Revelaciones

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Romel se encontraba al tanto de Crowley. Desde que encontró a este con ese temblor en las manos, no despegaba su atención de este.

Y por supuesto, Romel se daba cuenta de a poco que sus cambios estaban avanzando. Tal como una enfermedad, carcomiendo su alma pura y convirtiéndolo en un próximo caído. Pero dejaba eso de lado, enfocándose en Crowley. No quería ni recordar que le estaba pasando, pero estaba deseando no olvidarse de Crowley en caso de que fuese inevitable caer. Podría salvarse pero ni él estaba seguro de si era correcto. En el fondo, una parte de él deseaba caer y seguir como demonio. Quizás no sería tan malo... pero siin embargo, ahora solo queria cuidar de Crowley. 

El demonio siempre estaba rondando en sus pensamientos desde que estuvo consciente de que Crowley en sí, era alguien hermoso.


Por esto pasaba su tiempo con él. Claro que ahora, no quería agobiarlo. 

—¿Quieres algo de tomar Crowley? — Notaba a este algo "ido". No reaccionaba mucho.

—Por Satán, sí. Vino. Estaría bien. — Parecía haber salido un poco del trance. Estaba ya un poco más animado pero parecía tener la mente en otro lado aún.

—Bien...— Decidió ver si habría algo de vino en el departamento. O igual podría chasquear los dedos y obtener un buen vino. Para su suerte, lo encontró en un minibar de la casa, para después aparecer dos copas de vino. Llegó a la habitacion con Crowley y le sirvió  — Si quieres hablar de lo que sucede...por mi esta bien. Puedes desahogarte Crowley. Sabes que nunca podría juzgar lo que sientes. Debió ser duro para ti pero no quiero que te sientas así.— Romel esperaba que esto ayudara.

Crowley temblaba un poco y era notorio. Haber atacado a Eizira por defender a Romel por una intuición era algo que él jamás haría. No se dejaba llevar siempre por sus sentimientos. Pero esto era fuerte y esto lo derribó, haciendo que atacara al otro demonio sin piedad. 

—Yo... esperaba que Eizira se detuviera. Sabes, tuve el impulso de protegerte. Así como con Aziraphale. Es decir, intento decir que... Me recuerdas bastante a él y por supuesto que no dejaría que atacaran a un amigo. Pero entonces...ver a Eizira así...y pensar que prácticamente tiene la cara de él... No sé cómo pude atacarlo. Jamás atacaría a Aziraphale — Mostraba un arrepentimiento genuino. Parecía intentar convencerse de que nunca atacaría a Aziraphale de ser necesario. Pero el demonio jamás pensó en esto. Ni siquiera pasó por su mente, aun sabiendo que ambos pertenecían a banos contrarios y que en caso de darse el apocalipsis, tendrían que enfrentarse de todos modos.
Pero la situación era diferente ahora. 

—Hiciste lo que creías correcto.Si te hace sentir mejor,  yo...te agradezco que lo hayas hecho — Romel quería hacerlo sentir mejor a toda costa. Tomó su mano, en un intento de calmar el leve temblor que se disipaba lentamente.

Y Crowley se sonrojó ante su toque. Estaba confundiendo a dos personas diferentes. Romel era diferente a Aziraphale pero la esperanza de que por alguna razón, su angel rubio estaba vivo, seguía latente. 

Tenía que entender que Romel no era Aziraphale...pero una parte de él quería creer otra cosa. 









Michael estaba frente a Eizira. Este ya estaba consciente.

—Ya he dejado de ser un peligro. Dile al pelirrojo que lo disculpo por golpearme.

Ella solo ignoró a Eizira. De todas formas tenía mucho que pensar.

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