O13

1.2K 201 77
                                    

Maratón: 1/5

No soy alguien que confie en la aplicación de mapas que hay en mi teléfono o algo así, de hecho, soy fiel creyente que la experiencia es mejor que la tecnología

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

No soy alguien que confie en la aplicación de mapas que hay en mi teléfono o algo así, de hecho, soy fiel creyente que la experiencia es mejor que la tecnología. Es decir, que es mejor tratar de conocer las calles en persona que buscarlas en internet y probablemente extraviarse a medio camino. Lamentablemente cai en la necesidad de usar "Maps" y ahora que me encuentro en camino a la casa de Jay, de noche y sólo, creo que estoy perdido.

Y es que al parecer era en el barrio de "los vagabundos y drogadictos" como mi madre solía llamarle, el que está literalmente a unos minutos de mi casa, pero he pasado por tantas casas que hasta el número es cuestionable debido a la pintura desgastada que tendría que marcarlo.

Las calles estaban llenas de niños jugando en la tierra a hacer pasteles de lodo, además de señoras platicando entre ellas y riendo de ello. Sonreí. Me hubiera gustado hacer todo eso en mi infancia, pero preferia quedarme en mi cuarto a el regaño de mi madre por tener la ropa sucia.

El nombre de la calle que me dio Jay es "ENGENE" pero ya ni siquiera sé si es donde estoy. Alcancé a ver a un señor que caminaba tranquilamente por la acera, así que decidí pedirle ayuda.

— ¿Disculpe?

— Dime.

— ¿Sabe usted si esta es la calle ENGENE?

El señor sonrió un poco: — No, señorito. Usted se encuentra en la calle STAY.

Entonces el amable señor me dio las indicaciones correctas para llegar a la calle y estando ahí ubicarme de una formas más fácil. Pasé por la calle ARMY, MOA Y NEVERLAND, minutos después llegué a mi destino. Rápidamente pude divisar el número 553 en una casa, la de Jay. Sonreí victorioso y le agradeci mentalmente al señor. Apresuré mi paso, los nervios y la emoción me carcomían, sería la primera vez que te recogería para una cita y aunque suene tonto, es motivo de mi pequeña felicidad.

La casa de Jay no era muy grande ni muy pequeña, me atrevía a decir que era la más grande de esa calle, lucía encantadora con esas bonitas flores decorando el jardín. Tomé aire y me acerqué a la puerta, pero un estruendoso ruido desde adentro me hizo sobresaltar sin darme oportunidad de tocar. Sonó como si algo pesado hubiera caído.

— ¡Eres un idiota!

— ¡Cállate, padre!

— ¡No me levantes la voz, maldito estúpido! ¡Sólo estorbas aqui, te lo he dicho muchas veces!

El ruido de un objeto de ruido cayendo me hizo retroceder aún más.

— N-No digas eso...

𝗦𝗧𝗥𝗔𝗪𝗕𝗘𝗥𝗥𝗜𝗘𝗦 𝗔𝗡𝗗 𝗖𝗜𝗚𝗔𝗥𝗘𝗧𝗧𝗘𝗦Donde viven las historias. Descúbrelo ahora