AÑO 3

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Crowley llevaba una vida...normal hasta cierto punto. Misma rutina, pero con la diferencia de que ahora hacia más cosas en la librería. Intentaba mantener aun en pie el lugar. Debía ser así. Su ángel se sentiría mal si no encontrara su amada librería activa, y en el buen estado que la dejo. Había dejado de pintar. Se conformaba con las pinturas que pudo retratar de Aziraphale. Rubio, ojos azules que solían cambiar y...una pálida piel.

El demonio había lidiado con pocos clientes y compradores de bienes bastante molestos. Recordó el suceso de las ventanas rotas. O los intentos de robo que pudo prever. O incluso cuando algún imbécil escribió amenazas, pegándolas en las ventanas de la librería, o los grafittis....como odiaba los grafittis. Seguía siendo un demonio y con la fuerza que aún conservaba, la librería era custodiada por él.

Pero ahora, el día pintaba para ser bueno. El sol, las personas que caminaban alegremente por la calle, todo como un día excelente. 

Los humanos siempre tenían cosas que ofrecer. , y Crowley estaba...curioso. Quería dar un paseo, y eso haría.  Como un recordatorio permanente, Crowley opto por mantener parte de  Aziraphale con él. Una pulsera a base del moño del ángel. 

 Salió de la librería, asegurándose de cerrar todo y de cierta forma, mantener el lugar protegido.

-Saldremos ángel, hemos estado encerrados un buen tiempo.

Aziraphale comenzaba a ser un recordatorio de paz y bondad para el demonio. Y como olvidarlo, amor. Uno bastante fuerte.

Crowley recorrió la mayor parte de la ciudad con el Bentley. Había pasado tiempo en la que el demonio no había sacado al Bentley , y ahora todo estaba en relativa calma.

-¿Lo ves ángel? Este lámpara será útil...decorara un poco tu librería.

Hablaba con aquella pulsera como si Aziraphale estuviese ahí. Señalaba una lámpara de tartán,
la cual no estaba mal. El demonio después de haber vendido su departamento, veía cómodo decorar al que ahora era su hogar. Un paseo con su Bentley no haría daño. Y ahora, lo manejaba con gusto, y Queen se reproducía de fondo. No es que el demonio se molestara con la elección de música. Somebody To Love sonaba cuando Aziraphale estaba a su lado. La canción era más para el demonio que para el rubio que ya no se encontraba.

-Oh mi ángel... He comprado la lámpara, y un traje para mí. Me gustaría que lo vieras. También... un viejo libro. Podre repararlo y agregarlo a tu colección. Te gustara, lo sé.

Acomodo las cosas en el auto clásico.
Regresaría feliz a su librería. La que había cuidado evitando que se cayera en pedazos. Nada estaba preparando al demonio para lo que ocurriría...

Como si Dios o Satán mismo no estuviesen conformes con su sufrimiento, la librería estaba diferente. Algo habían hecho.

Bajó de su Bentley inmediatamente. Corrió dentro, y vio como habían destrozado y desordenado el lugar. Olía a azufre...estaba seguro que era eso. El infierno. Era cosa del maldito infierno.

El demonio había lidiado con pequeños ataques, creyendo que eran los humanos....debió saberlo. Debió prevenirlo.

Los retratos de Aziraphale estaban destrozados. Los libros estaban tirados, desordenados, las paginas arrancadas. El demonio o los demonios que hicieron esto habían planeado de manera meticulosa esto. Ademas, identificó ...algo nuevo. Esto era diferente. Un nuevo demonio quizás...Crowley conocía a cada uno de esos (o por lo menos, a los más importantes). Quien quiera que hubiese sido, escapaba del radar de Crowley.

-¡HIJOS DE PUTA!

El demonio no contuvo el grito. Estaba completamente molesto, enojado, rabiado.

-¡VOY A DESCUBRIRTE MALDITO BASTARDO!

Tear Me ApartDonde viven las historias. Descúbrelo ahora