afirmación. Derek guardó silencio un momento, pero finalmente respondió:

—Primero hay que esperar el momento adecuado. Pero lo que me molesta ahora es que vivas con otro hombre, los dos solos.

—¡¿Qué?! Debes estar bromeando —Stiles sonrió divertido. Había encontrado un motivo algo razonable para que el moreno decidiera deliberadamente vivir juntos y era algo ridículo, pero le resultaba gracioso.

—No, te lo digo en serio. El oficial Parrish tiene segundas intenciones contigo, me di cuenta de eso…

—Cuando me espiabas —interrumpió. Derek asintió quitándole importancia—. Derek, Jordan es mi mejor amigo y no va a pasar nada entre nosotros —explicó colocando su cabeza sobre el tórax del mayor—. Pero yo quiero saber una cosa —siguió—, ¿Quién es la persona que me ha estado espiando?

—¿Te lo tengo que decir? —preguntó bromeando, pero Stiles asintió con algo de fuerza para que su cabeza presionara las costillas del moreno, haciendo que este se riera y se quejara al mismo tiempo—. Está bien, no hagas eso. Es Corey.

—Guau, él no estaba entre mis sospechosos, literalmente lo conocí ayer.

—Bueno, él te conoce desde hace ya varios días, es amigo de Theo. Entonces —comenzó el moreno abrazando más fuerte al castaño—, ya que no podemos vivir juntos, podemos irnos de este lugar mañana a otro sitio más agradable.

—Bueno, no veo el problema en eso. Aunque tendría que dar una explicación a mis amigos y… —fue interrumpido por el sonido de la puerta. Allison entró a la habitación cargando el bolso negro, sorprendiéndose al ver a la pareja.

—Lo siento, pensé que no había nadie. Solo dejaré esto aquí y me iré —explicó caminando hacia su cama.

—Allison —comenzó el castaño separándose de Derek y sentándose en la cama algo confundido—, no tienes que irte.

—Aunque si quieres irte tampoco te lo impediremos —bromeó el moreno haciendo que Stiles lo golpeara en el brazo. Allison sonrió entrecerrando sus ojos, divertida por la intención de Derek y le resultó divertido contrariar sus planes, se sentó en su cama y cruzó sus piernas.

—Bueno, me quedaré. Después de todo, no se donde más dormiría.

—Hasta donde sé, esta casa es muy grande, tiene muchas habitaciones —insistió Derek.

—Derek, cierra el hocico —ordenó el castaño divertido y algo avergonzado al mismo tiempo. El moreno suspiró desistiendo de su intento de quedarse a solas con el castaño y quedó en silencio en lo que Stiles hablaba con Allison—. ¿Dónde estabas?

—Fui a practicar mi puntería y Rhose me acompañó.

—Creí que no querías que los demás supieran que te gusta ese deporte —habló señalando con sus ojos el bolso.

—No te preocupes, confío en Rhose, es una buena chica. ¿Y tú dónde estabas?

—Con él —señaló con la cabeza al moreno quien frunció el ceño.

—Fuimos a nadar desnudos —soltó mirando la reacción de Stiles quien se sonrojaba y volvía a golpearlo. Esta vez con un poco más de fuerza.

—¡Vaya! Creo que no necesitaba tanta información —habló la morena abriendo sus ojos sorprendida y parpadeando, tratando de no imaginar la escena.

—No le hagas caso, está bromeando. Escucha, ¿qué te parece irnos de este lugar mañana? La verdad, no tengo muchas ganas de quedarme.

—Genial, eso me parece perfecto. Yo también quiero largarme de aquí, fuiste tú quien me arrastro hasta este lugar.

—De nada. Entonces mañana nos vamos, pero que hay de Rhose y Luca.

—Descuida, yo me ocupo de explicarles —finalizó la morena guiñándole un ojo y acostándose en su cama.

Apagaron las luces y solo quedó el brillo del celular de Allison quien no emitía ningún sonido, pero no hacía falta adivinar con quien estaba chateando. En la segunda cama Stiles trataba de susurrar lo mas bajo posible pero el noto de voz de Derek seguía siendo casi el mismo.

—En épocas de frio me da mucho sueño cuando cae la noche, mucho más que en otras épocas.

—Pues duérmete.

—¿Por qué eres tan directo?

—Porque tú ocupas la mayoría de las palabras.

—Así que hablo mucho.

—Probablemente.

—Aún me debes respuestas. Qué tal si…

—Stiles cállate.

El castaño sonrió y levantó la mirada para ver el rostro del mayor quien tenia sus ojos cerrados intentando dormir y guardó silencio. El calor del cuerpo del moreno era algo tan agradable que no tuvo problema en dejar el tema y simplemente disfrutar la compañía del otro. Pero las ideas comenzaban a encontrar un patrón dentro su cabeza y todo aquello que había estado evitando estaba nuevamente en su tablero de pruebas mental.
Muchas veces los sucesos de la vida nos hacen perder el rumbo de muchas cosas he incluso perdernos a nosotros mismos o terminar destruyéndonos. Pero gracias a ciertos interruptores podemos regresar al camino correcto y juntar las piezas. Continuar desde una experiencia, con lo aprendido. Y dispuestos a alcanzar ciertas metas, en este caso algo tan simple como respuestas.
En el tablero estaba la foto de una persona. Esa seria la primera a quien debía recurrir para liberarse de un eslabón de su cadena. Celeste Moore.

Un venado caminando en medio del bosque, en completa oscuridad y con el cruel frío de compañía. Caminando en busca de alimento y de lugares más cálidos para contrarrestar las bajas temperaturas. Con el único objetivo de sobrevivir. Pero ya sea el destino o el universo lo pusieron en zona de caza, y lamentablemente esa noche sería la última. El sonido del disparo cortó el espeso aire.
Desde una de las ventanas de la cabaña un ojiazul quitó su mirada del libro que estaba leyendo y, a través del cristal, observó el hermoso cielo estrellado y el sereno bosque inmerso en la oscuridad. Todo tan tranquilo, indicando que todo esta bien cuando lo cierto es que el caos estaba justo ahí.

Assistant (Sterek)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora