AÑO 4

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Gabriel y Michael pasaban gran parte de su tiempo en la librería. No es que se hayan mudado, pero el lugar era agradable. Ambos se cubrían las espaldas, siendo Gabriel el que pasaba mayor parte en la tierra, y por ende, otorgándole protección al demonio, aunque Crowley se mantenía molesto ante la presencia de este. Había pasado otro año. La protección que ambos ángeles daban al demonio y a la librería (porque el demonio fijó sus condiciones, y entre ellas, la librería era clave) había aminorado la venganza de Hastur contra este. Los conatos de incendio se redujeron desde que estos custodiaban el lugar. De no haber sido por ellos, probablemente el demonio lidiaría con una librería hecha pedazos. 

Los arcángeles habían podido encubrirse, siendo que ambos daban reportes y se habían asignado "tareas" (las cuales involucraban hacer pequeños milagros a humanos desdichados,y también realizar reportes sobre la tierra y su estado después del ·No apocalipsis". Idea de Gabriel). Por parte de Michael, Uriel estaba encubriéndola. Y por parte de Gabriel, este estaba siendo cubierto por Romel, un ángel del grado similar a Aziraphale y que estaba a mando de este.

Ahora los tres estaban en la librería. Estaba cerrado. El lugar estaba silencioso, cosa que dejó de ser un problema para estos seres desde hacia tiempo. En un principio Gabriel solo se mantenía sentado, sin nada que hacer. A veces atendía a los clientes pero era bastante torpe, y poco a poco conocía mas la librería. MIchael accedía a leer pocos libros, pero se le daba bastante bien atender. y a veces, los humanos le pedían citas,  pero como ser etéreo ninguno era de su interés.

Era domingo .La lectura mantenía  ocupado a Gabriel, mientras Michael ordenaba una sección de la librería. El demonio se encontraba reparando uno de los libros de Aziraphale, los de edición antigua que estaban debidamente guardados. 

Los tres seres convivían. Aunque Michael se había vuelto algo más cercana al pelirrojo. Quizás ahora comprendía porque Aziraphale era tan cercano a este. Crowley destellaba un mínimo de bondad. Lo podía sentir. Por parte de Gabriel, este no se llevaba bien, pero las pequeñas discusiones de estos se habían reducido. El arcángel había dejado de sentirse incómodo. 

Ambos arcángeles comenzaban a dejar de ver a Crowley como enemigo...lo que empezó como un acto de redención termino por ser algo que hacían con gusto. Crowley era distinto. Y ambos podían ver eso.

-¿Deseas que haga algo más en la librería? 

Michael siempre estaba dispuesta a ayudarlo. La castaña claramente no diría que Crowley era alguien completamente distinto rodeado de niños, sin embargo apreciaría ver a este obrando pequeños milagros demoniacos cuando veía algo injusto, en especial, cuando la situación involucraba niños. De momento le recordó a un arcángel, un gran amigo suyo...Pero de eso hacia tiempo que no lo recodaba bien. Este había caído.

-No, esta bien. Pueden irse, estaré bien. Su ayuda a servido, no han atacado.

Este seguía atento a la restauración. Era un libro bastante importante.

-Eso no significa que estés a salvo. No puedo permitir que te quedes solo. A él no le gustaría que te dejáramos solo.

La sola mención de esto llamo la atención del demonio,pero no haría nada. Era verdad. Aziraphale siempre procuraría mantenerlo a salvo. El ángel ya lo había demostrado.

-Bien. Pero recuerden dormir. Los cuerpos humanos lo requieren cada cierto tiempo, y por lo que sé, la ultima vez que ambos durmieron fue hace meses... Lo requieren.

-De acuerdo. Tomare en cuenta esto.

Dicho esto, Michael dejé que Crowley terminara su trabajo.


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