Capitulo 10

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-Lo siento pero, yo aún no puedo decir lo mismo. -veo como su cara se deprime y aparece una mueca de tristeza. -No me malinterpretes, me pareces atractivo y sexy, pero no estoy muy segura aún.

-Creo que lo entiendo.

Sonríe un poco, aun triste y yo me si yo mal. Me acerco un poco, respiro y antes de arrepentirme, paso mis brazos por su cadera y le abrazo, escondiendome en su pecho.

-¿Que?

-Solo estemos así un poco, ¿si?

Lo escucho reír levemente y se soba la nariz. También me abraza por el cuello y coloca su barbilla en mi cabeza.

-Hueles muy bien.

-De verdad, eres de lo que no hay.

Ambos nos reímos y nos quedamos así unos momentos más. A la luz de la Luna, abrazados y solo escuchando la respiración del otro.

Se siente mágico.

(...)

Llegamos al hotel, bastante tarde. Por suerte, no nos cruzamos con nadie.

-Bueno, será mejor que vaya a dormir.

Abro la puerta del cuarto y me doy vuelta apoyándome en el marco. Así si que tengo una buena vista.

Aun estoy un poco afligida por todo lo que ha pasado pero también cansada, los tacones me están matando.

-Descansa Lara. Recuerda que mañana volvemos a Tokyo.

-Lo se, lo se. Al menos he podido ver algo de Nueva York, y que mejor que poder hacerlo contigo.

Suelto una risa baja. El me mira serio y se lame los labios, se lleva las manos a los bolsillos y da un paso hacia mi.

No puedo decir nada ante la cercanía, su cuerpo me intimida un poco. Le siento acercarse a mi, ¿me va a besar? . Sus labios húmedos chocan con mi mejilla haciendo un sonoro ruido.

Intento no sonrojarme pero no funciona.
Me acaba de dar un beso en la mejilla.
Mi corazón va muy rápido, puedo sentirlo.

-Espero que descanses bien.

-Oh, claro que lo haré.

Ambos reímos y yo entro a la habitación. Suspiro y me dejo caer tras la puerta, me muerdo el labio con una sonrisa y llevo mis manos a mi pecho.

Mitsuya sabe lo que hace y me gusta que sea decidido consigo mismo.

Mañana vuelvo a Tokyo, miraré a ver si puedo comprar algunos recuerdos para mi hermano.

(...)

-Bien ya nos vamos.

Miro al rededor y Rindou aun no a llegado.

¿Donde esta? ¿Le ha pasado algo?

-¿Donde esta Rindou? -pregunto yo y Sanzu asiente a mi lado .

-Llegó a la madrugada, diciendo que quiere dejarlo y retirarse . -Hina nos dice, mirandonos a cada uno.

-¿¡Que!? -decimos todos a la vez.

-¿Porque eso tan de repente? - pregunta Yuzuha.

-No lo sabemos pero no hemos insistido más. A recojido sus cosas y se ha ido del hotel.

Sanzu y yo nos miramos de reojo y luego a partamos la vista. A ver, ¿no puede ser todo por lo que pasó en la fiesta? ¿No? No quiero meterme donde no me llaman... así que es mejor dejarlo estar.

Se ha ido. Ya está. No se el porqué pero debo seguir a lo mío.

-Bien, vamos al aeropuerto.

(...)

(...)

Llego al hospital, y antes de entrar me llega una notificación, alguien me ha echo una transferencia.

1,10 millones han sido añadidos a tu cuenta bancaria.

Casi me caigo al suelo, ¿cuanto? Lo miro de nuevo, supongo que debo de acostumbrarme.

Entro y subo a la habitación de mi hermano.

-Ayatooo.

Canto su nombre dulcemente pero se que no me va a responder. Suspiro al entrar, frunzo mis labios al verlo en el mismo estado.

-Ayato, he ido a Nueva York, es muy hermosa. Te he traído recuerdos, mira.

Saco la bolsa llena de imanes, camisetas, muñecos y gorras.

-¿Te gustan? Espero que sí. Cuando despiertes te llevaré a Nueva York. -agarro su mano y la apreto con fuerza- También, he conocido a un chico, ya sabes, el gran diseñador Mitsuya conocido mundialmente, nada del otro mundo.

Río pero me vuelvo seria y sigo hablando.

-Yo le gusto pero yo no me siento preparada, es mi jefe y no se muy bien lo que siento y si esta bien o no. Me vendría bien que te despertarás y me iluminaras con tu sonrisa.

La puerta se abre de un estruendo. Un médico entra con una libreta en la mano y se dirije a mi.

-Señorita Lara, ¿podemos hablar fuera?

Trago grueso. Porfavor, que no sea esto como en las películas.

-Sí.

Hilos unidos -Takashi Mitsuya-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora