Me habían despedido por la quiebra de la editorial, la vida me había hecho mierda, pero aún así seguía de pie, Ya no era tan fría como antes, ahora era más orgullosa..
Jamás volvería a ser sentimental, los sentimentales son débiles, el amor nos hace...
Lo tome y le pinte una carita triste, ahora solo eramos el limón seco y yo.
Día siguiente
Me levante con buen ánimo, revise mi Celular y tenia un mensaje de la rubia de la dirección de mi nuevo trabajo, a las 9 am tenía que estar ahí y son las 8 am.
Me bañe y vestí rápido, en la editorial se tenía que cumplir las reglas al pie de la letra, todo ordenado, limpio, pulcro y prolijo.
Para mi puesto había una vestimenta exclusiva que tenía que usar, no solo se llama "Style"la editorial por que si, esta es una de las editoriales con más estilo, todos los trabajadores tienen una vestimenta especial.
Mi vestimenta la rubia me lo dejo ayer en el mueble del apartamento.
Es un Smoking negro con líneas grises oscuras que lleva un pantalón del mismo color, abajo llevó una camisa (remera, camiseta) de vestir manga larga blanca.
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*tipo asi*
Se veía desde a leguas que esto tuvo que haber costado una fortuna, tal vez exagero un poco, pero no deja de costar caro.
Salí del departamento y camine hasta el lamborgini, me subí y maneje hasta la dirección que me envio la rubia.
Por suerte llegué a las 8: 55 am, estacione el lambo y camine a paso rápido hacia el gran edificio delante de mi, entre y el ambiente era de suma elegancia, todo era fascinante, esto parece un hotel de cinco estrellas.
Me acerque a la recepcionista que era una pelirroja con pecas, me parecía sumamente tierna.
- hola buen día, soy la nueva secretaria del señor Lombardi- dije.
- buen dia, en el último piso, la está esperando- dijo.
- gracias - dije.
- de nada - dijo con una sonrisa agradable.
Tome el ascensor y marque el último piso, el edificio consiste en 9 pisos, por lo que la rubia me ha dicho el último piso es exclusivamente para el jefe y secretaria.
Dice que es un ogro sexy, ya veremos cuan bello es como dice.
El ascensor llegó al último piso y salí, todo está sumamente ordenado, no había ninguna imperfección, había una pequeña sala, camine y también había una míni cafetería y biblioteca, una oficina que supongo que es la mía y otra oficina que es la del jefe supongo.
No había nadie en este piso, solo el y yo, la rubia dijo que nadie me iba a guiar y que tenía que tocar la puerta del señor Lombardi.
La editorial carece de personal, gracias a un jefe estricto que despide a todo el que se le atraviesa.
Toque dos veces la puerta y escuche una voz fuerte y sexy del otro lado de la puerta que me decía "pase", acabo de tener un orgasmo auditivo.
Entre y ¡¡SANTA MADRE!!..
Siempre he pesando que en el mundo no hay nada perfecto, ahora veo lo equivocada que estaba.
Tenía la misma perfección en en personas delante de mis ojos.
- ¿vas a seguir babeando o vas a entrar? - pregunto con su voz ronca que me pone a temblar.
- perdone - dije y entré
- siéntate - dijo demandante.
Me senté y me concentre en observarlo, músculos tonificados, ojos azules oscuros, el cabello perfectamente peinado hacia atrás y unos labios apetecible, su aura es como la de un león y en este caso yo soy el siervo.
Lleva puesto traje oscuro y un reloj Rolex negro, el traje le queda jodidamente perfecto, trato de encontrar alguna imperfección pero no hay, todo en el es.. es.. Perfecto.
- ¿ya terminaste de comerme con la mirada? - dijo con ese astivo de superioridad en su voz.
- perdone - dije, tengo la impresión de que esta palabra la nombraré seguido.
