Lunes (2)

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Crowley estaba atónito a lo que escuchaba. 


Romel le ofrecía la oportunidad de ver a Aziraphale. 

Y Romel sentia que debia hacerlo, a pesar de las órdenes de Gabriel. 

—¿Estas seguro?....

El demonió pelirrojo abrió los ojos enormemente. Era verdad que no sería lo mismo volver a ver a Azira... Eizira nuevamente. Pero deseaba ver a su ángel..aún con el gran cambio que este experimentó. Seguro que Aziraphale debía recordar algo de él. Pero en parte, sabía que no podía ser así. Incluso él tenía recuerdos difusos como ángel, pero sin embargo, era probable que no lo recordara del todo. La cuestión era si Aziraphale podría reconocerlo. Si podía estar con él...






Romel estaba completamente contradecido. Sus cambios físicos eran notorios...Si el demonio Eizira pudo verlos, entonces Crowley también. Lo único que él no entendía, era el por qué. Jamás había dudado. Jamás había cuestionado lo que su creadora ordenaba. Era de los últimos que planeaba hacer algo así..hasta ahora, claro. Sin embargo, se degradó en una semana y eso era poco que decir.  Quizás su conviviencia con los demonios aceleraba su proceso de ángel caído... Romel pensaba muchas cosas y no sabía si todas eran correctas. No sabía que pensar ni que decir, y es que él tenía miedo. Un miedo que se genera en el estomago e incomoda terriblemente, una sensación que no sabía como quitarse de encima. 

Crowley conducía el Bentley. Notaba a Romel callado.

—¿Pasa algo? Estas muy callado. — El demonio había recibido la dirección y no esperó. Condujo tan rápido como pudo y llegaron al lugar. Sin embargo, podía ver al ángel callado. Quizás ya se había dado cuenta...

— ¿Perdón, qué dijiste? — Romel solo sintió el frenón fuerte, sintiendo con fortuna el cinturón de seguridad en su cuerpo y la leve voz del demonio. 

— Que estas muy callado... ¿Por qué? 

—Oh... bueno... — Romel se sentía tenso y bastante nervioso. Su cabeza no daba más que para sus dudas y una forma de salvarse, pero ni siquiera sabía como. No quería hacer nada y a la vez quería hacer todo. — No es nada... Vamos.

—Realmente estaba pensando que lo habías descubierto.

Esto sentó mal a Romel

—¡¿Descubrir qué?! — el ángel estaba alterado y muy molesto.  Sonó grosero y bastante mal anímicamente. Romel pudo controlarse porque sabía que no era correcto gritarle de la nada.  —Solo entremos... — con mas calma, entró al edificio con él. 

En silencio entraron y pudieron llegar al departamento de Eizira. 

El demonio estaba bastante nervioso. 

—¿Crees...que él recuerde algo sobre mí? — Quería lidiar con sus propias dudas. Y este era un modo. 

—Crowley...simplemente no lo sé. He hablado con él. Solo te conoce por fuera... No creo que te recuerde tal cual. Deberías saberlo — Romel entendía la duda del pelirrojo, pero Eizira solo veía a Crowley como a cualquier otro demonio, y esto era lo que no quería decirle. Veía a este tan ilusionado y nervioso, y tambien hecho una maraña de emociones confusas. Romel decidió tomar el control de la situación ya que el otro estaba petrificado, y tocó la puerta. Los segundos de espera eran eternos, y entonces la puerta se abrió.

Tear Me ApartDonde viven las historias. Descúbrelo ahora