La Dama de la Nada

Parte 20. Los sellos de la Espada del Otro Mundo.

La Generala Ana Magna, Jefa Suprema de las Escuadras de Defensa Intergaláctica de Imgram, un androide parcialmente biológico que combina una rápida regeneración gracias a nanotecnología cuántica, micro-reactores de fusión nuclear y antimateria, que le brindan una fuente casi infinita de energía, con una conciencia extremadamente desarrollada, es sin duda la guerrera más poderosa de su imperio y de todo el universo Redfire, con excepción de los aprendices del Guardián.

Ahora está atrapada en la frontera material que existe entre el espacio circundante y la singularidad de la luz número 6 del complejo de defensa intergaláctica de Imgram. Nunca antes había ocurrido algo así, la razón de esto es la Espada del Otro Mundo, un misterioso objeto encontrado hace millones de años, pero que se sabe no pertenece a ese universo. En esa situación La Generala siguió recordando su primer encuentro con la espada.

- Nilix, dime una cosa ¿sobre las lecturas atípicas que me comentas, cuándo empezaron?

- Cuando ingresaste al complejo de investigación, no tengo ninguna duda, el objeto reaccionó a ti.

- Pero el funcionamiento de mis nanobots no puede ser afectado por tecnología tan simple.

- Ese objeto no es tecnología simple, por el contrario, es muy complejo, y lo que puedo suponer, es que su efecto no está ligado al mundo material, sino al psíquico. Te explico, esos nanobots, los que poseen los guerreros cercanos a la Conciencia, fueron mejorados por científicos Opryopses, usando "sellos de conciencia", esas técnicas son las que evitan que tus reactores puedan ser manipulados por una fuerte presencia psíquica, el detalle está, en que las lecturas en el objeto, que se activaron desde que llegaste se encuentran en ese tipo de espectro. Aunque es arriesgado, me gustaría que tocaras el objeto.

- ¿Qué? ¡No! Eso no pasara. Es un riesgo, como dices.

- Realmente si, lo es. Pero es la única oportunidad que tenemos de comprender un poco más la naturaleza de este objeto, de todas formas desde mi punto de vista, tenemos una bomba de tiempo entre manos, que puede explotar en cualquier momento, así que, debemos arriesgarnos en controlarla y comprenderla cuanto antes, si no, otros pudieran hacerlo o hallar objetos similares y eso significaría un grave riesgo para Imgram.

- Bueno, aceptaré tus palabras, voy a confiar en ti, si crees que será ventajoso arriesgarnos, tocaré la espada.

Apenas la Generala se disponía a dar los pasos en sentido al montículo sobre el que levitaba el objeto, se vio envuelta en una potente luz, pudo escuchar un murmullo de voces, pero no comprendía el idioma en que se expresaban, luego las voces se convirtieron en un rumor, una vibración, y entonces, sintió como algo se aferraba a su brazo izquierdo, sintió una calma extraña, algo familiar, conmovedor.

- ¿Quién eres?

- Yo soy todos y soy ninguno.

- ¿De dónde eres?

- Estuve en muchos lugares, pero no pertenezco ya a ninguno.

- ¿Eres amigo o enemigo?

- Soy enemigo de tu enemigo.

- ¿De Axius?

- No

- ¿De quién?

- Aun no lo conocen, pero lo conocerán.

Al disiparse la luz, la sabia estaba de frente a la Androide, la veía con detenimiento.