O1O (1/2)

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— Joder

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— Joder...— murmuré, ya me estaba cansando de caminar en círculos en mi habitación por tanto tiempo.

Bufé y por sexagésima vez miré mi reloj;

11:26 p.m.

Lo que le quería preguntar a Jay la noche anterior era la hora a la que vendria por mí, y vaya que tenia varias razones para preocuparme.

¿Y si mi madre nota mi ausencia en medio de la noche? ¿Y si Jay llegaba normal a tocar la puerta? Sería un desastre si mamá viera que no me junto con el hijo de los Park, como ella piensa. ¿Y si Jay no viene por mí? ¿Acaso aluciné que tendría una cita? ¿Y si ya no me quiere?

Dejando de lado mis irritantes cuestiones -por que acepto que llego a ser irritante a veces mientras me rompo la cabeza contra el escritorio estresado: — ¿A quién carajo se le ocurre tener una cita pasadas de las 11.00 p.m?

Todo mal...

Tengo puesto un suéter suéter blanco con un gatito en medio, un pantalon de mezclilla y unas Timberland color negro. Luzco genial, no mentiré.

Sin embargo, mis ánimos bajaban poco a poco mientras los minutos pasan y no había rastro de Park.

— Idiota— murmuré, no sé si para Jay o para mi mismo.

Siempre pasa esto, me invitan a algún lugar, acepto, me arreglo, me emocionó y luego me dejan plantado o me cambian para ir con otra persona, es tan estúpido que parece anécdota, pero es verdad. Debería dejar de...

Un par de piedritas chocan contra mi ventana, sacándome un buen susto en medio de la antes silenciosa noche, mamá y papá duermen. Rápido me acerco a el objeto de vidrio y desde arriba veo a el estúpido de Jay. ¿Merece mis infantiles insultos? Si, su necedad me hace desesperar a veces y creo que si ustedes estuvieran en mi situación tampoco la pasarian bonito.

Abro silenciosamente la ventana y me ve desde abajo, sonriéndome como siempre y mostrando sus casis imperceptibles hoyuelos desde donde estoy yo.

— Baja, Rapunzel— susurra lo suficientemente fuerte para escucharlo. Es consciente que la hora es un desastre y que podria ser descubierto, pero como siempre, le importa una mierda y muestra su sonrisa. Lo admiro tanto.

Me paso por encima de la ventana, la cierro tras de mí y bajo cuidadosamente por las escaleras de emergencia que rechinan hasta cuando el aire choca contra ellas.

— Hola, Wonie.

— Hola, idiota— le sonrío falso.

Una vez llego a donde el me abraza por detras situando su mentón en mi hombro: — No te enojes. Tuve unos inconvenientes, pero aqui estoy.

Su tacto me hace temblar levemente, nunca me habían abrazado de esa manera tan... ¿Íntima? ¿Podria considerarse eso "intimo"? Puede ser, pero no es tanto el propio abrazo, sino quien es el que me lo da. Jamás me imaginé a Jay de esa forma, ya que mi imagen sobre el siempre fue alguien burlón, interesante, infantil y adicto a el tabaco.

𝗦𝗧𝗥𝗔𝗪𝗕𝗘𝗥𝗥𝗜𝗘𝗦 𝗔𝗡𝗗 𝗖𝗜𝗚𝗔𝗥𝗘𝗧𝗧𝗘𝗦Donde viven las historias. Descúbrelo ahora