Sábado

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Romel se sentía mucho mejor. Más repuesto. Estaba muy tranquilo a pesar del repentino dolor que le había afectado. Salió de la habitación, estirándose y bostezando del sueño. El día anterior había sido un día bastante malo.  

Comenzó a notar un silencio en la librería. No era bueno. No si tenia a un demonio que cuidar.

No había nadie en la librería y esto no le gustaba.

El ángel comenzó a enloquecer por no encontrar a Crowley. Básicamente, estaba muy asustado. No podía fallar su primera tarea encomendada. Salió tan rápido como se lo pudo permitir. Fuera de la librería, no había nada que se le hiciera conocido. Pero necesitaba encontrar a Crowley. Recorrió parte de la ciudad, asustado a la vez que intentaba encontrar una forma que le ayudara a encontrarlo. Probablemente había ido a encontrarse con ese demonio.
Por algún motivo esto ponía de mal humor al arcángel. Simplemente no se creía que eso pasara. 



















Mientras tanto, el demonio Crowley solo estaba bebiendo en un bar cercano. Estaba ajeno a cada cosa que pasaba alrededor de él. 

-N-Nunca pedí ser un demonio

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-N-Nunca pedí ser un demonio...

Estaba terminándose la bebida. Entre todas las cosas que el demonio soportaba, algunas veces las situaciones le superaban.  Y no solo es recordar constantemente a Aziraphale. Esta el hecho de que sentía que algo malo iba a pasar. Lo podía sentir. 

Nuevamente volvió a aquel lugar donde se había desahogado la última vez. Por lo menos, aquella vez Aziraphale había aparecido frente a él, desincorporado, pero aun conservaba su esencia celestial detectable y reconfortante para él.

Crowley estaba dolido por el daño. A pesar de haber pasado 4 años, aún no se hacia la idea de que Azira no estuviese con él. La situación estaba afectando al demonio, y pretender que no era así le estaba acabando. Estaba harto. Quería acabar de una vez por todas con esto. Pero incluso así, mantenía su dignidad y no le daría el gusto a Hastur, especialmente a ese duque que solo estaba buscando verlo débil (mas de lo que ya estaba). Era contradictorio para él, por lo que solo bebió más y más. 

Ni se percató de cuando Romel entró, agitado y aliviado de encontrarlo.

-¡Estuve buscándote! ¡No vuelvas a hacer eso! Dios sabe que me preocupe por ti...

Se sentó justo enfrente del demonio. Romel estaba un poco mas calmado, pero molesto aún. 

-Crowley, querido, no siempre haces lo correcto...Pero es obvio, eres un demonio...Me asusté. Mi deber es cuidarte, se que no te gusta...pero en verdad me preocupé. Eres mi responsabilidad.

El tono molesto de Romel se suavizó. No le habían contado mucho sobre el demonio. Solo que tenia que protegerlo. Pero sentía una leve conexión con este, algo de empatía. Tenia que ser el único demonio con varios sentimientos que denotaban varias emociones a la vez, siendo algo de nostalgia, amor y una profunda tristeza, a la vez que dolor, enojo...y probablemente rencor.
Quería ayudarlo pero este (en lo poco y obvio tiempo que llevaba junto a este) se mostraba reacio a contar más sobre ese ángel pintado y restaurado. Solo los arcángeles y Crowley sabían de esto.

Tear Me ApartDonde viven las historias. Descúbrelo ahora