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— ¿Que tu quieres qué?— preguntó Jungwon impresionado hacia el rubio a su lado, era el día siguiente de la fiesta y esta vez si pudo ir a su "reunión nocturna" con Jay.
— Salir contigo, ya lo repetí tres veces, Jungwon.
Y es que el menor no se creía la propuesta de su mayor, no por que fuera su primera cita o algo parecido, al contrario, ya había tenido algunas tiempo atrás, pero esta vez era raro y a la vez especial, por que era... Jay.
— Lo sé, perdón, pero es que...
— Si te preguntas si sería como una cita, sí, es esa mi intención. No preguntes cinco veces lo mismo de nuevo, por favor— rogó el mayor divertido mientras terminaba su cigarrillo y sacaba otro de su cajetilla.
Jungwon permaneció en silencio unos segundos mientras daba un trago a su bebida dulce de cada noche, luego habló.
— Está bien.
— ¡Genial!— festejó el más alto—. Mañana paso por ti a tu casa, no olvides tu leche de fresa.
El menor sonrió: — ¿A dónde me llevarás? ¿Por qué debería llevar mi leche de fresa a una cita?
— Haces muchas preguntas— dijo Jay dando una calada, no sin antes dar su tipica sonrisa.
— Tú eres quien no especifica nada— puchereó Jungwon, cosa que el mayor no pasó por alto.
— ¡Oh, por Dios! No hagas pucheros.
— ¿No?— retó el menor— ¿Por qué?
Jay no respondió y sólo veia al suelo.
— ¿Por qué..?— insistió Jungwon formando un puchero más notorio a propósito sólo para molestar al contrario—. Dime, dime, dime...
— Por que me dan ganas de besarte cuando lo haces.
Jungwon debía admitir que estaba al borde de el colapso, sin embargo, no lo hacía. ¡Bah! No debería sentirse tan nervioso al escuchar esas palabras salir de Jay... Pero lo estaba haciendo. ¿Cómo hacía para expresarse pareciendo desinteresado pero todo lo contrario a la vez?
Alrededor de sus cortos 19 años, Jungwon había generado muchas interrogantes; tales como ¿Qué es primero, el huevo o la gallina? U otra como ¿Qué es primero, el cereal o la leche? Pero había una que no paraba de resonar en su cabeza en ese momento y lo estaba abrumando, así que decidió sacarla:
— ¿Te atraigo?
Jay posó su vista en él, lo recorrió de pies a cabeza como solía hacer y luego se encogió de hombros.
— Creo que no hay otra explicación— musitó burlón.
El menor había conocido a muchas personas, con distintas personalidades, distintas formas de pensar, distintas formas de expresarse o reaccionar ante cualquier situación, pero ninguna de esas personas lo hacía cuestionarse tantas cosas con sólo decir un par de palabras.
