La Verdad No Contada || Taehyung X Jungkook

°•°15°•°

🍃¿Dónde estoy?🍃

El dolor de la cabeza le era muy vergonzoso, y lo era aún más, el no saber en qué tipo de habitación estaba, o a quien le pertenecía.

Podría ser de una de sus sasaengs, un secuestrador, un oportunista o incluso no ser un "él". ¿Estaría en un motel? ¿En una cama para exorcizar personas? De ser así, le gustaba la idea. Porque era realmente cómoda y grande.

Jungkook seguiría pensando estupideces, pero una conversación desde afuera le distrajo.

—Min, a este paso no solo te va a decir que te odia, lo va a hacer.

—Te agradecería que te pongas en mí lugar. Tú conoces a ese maldito, y no me apoyaste mientras Kim y yo discutimos.

—¿Discutir? — carcajeó con sarcasmo —Le restregaste en la cara que sobrevive en el mundo obsceno. Bien, tienes mucho dinero, pero ¿no pensaste el porqué no quiere depender de ti?

Un silencio se presentó, ¿De quien hablaban? Los ojos del pelinegro se definieron y recién recordó que no era la primera vez que estaba en esa habitación.

—Taehyung... — Susurró con gratitud, pues recordó la vez que le prometió que nunca volvería a entrar.

Se levantó de la cómoda cama y se paró frente a un espejo de cuerpo completo. Estaba del asco. Cabellos alborotados, ropa desarreglada y ajada, y una mancha blanca sobre el cierre de su pantalón.

—Iuh — soltó asqueado, volvió a verse de pies a cabeza y... —. Se apiada de los desconocidos — sonrió enternecido.

Llevó sus manos hasta detrás de su cabeza, desatando un seguro, y así sacándose la máscara del personaje Baby Groot.

Dejó la máscara sobre una mesita y vió al lado de esta una nota. La tomó.

"No diré en dónde te encontré, ni quien soy. Solo te traje a mí casa porque no sabía dónde vivías.

Tranquilo, no vi tu rostro. Fui cuidadoso al momento de cambiarte, no limpié tu maquillaje tampoco. Puedes hacerlo en mí baño, tengo productos que te serán útiles.

Si tienes algo importante que hacer, toma prestada mí ropa. Puedes dejarla en la puerta luego de lavarla, o comprarme otra. Como gustes.

Los tipos de afuera... Solo ignoralos, son unos idiotas, o al menos uno en específico. El punto es que, me debes una.

Adiós."

Aunque no se pueda ver, su corazón dio un vuelco. Besó el pedazo de papel y lo guardó dentro del forro de su celular.

¿Era el mismo Taehyung que compartía universidad con él? Sabía que tenía un lado piadoso.

Dejó sus ilusiones pubertas de lado y se desvistió por completo. Tomó una toalla del ropero y se adentró al tocador. Una larga ducha en la tina con velas aromáticas alrededor, era increíble y relajante.

Se vistió con la ropa de Taehyung, la más grande que encontró. Al dueño le quedaba como salido de revista, pero el pelinegro parecía usar pijama.

Suspiró y salió de la habitación. Cerró la puerta a sus espaldas y sus ojos casi se salen al ver a un pelicafe, en pijamas, comiendo cereal con leche en un tazón grande.

Se miraron por unos segundos —¿Hobi? — Preguntó anonadado.

El nombrado se atragantó, dejando su desayuno en el mesón para poder escupir el contenido de su boca, manchando el piso y salpicando los zapatos de Yoongi que sorpresivamente aparecieron para presenciar el asqueroso momento.

—Ahora me compras unos Jordan. — Avisó ahorrándose el enojo. El impostor desconocido no merecía verle, ni observarle sus emociones.

>>¿Quién eres? — Soltó sin rodeos, criticándolo por millones con la mirada —Mí Taehyung no es un chico fácil, así que ríndete.

Hoseok soltó una carcajada —¿"Tu" Taehyung?

—Cállate antes de obligarte a limpiar mis zapatos con tu lengua.

—¡Dios! ¡Ya no hay respeto por nada! — Se cruzó de brazos, sabiendo que el gatuno no era capaz de cumplir su palabra.

El castaño por otro lado, no pudo poner atención a la clase teórica, la preocupación de como despertaría, si se desataría una pelea con el dramático de Min, si descubría quién era, si tenía hambre, si había enfermado, no dejaban en paz su mente.

Taehyung no desayunó, por ende, no cocinó para nadie. Sus archivos quedaron regados sobre su escritorio con su nombre resaltado. Sin embargo, se repetía que preocuparse era en vano. Cuando cargó al tatuado en su espalda, podía ver qué no estaba en sus sentidos. Así que posiblemente esté confundido al no recordar nada.

De igual modo...

—Agh — sacudió su cabello con desespero —... Debí quedarme en casa.

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