• Dioses •

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Vegetta se había quedado dormido, no lo había hecho en casi toda la noche y por eso mismo sus compañeros no evitaron que este durmiera mientras ellos navegaban a las tierras desconocidas.

¿Cómo solucionaremos esto? —preguntó Alexby con una voz de tristeza.

No puedo entender bien lo que está ocurriendo y tampoco se me ocurre una manera de solucionarlo —contestó Willy.

Quiere a Vegetta... ¿Que haremos si lo captura? No sabemos cómo enfrentar a Erika —dijo Fargan.

No podemos dejar que lo capturen —respondió alzando un poco la voz Jesús.

O quizás... Esa sea la solución para que termine todo esto —comento Victoria mientras miraba a Vegetta—. Erika está convencida en que el puede ayudarla y la verdad no entiendo porque...

Es nuestro amigo, aunque el sea la solución nos preocupamos por el —Herny tenía razón, aunque Vegetta fuera la solución no harían que él solo se enfrentará a Erika.

Mientras Jesús observo que la chaqueta que traía Vegetta tenía sangre en su brazo derecho.

Vegetta está sangrando —dijo, todos voltearon rápidamente, le movieron un poco la prenda y observaron que tenía una cortada profunda.

Tenemos que curarle rápido...

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Vegetta se despertó en un pastizal muy verde, había flores y algunos árboles grandes al rededor del valle, había una cascada que terminaba en un lago a unos cuantos metros de el, el cielo estaba azul con algunas nubes.

Mgh, ¿Dónde estoy? —no reconocía el lugar, todo era como un paraíso, se sentía una paz que daban ganas de dormirse o querer quedarse ahí.

Miro un poco más, logro divisar una estructura con toques griegos, se levantó con cuidado, sentía un pequeño ardor en su brazo pero no le tomo importancia, de repente sintió una presencia atrás de él, no estaba armado, no tenía nada en su inventario así que lo único que le quedó fue girar.
Vio como tres figuras aparecían enfrente de el, los reconoció por las pinturas, los dioses, pensó.

Dioses —se inclino levemente en señal de saludo.

Joven Vegetta —saludaron amablemente—. ¿Todo está bien en el mundo mortal? —preguntó el primer dios.

Saben bien que no —contestó con tristeza—. Es Erika, la joven que causó la batalla años atrás...

Nos lo imaginábamos —dijo el segundo dios.

¿Por qué no ha obtenido la paz?

Ella aún no a perdonado, su corazón a guardado mucho dolor y rencor durante estos años, no podemos ayudarla si ella no nos lo permite —respondió la tercera diosa.

Ella está convencida en que yo puedo ayudarla pero n-no sé cómo dioses, necesito su ayuda —Vegetta estaba un poco perdido, no sabía con claridad que tenía que hacer.

Vegetta, escuchanos, debes de encontrar la piedra que años atrás creamos —el nombrado asintió—. Una vez la tengas encuentra la isla en dónde están las piedras con nuestros símbolos.

> Una Leyenda De Piratas <Donde viven las historias. Descúbrelo ahora