Amenaza azul

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Una tarde muy tranquila. El sol estaba en la mitad faltante de su carrera hacia el horizonte, el cielo se encontraba mayormente despejado y el viento frío era leve moviendo suavemente las hojas de los árboles. El movimiento en la ciudad era mucho más escaso que en los días activos de la semana. La casa de Lydia no era tan grande como la de los Hale pero tenía la misma elegancia.
Frente a la casa se detuvo el camaro de Derek a las tres en punto. El sonido del motor cesó y la calle quedó en un completo silencio, parecía que nadie se encontraba en casa. La tranquilidad del exterior era totalmente lo opuesto a lo que ocurría en la cabeza del moreno. Estaba preocupado. Apretaba el manubrio y daba pequeños golpecillos con sus dedos, miraba el espejo retrovisor y la casa de la pelirroja, sin ningún tipo de movimiento salvo la del viento meciendo los arbustos perfectamente podados a los lados del pasillo hacia la entrada. Tenía un mal presentimiento.
La puerta de cristal con bordes blancos se abrió y Stiles, con una camisa verde a cuadros, pantalones negros y zapatos de igual color, salió de la casa caminando a grandes zancadas hasta la puerta del acompañante. Durante su trayecto el moreno lo observó sintiendo una mezcla de sentimientos en su interior. El castaño se inclinó y sonrió lo más amable posible observando que Derek vestía casual, remera negra algo ajustada, jeans azul marino y zapatillas negras,  pero borró su sonrisa al contemplar la mirada seria y oscura del mayor.

-Buen día, señor Hale –saludó apretando los labios algo incómodo– .Muy puntual.

-Sube Stiles –el moreno miró el camino sin cambiar su expresión y volvió a golpear con sus dedos el volante.

-Con esos ánimos, es como aceptar la invitación de entrar en la boca del lobo –dijo sarcástico sin moverse de su sitio pero se arrepintió al instante en cuanto Derek volvió a mirarlo como si su enojo hubiera subido diez veces de nivel. Abrió la puerta y entró– .Esta bien, no necesitas apuñalarme con la mirada.

–Tenemos que hablar –el moreno evitaba el contacto visual con Stiles, él se dio cuenta de ello y se puso aún más nervioso de lo que se encontraba.

–Creo que se cuál es el asunto –el castaño fijó su vista al frente quedando lo más serio que pudo– ¿Podemos irnos?

–No. Lo diré ahora, Stiles. Faltaste al trabajo –comenzó Derek mirando al menor lo más severo posible– .Un día laboral incluso mucho más importante que el resto. No diste motivos, justificación, aviso, nada. Ni siquiera contestaste mis llamadas.

–Espera, no necesitas molestarte por eso –habló tranquilo pero tratando de usar el mismo tono que el mayor– .Ese día me sentía muy mal, tampoco pensé que harías un escándalo porque haya faltado.

–Eso no justifica el que no hayas dado aviso. Yo soy tu maldito jefe, Stiles. Debiste decirme que pensabas faltar, yo contaba con tu ayuda ese día –esperó un momento para seguir– .No tolero que mis empleados hagan lo que les dé la gana –el moreno mantuvo su tono molesto y su mirada penetrante, completamente intimidante, a lo que Stiles decidió no seguir y evitó el contacto visual. Su rostro tomó un color rojizo que se podía interpretar de cualquier manera. Molestia, vergüenza, miedo. Derek lo observó unos segundos  y cerró los ojos sintiendo culpa del resultado de su enojo.

–Lo siento –se disculpó Stiles, mirando las demás casas vecinas, sumergiéndose en sus pensamientos. No creyó que Derek reaccionaria de esa manera, era exagerado. Aunque en parte era su culpa. Lo peor es que se sentía intimidado. Era como una pelea de parejas. Por otro lado, Derek se maldijo a sí mismo internamente en lo que el castaño carraspeaba y se removía en su lugar– .Esto es incómodo.

–Creo que necesito calmarme –soltó el mayor y Stiles estuvo totalmente de acuerdo pero no dijo nada, comenzaba a molestarse– .No me agrada que mis empleados se tomen ciertas libertades –explicó.

Assistant (Sterek)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora