O18

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— Oh, por Dios

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— Oh, por Dios...

Desde su cama, Jay veía asombrado a Jungwon quien le relató lo que había pasado con su madre.

— Lo último que me dijo fue que no esperaba que me fuera de casa o algo así, simplemente... Simplemente está ofendida por mi supuesta traición y no planea prestarme atención así lo requiera.

— E-Esto es mi culpa, no debí dejar que te quedaras aquí tomando— el rubio comenzaba a despeinarse con las manos en un signo de arrepentimiento y nervios—. ¿Entonces?

— ¿Entonces, qué?

— ¿Qué planeas hacer? ¿Dónde vas a comer? ¿Estarás cómodo viviendo aún ahí? Mierda, esto es mi culpa.

— Jay— sentenció el menor y los ojos del contrario se posaron en los suyos—. Estaré bien, no será muy distinto a mi dia a día, creo que lo único que haré será trabajar. Lo he pensado y pediré empleo donde trabajas.

— Won...

— No te preocupes, ¿está bien?

El menor se levantó de la silla de Jay y le dio un pequeño beso en la mejilla para luego volver a su lugar. Había faltado a la escuela para ir a casa de Jay y contarle la situación. El mayor ofreció su casa para quedarse en ella, pero viéndolo en perspectiva, resultaba aún peor. Podrían ser descubiertos por el señor Park y ciertamente no quería problemas con familias ajenas.

 Podrían ser descubiertos por el señor Park y ciertamente no quería problemas con familias ajenas

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Pasaron días, semanas, tal vez casi un mes desde el inconveniente entre Jungwon y su madre. No se dirigían la mirada, si su padre era distante antes, ahora casi no se inmutaba de su existencia. Cenaba en su habitación con comida que financiaba él mismo y solo salía a la escuela y a casa de Jay.

Por su parte, el rubio, también pidió empleo de forma definitiva en la tienda de útiles escolares. Ambos fueron aceptados sin problema alguno y aunque su paga no era la más apropiada, eran felices. Constantemente Jay invitaba a Jungwon a dormir a su casa para evitar que el menor se sintiera incómodo en su propio hogar.

Hacían bromas sobre que parecian recién casados sosteniéndose con el sueldo mínimo, que, aunque no faltaba mucho para que fuera una realidad, les era cómico el pensar en su forma de vivir anteriormente.

𝗦𝗧𝗥𝗔𝗪𝗕𝗘𝗥𝗥𝗜𝗘𝗦 𝗔𝗡𝗗 𝗖𝗜𝗚𝗔𝗥𝗘𝗧𝗧𝗘𝗦Donde viven las historias. Descúbrelo ahora